VALÈNCIA (EFE). La portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de València, Papi Robles, ha defendido que la solución para el hotel Sidi Saler, cerrado desde 2011, "es su demolición", pues "se encuentra sobre un cordón dunar, está fuera de ordenación sustantiva y no se puede recuperar la licencia".
Robles se ha referido así después de conocerse que el Ayuntamiento estudia, junto con la Conselleria de Medio Ambiente y la propiedad del hotel, la posibilidad de reabrir este establecimiento turístico, ubicado en la Devesa de El Saler.
"No se explica que, en un momento donde la presión turística es tan grande que se está expulsando a los vecinos y vecinas de València para hacer apartamentos, la señora Catalá esté pensando en reabrir hoteles en medio de un Parque Natural para que vengan todavía más turistas", ha señalado.
Según Robles, lo que se debería hacer es "poner orden en un modelo turístico de barra libre, que está fuera de control y está castigando nuestros barrios: acción contundente contra los apartamentos turísticos, tasa turística y limitación de los cruceros".
Sin embargo, ha dicho que la alcaldesa, María José Catalá, está "más por ampliar puertos y aeropuertos y abrir hotelazos en la Dehesa" y ha considerado que va "en sentido contrario y sin luces".
Por otro lado, Compromís ha denunciado también que entre el jueves y el viernes llegarán a València tres cruceros de los que podrían desembarcar 14.159 pasajeros, que a lo sumo pasarían nueve horas libres en la ciudad.
Ha destacado que, según la previsión de la Autoridad Portuaria de València, a la que ha tenido acceso el grupo municipal, el jueves, el MSC Seaside, con capacidad para 5.179 pasajeros, se detendrá por unas horas en València, y el viernes será el turno para el Costa Pacífica y el Arvia, con plazas para 3.780 y 5.200 personas.
Todas ellas, ha añadido, sumadas a las 4.000 personas que podrían haber desembarcado ayer del Anthem Of The Seas, sumarían una cifra superior a los 18.000 posibles turistas.
Sin embargo, la formación ha añadido que con paradas que oscilan entre las siete horas del MSC Seaside y las diez del Arvia, la fugaz presencia de estas decenas de miles de personas "difícilmente generará un impacto económico, más allá del balance medioambiental negativo provocado por el medio de transporte con el que llegaron a la ciudad".
"La mayoría de estos turistas, que desembarcan desayunados y en muchos casos deben regresar al barco a tiempo para comer, no solo no pernoctan en la ciudad, sino que ni siquiera comen en ella", ha lamentado Papi Robles.
Ha indicado que si los turoperadores no les explican la cultura local de l'esmorzar, cosa que duda, la mayoría de estos turistas, "al margen de lo que consuman de paso en los supermercados y tiendas para turistas, no dejan apenas un euro en la ciudad".
Sin embargo, ha asegurado que "el coste para València, a nivel ambiental, pero también en costes ordinarios como la limpieza y el mantenimiento de la huella que dejan a su paso, es altísimo".
Por eso, desde Compromís han reclamado al gobierno municipal medidas urgentes para "reconducir este tipo de turismo de beneficio cero y alto coste, que además genera enromes molestias a los vecinos de la ciudad, especialmente a los del centro, al incorporar en un reducido número de calles a miles de ciudadanos en un margen estrecho de horas del día".
Han recordado que en junio ya propusieron que el gobierno municipal adoptara unas medidas iniciales y de urgencia para tratar de ir reconduciendo la situación.
"Si PP y Vox las hubieran adoptado, el número de turistas que podría desembarcar esta semana ya se habría reducido a la mitad, pero Catalá prefirió reaccionar insinuando que estaba ultimando un plan propio del que aún no tenemos ninguna noticia", ha criticado Robles.
La portavoz de Compromís ha denunciado que por un lado, está la presión turística de personas que entran a la ciudad y la incomodidad que generan; por otro, el altísimo coste económico, y finalmente, "la contaminación que genera y la bajada de la calidad de la salud de las personas" que viven aquí.
Según Robles, "los datos dan miedo: el puerto genera 2,7 millones de toneladas de CO₂ al año", así como 1.200 toneladas de óxido de nitrógeno y 300 toneladas de azufre, dos elementos que, según ha destacado, "atacan directamente la salud de las personas que lo respiran".
En este sentido, desde Compromís han reclamado que se atiendan sus propuestas o que la alcaldesa muestre ya las suyas, pues "este problema necesita medidas urgentes" y María José Catalá "lo que hace es estar de brazos cruzados".
El PP pregunta a Compromís por qué no tomaron ellos medidas
En respuesta a Robles, la concejala del Partido Popular en el Ayuntamiento de València Paula Llobet ha preguntado por qué durante dos legislaturas el entonces alcalde, Joan Ribó, y su equipo de gobierno "no tomaron ni una medida contra el turismo de cruceros".
Según fuentes municipales, Llobet ha respondido así a Robles, quien este martes ha denunciado que entre el jueves y el viernes llegarán a València tres cruceros de los que podrían desembarcar 14.159 pasajeros, que a lo sumo pasarían nueve horas libres en la ciudad.
"Por qué en dos legislaturas el alcalde Ribó y su equipo de gobierno no tomaron ni una medida contra el turismo de cruceros, ni siquiera para fomentar la cultura del almuerzo como señala Papi Robles", ha indicado Llobet.
A su juicio, Robles "debería hacer autocrítica y destacar que la falta de regulación previa hace que ahora se tenga que abordar medidas para controlar el turismo tanto en tema de cruceros como en el de apartamentos turísticos, para lo que Compromís no solo no reguló si no que relajó la normativa, como es el caso de los apartamentos en bajos que se autorizó en 2018 con Ribó como alcalde, ¿por qué no le pide explicaciones de esta medida?".
"Es ahora el gobierno municipal del PP quien está tomando medidas y como ya anunció la alcaldesa, se va a regular el tema de megacruceros en la ciudad porque mientras otros han estado ocho años mirando hacia otro lado, el PP trabaja en soluciones y consenso", ha agregado.
También ha advertido a Papi Robles de "que no criminalice el turismo de cruceros, que está a un paso de alentar la turismofobia, algo que se debe evitar porque los señalamientos de sectores económicos pueden tener consecuencias graves".
"Menos señalar, más entonar el mea culpa y apostar por el consenso y no criticar gratuitamente de una situación que Compromís no quiso regular en ocho años", ha indicado la concejal popular.