El condenado se hizo pasar por una empresa pública que anunciaba la venta de coches oficiales a 2.200 euros en subasta por un anticipo de 300 euros
VALENCIA. “Un coche oficial de alta gama por 2.200 euros. Haga su reserva para la subasta por tan solo 300. Vehículos con menos de 35.000 kilómetros. Tenemos Ford, Toyota y dos Jaguar”. Ese fue el cebo que Francisco Javier P. B. utilizó para estafar a más de 150 personas en 2012. Este lunes, el ya condenado, aceptó un año y nueve meses de prisión, una multa de seis meses a razón de cuatro euros diarios y una responsabilidad civil subsidiaria de 27.579,45 euros que deberá abonar a las personas que estafó.
Su timo fue sencillo. Entre los meses de mayo y julio de 2012, y bajo la apariencia de celebrar una subasta a través de la empresa Tragsa -de titularidad pública- de vehículos pertenecientes a una flota de coches oficiales, Francisco Javier P. B. aseguró que se subastarían una serie de vehículos oficiales de primeras marcas, entre ellos dos Jaguar, con menos de 35.000 kilómetros cada uno. Para poder acceder a la citada subasta, el ahora condenado exigía una reserva de 300 euros por coche.
Así, y bajo la apariencia de un negocio fácil, cerca de 170 personas contactaron con una mujer que fue contratada por el condenado para recoger el dinero. El montante defraudado llegó a superar los 50.000 euros, pero ayer durante el juicio el dinero desfalcado se redujo sustancialmente hasta los 27.579 euros finales debido a que la mujer contratada por Francisco Javier P. B. devolvió más de 12.000 euros que todavía tenía en su poder y que no le había entregado a su jefe cuando saltó la estafa, y otros tantos miles de euros de perjudicados que han renunciado a presentar denuncia debido a la poca cuantía de la estafa.
Los estafados personados ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia explicaron a Valencia Plaza que “la noticia de la venta de coches les llegó a través de amigos, hecho que hizo que no desconfiaran, y que la apariencia de legalidad era tal que se llegó a crear un grupo de Whatsapp entre los compradores”.
Los perjudicados aseguran que “nunca desconfiaron porque la dirección de la subasta estaba prevista en una nave industrial de la Generalitat Valenciana, situada en un polígono industrial de Ribarroja. Hecho que mucho de ellos comprobaron previo pago de la reserva”.
Fue tal la confianza que generó la estafa entre los compradores que el día de la supuesta subasta apareció en la nave industrial un coche de los Mossos d’Escuadra con cuatro agentes en su interior que habían realizado reservas de vehículos.