VALÈNCIA. Nunca llueve a gusto de todos. Más aún cuando los dilemas a tratar son tan complejos como elegir el calendario de Fallas tras la suspensión anunciada el pasado martes por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con el objetivo de evitar la propagación del coronavirus.
Una decisión adoptada tras recomendación del Ministerio de Sanidad y después de una reunión de dos horas de la Mesa Interdepartamental del Gobierno valenciano para la actuación y prevenciones ante la enfermedad. En este sentido, por parte de Compromís estuvieron presentes en el encuentro varios dirigentes como el concejal de Fiestas del Ayuntamiento de València y presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana.
Precisamente un sector de la coalición valencianista fue proclive a realizar una suspensión parcial de las celebraciones, concentrando las cancelaciones en los grandes actos falleros como las 'mascletaes', castillos y la Ofrenda. No obstante, pudo más la posición ministerial compartida por otros altos cargos presentes en la cita dirigida a la suspensión de todos los eventos y, en todo caso, contemplar la búsqueda de otras fechas tal y como anunció posteriormente el jefe del Consell.
Desde ese mismo momento, el grupo municipal de Compromís en el Ayuntamiento de València encabezado por el alcalde, Joan Ribó, y por el mencionado Galiana, han redoblado sus esfuerzos para tender los máximos puentes posibles con el mundo fallero, empezando con una reunión en el consistorio con varios representantes de importantes comisiones celebrada la misma noche que Puig había comunicado la suspensión.
Una maniobra que, desde la formación socialista, ya se observó con cierto recelo, al considerar que Ribó y Galiana estaban representando el rol de 'poli bueno' ante los falleros y cargando toda la responsabilidad en el Gobierno de España de Pedro Sánchez y en el Ejecutivo autonómico que preside el también líder del PSPV, Ximo Puig.
Unas sospechas que, para algunos, se confirmaron con claridad cuando solo un día después -el mismo miércoles- Ribó proclamó, con el beneplácito y participación del mundo fallero, la celebración de las Fallas entre el 15 y 19 de julio. Una decisión que varios altos cargos de Presidencia consideraron "precipitada" y "unilateral", al no haber existido ningún diálogo previo sobre esta iniciativa.
¿Alguien va a oponerse a un acuerdo alcanzado entre el alcalde de València y el mundo fallero? Obviamente, no, si bien esto no evita que dirigentes socialistas acusen a Ribó de "regate corto" ante una escenario de absoluta incertidumbre en lo que se refiere a la evolución del coronavirus. Es más, algunos directamente vieron en la rápida reacción de Ribó, su deseo de echar tierra sobre su asistencia a la Ópera al mismo tiempo que se producía la reunión clave para la cancelación de la fiesta.
Por otro lado, fuentes socialistas del Consell recordaron, al ser preguntadas por este diario, que en Wuhan (China) la crisis del coronavirus se inició a principios de diciembre y, hoy en día, tres meses y medio después y pese a medidas de contención muy duras, todavía no podía darse por superada esa crisis sanitaria en el país asiático. Es por ello que algunos altos cargos del PSPV apuntaron al riesgo de fijar una fecha en estos momentos y consideraron que habría sido más positivo tranquilizar al sector fallero sin fijar un compromiso concreto a la espera de ver la evolución de las próximas semanas.
Sobre esto, las citadas fuentes comentaron que otra posibilidad que se barajaba y, según la evolución del virus tampoco debería descartarse, es hacer trasladar las fallas al 9 de Octubre, Día de la Comunitat Valenciana. Una fecha más prudente por su lejanía y con unas temperaturas más similares a las de marzo.
En la otra orilla, fuentes de Compromís defienden la necesidad de dar respuesta "inmediata" al mundo fallero ante el golpe de la suspensión, facilitando una fecha en el horizonte lo más próxima posible y con posibilidades reales de cumplirse. Es más, las principales comisiones habían señalado como momento límite el mes de julio para resistir las apreturas económicas fruto del aplazamiento.
En esta línea, el propio Carlos Galiana recalcó que la elección de la fecha coincide además con la Gran Feria de Julio. "Nos encajaba dentro de la programación tener la semana fallera a muchos niveles, tanto de cortes de calles como de actividades o presupuesto. Encajaba a la perfección, también por la parte psicológica de celebrarlas del 15 al 19, ya que el 19 de julio es domingo", comentó el concejal de Fiestas, quien parece decidido a aprovechar el espacio recientemente tomado erigiéndose como el principal punto de apoyo del sector fallero.