VALENCIA, (EP). La situación por la investigación judicial a la exdirectora del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) Consuelo Císcar, ahora miembro del Consell Valencià de Cultura (CVC), a la que se ha unido últimamente las informaciones sobre el sumario de la causa, están provocando "un creciente malestar" y gran "incomodidad" en el seno de la institución consultiva de la Generalitat. Así lo reconocen varios de sus integrantes, que creen que los partidos políticos deberían dar "un paso adelante" e impulsar un cambio en la ley de creación para elevar la exigencia ética.
Así, fuentes consultadas por Europa Press han admitido que el ambiente en el órgano cultural es de "enorme incomodidad" y que la investigación sobre las presuntas irregularidades e la gestión del IVAM durante la etapa al frente de la consejera hacen "mucho daño" a la imagen de una entidad que se basa en la "fuerza moral".
Un miembro de la institución recuerda en este sentido que el CVC aprobó el pasado mes de febrero en pleno su código ético, una propuesta de acuerdo para que los miembros que se encuentren en la condición de investigados --como es el caso de la propia Ciscar y del exdirector de Castelló Cultural Vicente Farnós-- renuncien cautelarmente al ejercicio de sus funciones "a fin de preservar la autoridad moral y el buen funcionamiento".
La renuncia, en todo caso, debe ser voluntaria, puesto que el reglamento que rige el CVC no contempla la condición de investigado --imputado, según la antigua denominación de la Lecrim-- como motivo para cesar en el cargo. Por eso, ahora representantes del CVC consideran que hicieron "lo único que podían hacer" y que es el turno de los partidos.
El código ético del Consell Valencià de Cultura fue "muy importante porque arrinconó" a la exdirectora pero los partidos en las Corts Valencianes deberían "echarnos un capote", argumenta un miembro de la institución, que hace notar que en el parlamento autonómico existe una mayoría que podría impulsar una modificación en la ley de creación de los órganos consultivos del Consell para endurecer la exigencia ética y, por ende, cambiar el reglamento.
"No hicimos el código, que se ha enviado a todos los grupos políticos, para guardarlo en un cajón", exclama un consejero, que alude a que el propio conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, felicitó a la institución por las recientes decisiones adoptadas en materia de conductas éticas y se mostró partidario de la dimisión de Ciscar y Farnós. Sin embargo, hay consejeros que piensan que "se perdió una oportunidad" para que del CVC emanara una declaración en la que, al menos, se instara las Corts a modificar la ley de creación para elevar las exigencias 'anticorrupción'.
En todo caso, coinciden en que está en la mano de los grupos parlamentarios iniciar el proceso para mejorar la normativa, no solo en el caso del CVC sino del resto de organismos estatutarios. "La mala imagen nos está dañando porque somos una institución que solo se basa en la fuerza moral de sus argumentos, ya que no tiene ninguna capacidad ejecutiva", comenta un integrante.
Mientras, en el seno del Consell Valencià de Cultura (CVC) no ocultan la tensión que causa lo que algunos califican como "actitud tremendamente provocadora" de Consuelo Ciscar, que sigue acudiendo con normalidad a las sesiones y haciendo propuestas. "Ha hecho del Consell Valencià de Cultura una trinchera", ha declarado otro miembro del ente. En este punto, este consejero asegura que, incluso, las personas más cercanas a la exdirectora se sienten "presionadas" por ella y que hay quien está empezando a adoptar posturas para desmarcarse.
Los magistrados concluyen que las obras del citado escultor vendidas al museo eran "auténticas" y el precio que se pagó por ellas "fue acertado o en su caso muy beneficioso"