VALENCIA. Ximo Puig y Carles Puigdemont escenificaron este lunes el frente común para colaborar "sin límites" en la reivindicación frente a Madrid en asuntos de interés para ambas comunidades. El punto de partida de esa alianza es el Corredor Mediterráneo, una infraestructura "clave" para el eje mediterráneo los presidentes valenciano y catalán exigieron que se ponga en marcha cuanto antes.
Sin embargo, la sintonía exhibida por los dos presidentes para reclamar al Gobierno en funciones una "agenda real de inversiones" arrastra algunos matices sobre la forma de ejecutar esa infraestructura, en concreto sobre si debería construirse en doble plataforma para pasajeros y mercancías en toda su extensión o con la solución -en principio temporal- prevista actualmente, el conocido como tercer hilo.
Así lo manifestaron varios de los integrantes de la delegación valenciana que participaron en la cumbre entre el Fòrum Valencià pel Corredor Mediterrani y la Taula Estratègica Catalana del Corredor Mediterrani celebrada en Valencia y en la que, durante casi dos horas, se sucedieron hasta 24 intervenciones de diferentes representantes institucionales, empresariales y sindicales o de instituciones académicas de ambas regiones.
Una sucesión de intervenciones -cerrada a los medios de comunicación excepto en la clausura- en la que los representantes de las entidades locales, particularmente empresariales, echaron de menos que sus colegas catalanes explicitaran su respaldo a la ejecución de la obra en doble vía para pasajeros y mercancías frente a la alternativa del tercer carril.
En la propia declaración institucional pronunciada por la consellera de Obras Públicas y Vertebración del Territorio de la Generalitat valenciana, María José Salvador, no hubo alusión expresa a la exigencia tantas veces lanzadas por ella misma al Gobierno central para contar con un Corredor Mediterráneo completo, en doble plataforma.
Las conclusiones de esta jornada de trabajo, de la que no surgió un documento escrito pero sí el compromiso de crear una comisión técnica para controlar la ejecución real de los trabajos, se concretaron en la exigencia al Ministerio de Fomento de una infraestructura "de alta capacidad", que sea "eficiente y capilar", con conexiones "con el resto de los territorios y las redes locales", así como "multimodal" y "digitalizable", en palabras de Salvador.
Junto a Salvador, al frente del grupo local de trabajo estuvo el conseller de Economía Sostenible, Rafa Climent. En el caso de la Generalitat de Catalunya, han asistieron el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, y el conseller de Empresas y Conocimiento, Jordi Baiguet.
El tercer hilo del Corredor Mediterráneo es una solución planteada por el Ministerio de Fomento con carácter temporal por la falta de recursos para ejecutar un corredor en doble plataforma, pero la misma no contenta ni a la inmensa mayoría del empresariado valenciano, que incluso lo ha calificado de "carril bici", ni al Puerto de Valencia, ni tampoco al Consell. La Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) ha pedido acelerar las inversiones para que sea una realidad en 2025.
En el fondo del debate sobre la forma de ejecutar la infraestructura se encuentra la competencia natural entre los Puertos de Valencia y Barcelona y su conectividad con el resto de Europa, un factor clave en el futuro equilibrio de fuerzas entre las dos instalaciones. Barcelona ya dispone actualmente de conexión con doble vía de alta velocidad con Europa un hecho que hace desconfiar a algunos sectores sobre su verdadera intención de extender esas prestaciones más al sur del Puerto de Tarragona.
"Ellos están muy cómodos con la situación actual y van a pelear la infraestructura hasta Tarragona", manifestaba a este periódico un destacado dirigente que participó en el encuentro. "Si no tenemos una buena conexión con Aragón, se lo va a llevar todo Cataluña", añadía.
El propio Carles Puigdemont, en una comparecencia previa ante la prensa antes de que concluyera la jornada, descartaba la existencia de un lobby catalán más interesado en impulsar la conexión de mercancias en alta velocidad por Zaragoza hasta Madrid que en el Corredor Mediterráneo por Valencia hasta Algeciras.
"El único lobby que hemos encontrado siempre se llama Ministerio de Fomento y ADIF, que es el lobby que está perjudicando el servicio ferroviario", quiso zanjar Puigdemont.
El presidente del Puerto de Valencia, Aurelio Martínez, fue uno de los asistentes que con mayor claridad expresó la urgente necesidad de contar con una conexión ferroviaria en condiciones con Europa. En una reciente entrevista con Valencia Plaza, Martínez reflexionaba sobre la competencia de Barcelona y los riesgos para el recinto valenciano si no mejora sus conexiones ferroviarias con Europa y Zaragoza.
Mucho más ambiguo fue su homólogo en el Puerto de Barcelona, Sixte Cambra, quien preguntado expresamente por este periódico al término de la cumbre sobre su postura respecto a la necesidad de un Corredor Mediterráneo en doble plataforma en toda su extensión se limitó a considerar que lo necesario es una infraestructura "competitiva y eficiente".
El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, fue el encargado de intervenir en representación del empresariado valenciano junto a su homólogo en Cierval, José Vicente González. En su discurso, abogó por desarrollar el Corredor Mediterráneo "con el trazado que se aprobó en Europa".
Por su parte, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, defendió que el Corredor Mediterráneo "no es una exigencia coyuntural, sino una estricta necesidad de cualquier estrategia de futuro europeo". "Queremos que de una vez por todas figure el Corredor Mediterráneo en la agenda principal de las infraestructuras europeas", destacó.
Para el presidente valenciano, una autoridad única sería "un paso oportuno para clarificar el estado de las obras" frente a la "oscuridad y falta de transparencia" por parte del Gobierno de mariano Rajoy sobre el estado de las mismas.
Al respecto, el delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues, reivindicó en un comunicado el "esfuerzo inversor" y el compromiso "tangible" del Ejecutivo en esta obra: "Obras son amores y no tantas reuniones".