Hoy es 4 de octubre
VALÈNCIA (EFE/Sagrario Ortega). El crimen organizado en la Unión Europea es cada vez más agresivo, más tecnificado y más corruptor, según considera el director del Centro Nacional contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), Manuel Navarrete, quien, sin embargo, ve aún lejos la posibilidad de que en territorio europeo algún país pueda convertirse en un "narcoestado".
En una entrevista con EFE con motivo del décimo aniversario de la creación del CITCO, que se celebra este año, este general de división de la Guardia Civil hace hincapié en la necesidad de combatir a estos grupos delictivos -caracterizados ahora por su actividad "policriminal"- golpeando sus estructuras económicas, toda vez que actualmente solo se les incauta entre el 1,5 y el 2 % de sus beneficios.
-¿Cómo ha cambiado la amenaza en estos diez años? ¿El crimen organizado ha desplazado al terrorismo como principal amenaza en Europa?
-El terrorismo sigue siendo la principal amenaza por su capacidad de generar víctimas, por su virulencia y por su difícil previsibilidad. Es verdad que los últimos años estamos viendo acciones mucho más individuales, con menos víctimas.
Además, la sociedad se ha armado muy bien contra el terrorismo, tanto en el ámbito policial, judicial, inteligencia, político y social. Hay una gran resiliencia de la sociedad frente a él.
Hasta ahora el crimen organizado aparecía de una manera menos agresiva. Hasta hace poco pretendía actuar, hacer dinero y que no se le notara. Eso ha cambiado en Europa. Actualmente, pretenden incluso poner en tensión las estructuras nacionales para obtener un beneficio más grande y más rápido.
Es lo que estamos viendo con las "mocro maffias", que no tienen ningún problema en actuar violentamente contra los otros clanes, contra las fuerzas de seguridad, contra testigos protegidos, contra periodistas, casas reales... con tal de mantener el negocio. Eso no lo habíamos visto en Europa hasta ahora.
Ahora el crimen organizado está industrializado, está mucho más tecnificado. Tiene muchos más recursos. No duda en corromper y en atacar al Estado para obtener ese mayor beneficio y más rápido.
¿Eso les pone a nivel de los terrorismos en las amenazas a la seguridad nacional? Yo creo que no, pero su nivel ha subido y, por tanto, la reacción de España y de la Unión Europea tiene que ser mayor, sin duda.
-Hay quien habla de posibilidad de 'narcoestados' en algún momento en Europa. ¿Qué opina?
-Acabo de leer un informe del Senado francés sobre la situación del narcotráfico en Francia y es muy llamativa la radiografía que hace. No habla de 'narcoestado' en sí, pero sí de hay que tomar medidas para que los 'narcoestados' de los que hemos hablado alguna vez en Latinoamérica no empiecen en Europa.
Creo muy difícil que tengamos en España o en Europa un 'narcoestado'. Pero que ahora mismo el crimen organizado va más allá, con corrupción policial o judicial o política, y también con ese nivel de agresividad que no habíamos visto antes. Eso es así.
Están dispuestos incluso a ser más visibles con tal de mantener su negocio. Creo que ahora mismo la respuesta que se está dando a nivel español y europeo es mejorable. Porque el crimen organizado afecta al Estado y afecta a la sociedad.
Tenemos que estar muy vigilantes para evitar ese impacto negativo que tiene también en el ámbito social, como hemos visto en algunas zonas (el Campo de Gibraltar, por ejemplo).
Ahora mismo estamos trabajando sobre todo en el impacto que tiene sobre puertos, específicamente en Barcelona, en Valencia, en Algeciras. Y en Europa, en Amberes, en Róterdam, en Hamburgo, en Ámsterdam, en Marsella, en los puertos italianos.
-España está diseñando una nueva estrategia contra el crimen organizado. ¿Puede adelantar alguna de sus medidas?
-Hay un grupo de trabajo para ello. Una de las líneas claras es combatir la tecnificación del crimen organizado, pero también algo que no había hecho hasta ahora, porque antes el crimen organizado se dedicaba a un solo tema, ahora su amenaza es la "policriminalidad".
Otra de las líneas fundamentales de esa estrategia es mejorar toda la actuación del Estado en la lucha contra el blanqueo de capitales.
No es solo un tema policial y judicial. Creo que las entidades financieras tienen su papel. Tenemos un marco legal bastante potente y tenemos que reforzar los instrumentos de identificación y de confiscación del beneficio del crimen organizado.
Europol hizo una evaluación y decía que de todo el beneficio del crimen organizado, se podía estar incautando solo entre el 1,5 y el 2 %. Un negocio en que usted paga un 1,5 o un 2 % de impuesto, es tremendamente rentable.
Ahora tendremos la Autoridad Europea contra el blanqueo de capitales, que se va a poner en marcha en breve en Europa. En España tenemos instrumentos, tenemos también una nueva directiva Europea de recuperación e identificación de activos. Tenemos que hacer mucha incidencia en ese tema.
-¿Tienen las fuerzas de seguridad medios suficientes para combatir al crimen organizado, a su tecnificación?
-Se está avanzando mucho. Es complicado siempre estar a la altura del mercado. Cuando estamos comprando determinados métodos de interceptación o de desencriptación o de vigilancias, ya hay una siguiente generación que se está investigando.
Los resultados que se están dando avalan la profesionalidad de las fuerzas de seguridad. ¿Podemos tener más medios? Sí. ¿Deberíamos seguir invirtiendo en investigación y desarrollo? Sí, y se está haciendo.
El crimen organizado busca normalmente comida rápida. Ellos necesitan un medio que les permita hacer algo rápido y obtener un gran beneficio. Las fuerzas de seguridad necesitamos una receta más elaborada, una receta más complicada, pero que nos dé sostenibilidad, que nos haga de alguna manera estable el sistema. Eso tarda más tiempo. Pero yo creo que también da bastantes resultados.
-¿Qué pasa con las redes sociales, con ese avance de la propaganda yihadista o de los discursos de odio, de los discursos racistas, xenófobos?
-Nos preocupa mucho. Sobre todo estamos viendo que están cada vez más enfocándose a la radicalización de menores, al reclutamiento, a la incitación al terrorismo a través, por ejemplo, de los videojuegos, del gaming.
Estamos haciendo informes y seguimiento de videojuegos que se modifican por parte de grupos terroristas para incitar a ese tipo de actuaciones violentas.
También el crimen organizado ha visto que tiene que hacer la captación en redes.
Las redes sociales tienen cosas tremendamente positivas, pero también elementos negativos. Pueden ser una ventana abierta para llegar a grupos de personas más vulnerables.
Efectivamente tenemos que tener un marco legal para perseguir esos hechos de la misma manera que en la vida real, pero también es importante educar en su uso y ser capaces de incorporar las redes sociales con menos agresividad.
-¿Cuál debe ser el papel de las plataformas?
-Cuando estaba en Europol como director del centro contraterrorista creamos un foro de la UE y lo primero que le dijimos a las plataformas es que ellas eran también víctimas del terrorismo.
Les dijimos que el terrorismo estaba abusando de la barra libre que dan a cualquiera para emitir imágenes, para difundir la propaganda terrorista. Al principio las plataformas nos decían: 'Nosotros ponemos la carretera, pero no nos preocupamos de quién circula por ella'.
'Sí, ustedes ponen la carretera, pero también tiene una responsabilidad a la hora de las medidas que hay que adoptar para circular por esa carretera', les respondimos.
Están siendo colaboradoras, pero hay que reconocer que el equilibrio entre el beneficio que tienen que tener y las limitaciones que se deben poner también es complicado.
Tenemos que mantener el nivel de libertad y el nivel de seguridad en las redes sociales, pero esto no puede ser el lejano Oeste, donde no hay reglas. Tenemos que poner reglas entre ellos y nosotros.