Cris Blanco entremezcla teatro, realidad y ficción en clave de humor sobre las tablas de La Mutant

VALÈNCIA. Una directora, una técnica, una guardia de seguridad y el director de un teatro son los personajes de los que se va a servir Cris Blanco este próximo 27 de octubre para contarnos su Pequeño cúmulo de abismos en La Mutant.

Con esta propuesta, la creadora rinde homenaje a la imaginación que nos salvó. Sus claves son una historia dentro de otra, un bucle temporal y un viaje al barrio de la infancia. En sus propias palabras, se trata de “un intento más de entender la realidad, o de rodearla acercándonos a todas las fantasías que podamos, desde todos los ángulos posibles, todos los barrios y todos los tiempos”.

La dirección corre a cargo de Blanco, que firma la dramaturgia con Rocío Bello, Óscar Bueno y Anto Rodríguez. Puntualiza la directora que la pieza no es autoficción, sino “un intento de acercamiento a mi realidad desde diversos lugares, una pieza autobiográfica que en realidad no lo es, una obra metateatral, una hipótesis de cómo sería una obra autobiográfica”.

Pequeño cúmulo de abismos es un viaje en el tiempo en clave de humor. Sucede dentro de un teatro  donde pasan cosas inexplicables a las que asisten sus perplejos personajes, interpretados por la propia Cris Blanco, Rocío Bello, Oihana Altube e Íñigo Rodríguez-Claro.

La trayectoria profesional de esta creadora vinculada al riesgo performático se caracteriza por la creación de piezas en las que el componente de ciencia ficción, fantasía y magia aparece de forma recurrente. En conjunto, su nuevo montaje es un cúmulo de micromundos imaginarios.

El título de la obra contiene dos palabras de significado opuesto y está elegido con el propósito de transmitir la imagen de algo pequeño. “Es una ventanita por donde ves algo inabarcable -describe Blanco-. Un universo donde todo pasa al mismo tiempo y donde la realidad, cómo afirma un experimento cuántico, no existe hasta que es observada. Es un agujero de gusano donde ves tu infancia, tu mundo y donde cada uno de nosotros podemos asomarnos y ver nuestros propios abismos”.

Entender la escena desde lo coreográfico

Cris Blanco nació en el barrio obrero de Peña Grande en Madrid. Aunque se licenció en Interpretación por la RESAD en 2002 desde que salió siempre ha dirigido sus propios trabajos escénicos. También actúa siempre en ellos, y alguna vez en el cine. Como intérprete, ha trabajado con Xavier Leroy, Cuqui Jerez, Los Bárbaros y Juan Domínguez, entre otros, y en cine con Icíar Bollaín, Roser Aguilar y Belén Funes.

Vive en Barcelona desde 2012 y desde 2019 es profesora del Institut del Teatre. Su circuito durante mucho tiempo ha sido el de la danza, y entiende la escena desde lo coreográfico.

Algunos de sus trabajos escénicos son ‘cUADRADO_fLECHA_pERSONA qUE cORRE’ (2004), ‘The set Up’ (2008), ‘ciencia_ficción’ (2010), ‘El Agitador Vórtex’ (2014), ‘Bad Translation’ (2016) y ‘Pelucas en la Niebla’ (2018), además de ‘Lo mínimo y lo pequeño’ (2019) junto a Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol. Su obra anterior a ‘Pequeño cúmulo de abismos’ es ‘Grandísima Illusione’ (2022).

Ha presentado sus trabajos en festivales, museos y teatros nacionales e internacionales y ha contado con la producción de La Villette de Paris, el Festival Grec, Le Phènix, el Mercat de les Flors y  Condeduque, entre otros.

“Me gusta mucho el cine, especialmente la ciencia-ficción, y mi trabajo escénico bebe mucho de este género, además de las artes plásticas, la música y la baja cultura. Me interesan los mecanismos del propio teatro y sus convenciones, el humor, la mezcla de géneros y formatos y especialmente la relación con el público”, resume Cris Blanco.