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la hoja de ruta para la nueva ETAPA del centro cultural

Cuando La Mutant arranque: estos son los retos de la próxima coordinadora artística

Estabilizar el proyecto y proponer una línea más definida de programación, entre los frentes abierto

20/08/2019 - 

VALÈNCIA. Ayer fue el último día para presentar alegaciones sobre el nombramiento de Ana Belén Espasa, la candidata con mayor puntuación en el concurso gestionado por el Ayuntamiento de València para cubrir el puesto de coordinación artística de La Mutant, la sala cultural de Las Naves. A falta de que los tiempos administrativos cierren el expediente cuando se compruebe que no hay ninguna alegación, se podrá iniciar el proceso de nombramiento, que se prevé no acabe hasta finales de septiembre. Aunque sí se hubiera presentado un recurso contra su nombramiento, no haría falta paralizar el proceso, como no se hizo con el de Vicente Ros, director del Palau. De esta manera, se entiende que en septiembre u octubre, aterrice en la tercera nave del centro Espasa. No tendrá una tarea fácil, pero a falta de conocer su proyecto (uno de los mejores puntuados en el proceso), sí podemos adelantar con qué frentes abiertos se encontrará.

Una programación por hacer

A finales de otoño, Culturplaza adelantaba que la programación de otoño de La Mutant se encontraba en stand-by, debido a que se juntó que el concurso para cubrir la plaza de coordinación artística y los procesos electorales se cruzaron, dilatando así los tiempos administrativos y, ante la llegada inminente de la nueva dirección, no se quiso concretar ninguna fecha con las iniciativas que lo solicitaran, aunque muchas, según pudo saber este diario entonces, se daban por hechas.

Aunque desde el equipo anterior de Acción Cultural se aseguró que la situación no llegaría a afectar "a los plazos habituales" y que el centro iniciará su programación de otoño "durante la primera semana de octubre", "como todos los teatros de València" e incluso se aventuraban a poder ser "los primeros en presentar su programación", la realidad no va a ser así exactamente. 

Foto: EVA MÁÑEZ

No han sido los primeros en presentar su programación. Las propuestas del centro empezarán en octubre, aunque no la primera semana. Además, ante el poco margen de maniobra de Ana Belén Espasa, "la programación del otoño será de aterrizaje, que estará a pleno rendimiento en 2020". ¿En qué se traduce eso? En que, si los plazos en mayo eran ajustados, ahora son prácticamente imposibles, así que ha sido el equipo de Acción Cultural quien ha empezado a gestionar esas fechas apalabradas con las iniciativas habituales en esta época del año. La programación de otoño estará conformada, básicamente, de estos compromisos y lo que se pueda derivar de la programación del Palau de la Música. Más allá de eso, la coordinadora podrá proponer otras iniciativas, pero no parece que vaya a copar el grueso de este semestre.

Poner orden a los compromisos

La Mutant ha sabido crear algunos hábitos anuales en la agenda cultural valenciana a base de comprometerse y cuidar iniciativas privadas como puede ser Tago Mago, Trueno Rayo o Pops Marítims. Ahora, Espasa tendrá que encontrar (o no) el término medio entre su proyecto artístico y la decena de compromisos que desde algunas iniciativas se dan por supuestos a la hora de configurar esta programación.

Dotar de una línea más clara la programación, que se vio más homogeneizada cuando pasó a depender del equipo de Teatre El Musical, es sin duda otro de los retos, de los que además no tiene más margen que estos seis meses. ¿Volverán en 2020 todas las iniciativas que "funcionaron" en 2019? Nada está escrito, y eso no significa que la programación vaya a ser peor, igual o mejor. En todo caso, una de las primeras tareas de la próxima coordinadora artística será la de sentarse con los agentes culturales implicados para resituar el ecosistema La Mutant.

La relación con el modelo Las Naves

Si La Mutant ha sido un dolor de cabeza habitual para el Ayuntamiento de València, Las Naves no ha sido menos. El modelo del centro, abierto en 2015, aún está por concretar, aunque tras los resultados electorales, parece estar más claro: Compromís y PSPV abogaban porque el proyecto no dejara de mirar a la innovación, mientras Podemos lo quería reconvertir íntegramente en un espacio de uso cultural. Con este último grupo fuera del consistorio, parece que la tercera nave se integrará en una manera amplia de entender la innovación, que no se ceñirá únicamente a programar.

Foto: EVA MÁÑEZ

Por otra parte, habría que saber si se va a recuperar y cómo el ecosistema que se intentó construir en un principio, cediendo espacios de trabajo a colectivos artísticos, que se empezó a perder en la etapa de Rafael Monterde y no se ha recuperado. En caso de que no fuera así, el único hilo que uniría a La Mutant con las otras dos naves sería la programación cultural.

"Enraizarse" al barrio, también a la escena cultural de la ciudad

El pasado noviembre, cuando María Oliver anunció que se iba a poner en marcha el proceso de selección, comentó que el comité de selección no solo se centraría en la experiencia vinculada a la programación escénica, sino que valoraría un perfil que “enraíce el espacio con el barrio, desde el convencimiento de que La Mutant ha de tener una relación muy fuerte con el Grao". Sin duda, hasta ahora no ha sido así, la conexión entre el centro cultural y el barrio ha sido nula, porque nulos han sido los esfuerzos por hacerlo así. El centro se ha configurado como uno de los mejores para organizar actividades alternativas de un tamaño considerable, pero no ha acabado de diferenciarse de manera clara de cualquier otro contenedor cultural de la ciudad.

Si este es un encargo por escrito a la nueva coordinación, el sentir del sector cultural (con lo complicado que resulta medir esto) es que, desde el despido fulminante de Guillermo Arazo y su equipo, se ha vivido una desconexión o un desencanto con el centro que, por otra parte, se compensa con la buena relación que ha establecido, dentro de su inestabilidad, La Mutant con algunas iniciativas nacidas de asociaciones o empresas privadas. Queda pendiente una revisión del enraizamiento a la escena local, desde el proyecto que venga a llevar a cabo, pero sin duda desde la necesidad de volver a reconectar, no solo con el público, sino también con los creadores y creadoras.

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