Cultura y Sociedad

'EL CABECICUBO'

Policías en acción: Señora, en la calle le espera la muerte

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MADRID. "Pues si algún día, dios no lo quiera, violan a tu madre, coges el teléfono y llamas a La Polla Récords y que vengan ellos". Lean, lean la frase otra vez si quieren. Es directa, sencilla sin perder la elegancia, elocuente y muy enriquecedora. Quien esto escribe empezó a tener respeto a la Policía y los demás cuerpos de seguridad del Estado después de escucharla, junto a unas palmaditas en la espalda, a aquella edad en la que uno pensaba con los argumentos que escuchaba en las canciones. Claro, que se conoce que la mayoría de esas canciones resulta que eran profecías para el siglo XXI que ahora se están cumpliendo impenitentemente. Pero, si lo prefieren, también Truffaut le echó en cara a Godard que en las manifestaciones lo que él veía era a los hijos de la burguesía, los estudiantes, peleándose con los hijos del proletariado, los policías, y que menos fantasías revolucionarias.

El caso es que, al margen de las consideraciones pipa en mano mesándose la barba sobre el a menudo ingrato papel de ‘la madera' en la sociedad, la policía es necesaria. Hagan si no la aludida prueba del algodón. Que un buen hombre viole a su madre delante de Usted y lean la verdad en su propio móvil. A quién llaman ¿A Esperanza Gracia, a Eskorbuto o al 091? Pues eso. Ahí está el argumento definitivo. No obstante, más necesario es todavía que la Policía se comporte como es debido en todas las ocasiones en las que actúa y que no existan este tipo de debates. 

Porque para eso está un programa como ‘Policías en acción' (La Sexta. Domingo a las 21:30) para que veamos lo educada y profesional que es la Policía. A veces en este espacio más que agentes parecen madres por la paciencia que tienen con algunos elementos, pero claro ¿nos mostrarían a un policía que pierde los estribos y le suelta dos yoyah a alguien? No, porque este programa es, digamos, simbiótico. Es decir, la cadena obtiene espectáculo, el morbo de grabar de cerca reyertas, persecuciones y barbaridades varias, y la policía se vende portándose bien y poniendo el perfil guapo delante de la cámara. Si la imagen que se mostrase fuese plenamente objetiva sería periodismo y no se trata de eso, es propaganda. 

De hecho, lo mismo que la policía no es tonta, que si ve una colilla dice que ahí alguien ha fumado, al Cabecicubo lo que le llama la atención es que este programa llegue, a la vez que otro similar que emitirá pronto televisión española '24 horas en la calle', justo después de que YouTube se haya llenado hasta los topes de actuaciones policiales un tanto lamentables en la oleada de manifestaciones que ha habido en España desde 2011.

Porque, según los Principios Básicos de Actuación de la Ley Orgánica 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la policía tiene que cumplir sus funciones "con absoluta neutralidad política e imparcialidad y, en consecuencia, sin discriminación alguna por razón de raza, religión u opinión". Pero en la visita del Papa, por poner un ejemplo, la famosa JMJ, les vimos en Madrid salir a por una chica al grito de "a los peregrinos, nada", rodearla y darle un puñetazo -yo diría que un crochet de derecha- y al que estaba sacando fotos le dejan en el suelo inconsciente. Juzguen con el vídeo "los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad" con los que están obligados a actuar.

Y el problema, porque en alguno de esos YouTubes con la situación contextualizada tal vez los policías no nos parecerían tan matones, es que cuando se produjeron todas estas barrabasadas las autoridades políticas dijeron que la actuación era correcta, todo maravilloso y que hay mucho perroflauta por ahí. En consecuencia, la imagen de los políticos no se puede empeorar, pero la de la policía, en estos dos o tres años, ha terminado por los suelos. Así que, de repente, llegan programas de autobombo. Pensar que ambos sucesos están relacionados no es como creer que una conspiración alienígena secuestró a Elvis para que, merced a la teoría del caos, Camps ganase las elecciones.

No obstante, el programa, todo hay que decirlo, mola. Sólo se le puede poner un pero, que las tramas quedan incompletas. No puede ser que veas cómo el Samur devuelve a la vida a una pareja a la que han intoxicado en una discoteca con burundanga -la droga que anula la voluntad- y que luego te quedes sin saber qué ha pasado con ellos, quién lo ha hecho o por qué. Necesitamos seguimiento de los casos. ¿Se piensan que nuestro hambre de morbo se sacia con pequeños canapés por refinados que sean? 

Por otro lado, también está muy presente en el espacio el factor "Señora, en la calle le espera la muerte" que fue el Leif motiv de los informativos de las privadas antes de que el sujeto cambiase "la calle" por "la crisis". Ya saben, esas piezas de telediario locutadas con impostada preocupación sobre bandas de inmigrantes que secuestran, violan, queman vivo, prostituyen, hacen butrones, alunizajes, descuartizan viejas o fabrican droga mala en un adosado fuera de toda sospecha al lado del verde parque donde sus hijos inocentes se embrutecen dando sus primeras patadas al balón de fútbol.

Lo advertimos, tras ver varios capítulos de ‘Policías en acción', hay que tener ganas para ir a una discoteca a que te estampen un vaso en el ojo y pierdas la visión, como le ocurre a un hombre en una entrega, o solamente para circular con el coche de noche y que cuatro energúmenos se te metan dentro en marcha y te den una paliza con un palo de golf hasta que vomitas los higadillos, como también se ha visto. Luego los polis aquí ponen orden, son los buenos, salvan a las víctimas, se llevan a los malos, todo con educación y buenos modales, y quedan como dios. Misión cumplida para el programa que, sin embargo, como daño colateral, deja al espectador encerrado en su casa con un cuchillo en cada mano esperando a que alguien venga a violarlo, matarlo, descuartizarlo y tirarlo al río.

La televisión de los últimos años goza como pocas veces con el barrillo. No se sabe cuándo empezó, pero los programas de Callejeros han marcado época. Sacar en la tele prostitución, drogadictos y algo mucho más morboso todavía, pobres, ha triunfado. Con este formato, ‘Policías en acción' no tiene que deambular en busca de marginados sociales que entretengan al público, al estar incrustados en patrullas es la mierda, los sucesos, los que les llaman a ellos. Genial, mucho más económico para la productora.

De  modo que, como nunca vamos a ver en este programa a la policía hacer una redada en un puticlub y encontrarse dentro con el comisario, el inspector y par de concejales, pediríamos que se hiciera más hincapié en no permitir actuaciones poco profesionales de la policía en las manifestaciones para que luego no haya que recurrir a solucionar la imagen dada con un par de COPS de estos.

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