VALENCIA. Primero fue el conseller de Economía, Máximo Buch, y pronto le siguió el presidente de Consejo Superior de Cámaras de la Comunitat, Vicente Morata: hay que reconvertir la Red de Institutos Tecnológicos valencianos (Redit) en un nuevo y mediterráneo MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Con este objetivo, Buch ya trasladó a los responsables de la red de institutos su intención de recurrir a una consultora externa que analice la carencias y fortalezas del sistema valenciano y plantee las medidas necesarias para emular, en la medida de sus posibilidades, a un centro de referencia mundial como el norteamericano.
La aspiración resulta tan compleja como ambiciosa, según distintos investigadores con experiencia internacional. Ni la condición privada del MIT, su equipo plagado de premios Nobel, el compromiso de los mecenas o la propia de forma de entender el papel económico del investigador son algunas de las más sonadas diferencia.
#1 Un centro público/privado frente a una institución privada. Redit nació en 2001 como una asociación privada sin ánimo de lucro por iniciativas de los 14 institutos tecnológicos y la Generalitat Valenciana; mientras que el MIT es una institución de educación superior privada e independiente fundada en 1861. Aunque durante la Guerra Fría consiguió importantes fondos de la Administración norteamericana para que el país alcanzara a la URSS en su conquista del espacio tras el lanzamiento del satélite Sputnik, la preponderancia de los fondos privados abre una amplia distancia entre uno y otro.
#2 Centro de investigación frente a centro de estudios e innovación. Los institutos tecnológicos cuentan con distintos acuerdos con las universidades valencianas, pero el MIT dispone de seis escuelas y facultades propias con 32 departamentos académicos que le han convertido en una de las principales instituciones universitarias del mundo.
#3 Buenos equipos frente a auténticos dreams teams. Aunque el personal de los institutos tecnológicos valencianos es considerado de primer nivel nacional, la propia situación de la ciencia en España ha hecho que se produzca tradicionalmente una fuga de cerebros que ha perjudicado al mantenimiento de su staff científico. Sin embargo, el MIT ha sabido captar a algunas de las principales figuras mundiales, con casi 80 premios Nobel entre su profesorado y sus equipos.
#4 De las aportaciones públicas y privadas a la autogestión. Actualmente, el presupuesto de los institutos tecnológicos se obtiene por medio de las aportaciones privadas de las empresas implicadas en las investigaciones y de las ayudas públicas en una proporción cercana al 50%. Por contra, el planteamiento del MIT es la autofinanciación a través de la aportaciones de los mecenas de la institución y retorno que generan sus propias investigaciones, un requisito que deben cumplir los investigadores que desarrollan su actividad en el centro. Aunque existe una aportación pública, gracias a las subvenciones obtenidas a proyectos concretos, estas lo son en un porcentaje muy reducido.
#5 Implicación de los investigadores en la captación de fondos. Aunque en ambas instituciones los equipos de investigación tiene entre sus responsabilidades la captación de fondos, en el caso del MIT esta es una de las claves para que los proyectos puedan ponerse en marcha. Dentro de la tradición norteamericana, el retorno económico de las decisiones es crucial bien por medio de la implicación de empresas que explotarán el resultado de las investigaciones, fondos de capital riesgo que rentabilizarán en el futuro los éxitos obtenidos o por medio de fundaciones o mecenas que no tengan una urgencia en la recuperación de sus fondos y consideren el retorno de otro modo o más a largo plazo.
#6 Del servicios a la industria a la vocación ecuménica. Mientras las áreas de investigación de los institutos tecnológicos se distribuyen por sectores de actividad, como la construcción, el juguete, el calzado o el textil; el planteamiento del MIT se basa en disciplinas científicas como computación, economía, ciencias experimentales o, incluyo disciplinas propias de las humanidades y las ciencias sociales.
#7 De colaborar en el emprendedurismo a convertirlo en un objetivo troncal. Aunque los institutos tecnológicos respaldan distintos proyectos emprendedores, en el caso del MIT este aspecto es desarrollado específicamente por una institución propia: el Centro de Emprendedores.
#8 De la vocación de funcionario a la vocación de empresario. Un problema que supera a los propios centros y está enraizado en la mentalidad de los españoles es la vocación de empleado público o docente frente a la de empresario. En el caso de los norteamericanos, la aspiración de convertirse en millonario está sobradamente enraizada por lo que es habitual que el profesorado comparta su labor formativa con la gestión de empresas o el desarrollo por parte de los alumnos de sus propias compañías.