VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, sufrió este lunes las protestas y abucheos de un grupo de trabajadores de Radiotelevisión Valenciana (RTVV) en la presentación del ‘Libro verde de la empleabilidad universitaria' en la sede del Centro Cultural Bancaja. Esta circunstancia es similar a la acontecida el viernes pasado en Ibi, cuando presidente y consellers fueron abroncados en la población alicantina cuando acudieron a celebrar la reunión del pleno del Gobierno valenciano. El PPCV, decidió suspender los actos que tenía en agenda ese día.
Estas protestas llegan en un momento en el que se debate internamente en el PPCV y también en los medios de comunicación, el coste político del cierre del ente público y la dudosa rocosidad del liderazgo de Fabra. El máximo responsable de los populares valencianos ha encontrado ciertos apoyos mediáticos en su decisión y un cierre de filas aparente de los cabezas visibles del partido y del Ejecutivo. Sin embargo, diversas fuentes populares y de la Generalitat consideran que, ante una decisión tan complicada, se está echando en falta que altos cargos, ya sean institucionales u orgánicos, den la cara.
UN CONSELL DEMASIADO 'DE PERFIL'
La decisión del cierre del ente público por parte del presidente no ha tenido ninguna oposición interna dentro del Ejecutivo. Ahora bien, la tarea más ingrata se ha concentrado en dos consellers: el vicepresidente José Císcar y el titular de Justicia y secretario general del PPCV, Serafín Castellano.
La puerta que abrió el Comité de Empresa de RTVV fue sostenida por Císcar durante unas horas antes de que Fabra procediera al portazo definitivo. Pese a que la decisión es del presidente, el portavoz del Consell ha sufrido el desagaste del proceso y hasta un plante por parte de la prensa el pasado viernes. También ha dado la cara Castellano, quien acudió a debatir en Canal 9 frente a la oposición y entre sus responsabilidades se encuentra la coordinación de la policía autonómica, quien estuvo presente en la noche del cierre del ente público.
Los más cercanos al presidente, como el responsable de Economía, Máximo Buch, o el de Sanidad, Manuel Llombart, apenas han respirado en público. La titular de Educación y Cultura, María José Catalá, lleva un tiempo tratando de pasar desapercibida desde que su nombre salió en las quinielas como futuro relevo de Fabra. El resto de consellers, sin un peso político notable, se han limitado a respaldar la decisión desde el segundo plano. Es decir, y así lo consideran distintas fuentes del Ejecutivo y del PPCV, el grueso del Consell se ha puesto 'de perfil' o, al menos, no la ha defendido con el vigor necesario la difícil decisión.
En este escenario, sigue mascándose la tensión entre el número dos del Gobierno, José Císcar, y el secretario general del PPCV y conseller, Serafín Castellano. El primero, sigue acumulando desgaste en su papel de defensor de las decisiones y políticas del presidente, mientras el segundo, sigue contando con pocas simpatías entre los otros responsables populares.
PP Y CORTS. DUDAS, DESAFECCIÓN Y DESGASTE
El coste político de esta decisión es difícil de medir, aunque sondeando a diversos dirigentes populares de distintos ámbitos, las dudas florecen en todas las cuestiones que tienen que ver con los cimientos que sostienen al presidente. Si en el Consell no se ha apreciado un respaldo contundente a la difícil decisión, tampoco se ha observado una posición de defensa activa en otros ámbitos como el orgánico y el parlamentario.
Según señalan distintas fuentes, aunque Fabra no convence al 100% ni en Madrid ni en Valencia, es el favorito para ser el candidato del PP a la Generalitat. De hecho, según aseguran fuentes populares, es en la capital donde se ha recibido de manera más positiva la decisión de clausurar RTVV, un cierre del que Fabra habló en el desayuno organizado por Europa Press en Madrid la semana pasada.
En este acto, el jefe del Consell trató de proyectar una imagen de fortaleza basada en unas cuantas fotografías con Mariano Rajoy, así como en una buena congregación de ministros, consellers, empresarios y figuras como el expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana.
Más allá de las vaguedades y alabanzas enlatadas de Rajoy a Fabra, y dada la situación del jefe del Consell, un verdadero espaldarazo hubiera sido que el presidente del Gobierno utilizara alguna fórmula que señalara a Fabra, si no explícitamente como candidato, sí al menos como un activo para el presente y futuro del PPCV. De eso no se escuchó nada, aunque, y así lo justifican diversas fuentes del partido, "es conocida la afición a la ambigüedad de Mariano Rajoy". En cualquier caso, el jefe del Consell no se trajo de Madrid un gran botín político a su regreso.
En Valencia, las cosas no terminan de mejorar en el partido. Aparte del ya citado Castellano, y pese a que primeros espadas como Rita Barberá, Alfonso Rus o Javier Moliner, apoyaron la decisión relámpago de su líder, tampoco se ha percibido un compromiso de salir en defensa de la medida en público.
Ademas, y si ya existían dudas, el espectáculo de clausura ha llevado a preguntarse a diversos dirigentes si no había otra manera de hacer las cosas. "Ha habido errores en el proceso y en la estrategia, especialmente en la noche del cierre", subraya un diputado autonómico. En este sentido, nadie en el PPCV niega la "dureza" de la decisión y el "desgaste" que conlleva, aunque los más optimistas lo limitan al corto plazo.
Mientras, en Les Corts, pese al ambiente enrarecido existente en el grupo popular, Fabra consiguió el apoyo sin fisuras de sus diputados. Una prueba de fuego superada que, aunque no tapa la desafección existente en un buen número de parlamentarios, sí permite atisbar una cohesión en los momentos difíciles. Ahora bien, se percibe poca capacidad de empuje mediático por la causa desde la cámara.