VALENCIA. Valencia está fuera del circo mundial de la Fórmula 1. El calendario provisional que ya está difundiendo la organización a los equipos limita al circuito de Montmeló la presencia de los bólidos en España para el próximo año. Se confirma así el adiós definitivo de la capital valenciana y su circuito urbano a la Fórmula 1, un gran evento que rodeado de polémica y sospecha tanto por la forma en que Francisco Camps y Rita Barberá negociaron en su día la celebración de la carrera y su cesión posterior a una empresa privada, como por la crisis posterior de ésta y la asunción por parte de la Generalitat del gravoso coste de la carrera.
A ello se unió que el contrato, que obligaba a pagar un canon de 20 millones anuales a la organización de la F1, pese a sufragarse con dinero público, estaba blindado a su difusión por una cláusula de confidencialidad que ha impedido saber las condiciones del mismo, así como el coste real de cada edición y las penalizaciones a las que debería enfrentarse la Generalitat en caso de no cumplir con las obligaciones adquiridas.
De hecho, el coste de la rescisión del contrato, en caso de que se haya acordado así, extremo que no ha sido confirmado por la Generalitat, es una de las incógnitas que sigue sobre la mesa. El presidente del Consell, Alberto Fabra, ha tratado de salvar la celebración de la carrera negociando en primera instancia la celebración alterna con Barcelona. Esta opción, que llegó a venderse como cerrada, no fructificó.
La otra opción (o incluso simultánea) era conseguir que Bernie Ecclestone aceptara una rebaja "sustancial" del canon anual, según reiteró hace solo unas semanas el vicepresidente del Consell. José Císcar, en una de sus comparecencias semanales tras la reunión del Gobierno valenciano, afirmó incluso que, en caso de no lograr esa rebaja, la intención de la Generalitat sería rescindir el contrato, opción que confiaba en poder hacer sin coste alguno para las arcas públicas.
Sin embargo, el incumplimiento del contrato -y la Generalitat no puede seguir pagando la carrera por sus graves problemas económicos, no es que no quiera acoger el evento- tenía una penalización anual tan alta como el propio canon anual, según reconoció veladamente en alguna ocasión el propio Císcar.
Además, el contrato tiene una serie de cláusulas que vinculan cualquier discrepancia en su cumplimiento a los tribunales británicos, donde tiene la sede Formula One Administration y Formula One Management, las empresas que controlan el negocio y que firman con las ciudades que acogen las carreras. La obligación de someterse a las leyes y los juzgados del Reino Unido y el coste de contar con un equipo jurídico capaz de defender los intereses de la Generalitat allí era otro de los aspectos que frenaba cualquier iniciativa del Consell.
Todas esas cláusulas preventivas impuestas por Ecclestone hacen poco probable que el patrón de la Fórmula 1 acceda a resolver el contrato sin cobrar por ello. La única baza que tiene la Generalitat es que hay demanda suficiente de ciudades candidatas a cubrir su plaza. Pero el negocio es el negocio, más para un hombre inflexible como el británico.
La cuestión que está ahora, por tanto, sobre la mesa es cuánto le costará a la Generalitat no celebrar la carrera de 2014 y si el adiós es definitivo, cuánto costará dar por nulo el contrato que aún le vincula hasta 2016. Y ampararse en la confidencialidad que exige Ecclestone añadiría nuevas sombras a una historia de por sí muy oscura.