Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA. Daniela González es, desde el pasado mes de mayo, la presidenta de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV), un cargo que ocupa tras haber liderado durante años el Centro de Estudios de la entidad. Ahora se pone al frente de un gigante que suma más de medio millar de entidades y que supone la estructura necesaria de una tradición que sigue sonando con fuerza. Y ritmo, claro. Más allá de la tradición, los retos a los que se enfrentan las sociedades musicales viven en el presente. En el horizonte próximo tienen su cambio de sede, un viaje a la Alqueria de Julià, que Bankia está rehabilitando actualmente, que cambiará el cascarón de la entidad y, también, parte de su interior, pues facilitará muchas de las actividades para las que ahora tienen que buscar acomodo físico. El espacio se convertirá en su cuartel general, un lugar que, esperan, también sea propicio para el diálogo y visitado por aquellos encargados de legislar las notas musicales.
Si bien gran parte de la batalla se pelea en Madrid, también la Comunitat Valenciana tiene mucho que decir al respecto. Por lo pronto el nuevo gobierno autonómico se ha comprometido a impulsar una nueva Ley de la Música y a crear un Estatuto de la Música para dar respuesta a la “falta de adecuación de la reglamentación existente en materia laboral y jurídica”, así como a aumentar de ayudas para la adquisición de instrumentos. Habrá que ver si se cumple o no. Con 40.000 músicos, 60.000 alumnos y más de 200.000 socios, la federación se enfrenta ahora a una nueva etapa capitaneada por Daniela González. Por cierto, la primera mujer que dirige la federación en su historia.
-Tras su elección todo el mundo puso el foco en que era la primera mujer que presidía la federación, ¿qué reflexión hace de esto?
-Creo que es un proceso de normalización. Soy la primera presidenta en más de 50 años, pero hay una labor detrás, no solo esa es la noticia. Esto es un reflejo de lo que son las sociedades musicales. En nuestra junta directiva hemos intentado que haya paridad, actualmente somos 13 mujeres y 15 hombres, una responsabilidad repartida. En las sociedades musicales tenemos ahora un 30% de mujeres presidentas. Hemos empezado a dar pequeños grandes pasos en este sentido. Pero, además de ser una mujer, hay una gestión previa. He sido la directora del Centro de Estudios durante seis años, por el que han pasado unos 2.500 alumnos.
-En cualquier caso, la federación sí está impulsando proyectos en torno a la igualdad de género, se firmó un acuerdo con la asociación de empresarias, por ejemplo.
-También, en 2015, creamos la banda sinfónica de mujeres, para visibilizar su papel. Lo que que queremos es poner referentes para que los vean. Cuando yo empecé a estudiar música no me planteaba ser directora, porque no las veía en ningún sitio. Espero que hoy en día las chicas se planteen lo que yo antes ni imaginaba. El año pasado, por ejemplo, también creamos el Premio Euterpe de la igualdad de género. Ojalá la banda sinfónica de mujeres no tenga que estar, eso será buena señal.
-En su primera intervención como presidenta destacaba la necesidad de fomentar la empleabilidad de los músicos.
-Vamos a firmar un convenio con la Universitat de València para hacer un estudio sobre la empleabilidad en los músicos. ¿Si eres músico solo puedes ser músico o tu capacidad de estudiar música te puede ayudar a otras cosas? Esa fue la pregunta inicial. Nuestras sociedades musicales pueden ser el germen para que esos músicos se dediquen a otras cosas, estando más especializados.
-No se puede hablar de empleo sin hablar de impacto económico, que cifran en 40 millones (de acuerdo con un estudio de Unidad de Investigación en Economía de la Cultura y Turismo de la Universitat de València)
-Las bandas mueven la compra de partituras, de instrumentos, de vestuario, etc. Hay una economía alrededor muy grande.
-En el apartado legislativo, ¿cuáles son los retos?
-Hoy por hoy somos asociaciones sin ánimo de lucro y tributamos como si fuéramos una gran empresa, ¿De verdad tenemos que tributar como Iberdrola? Aquí somos todos voluntarios. Sé que la confederación española de sociedades musicales ha empezado a hablar este tema en Madrid, pero será largo. Desde València podemos presionar, pero se tiene que trabajar en Madrid.
-En la Comunitat se ha planteado impulsar una nueva Ley de la Música...
-Hay que dotar de contenido a la Ley Valenciana de la Música. Queda muy bien decir que tenemos una ley, pero, ¿para qué sirve sin contenido? Pido [a la administración] diálogo, que escuchen a las sociedades musicales. Hace unos años se intentó este acercamiento y no se consiguió, aunque es verdad que en la pasada legislatura se ha notado que ha habido un mayor diálogo entre las instituciones y nosotros, algo que no debe fallar nunca. Con sentarme, que nos escuchen y entablar una mesa de trabajo, me doy con un canto en los dientes [ríe] Hace mucha falta.
-¿Cuáles son las necesidades a corto plazo?
-Es importante ese diálogo del que hablaba. También la cuestión de las infraestructuras. Muchas bandas no tienen espacios para hacer conciertos. En València hay muchos locales que están cerrados y donde se podrían hacer muchas cosas. Por supuesto, también estamos pendientes de la financiación. Reconozco que en estos cuatro años ha habido un aumento de la financiación que, aún así, sigue siendo insuficiente. Nuestras escuelas de música están subvencionadas solo en un 20%, unas escuelas que se tienen que modernizar.
-Estamos pendientes de la apertura de la Casa de la Música, futura sede de la FSMCV en la Alqueria de Julià, ¿cómo va a cambiar esto a la entidad?
-Bankia anunció que a finales de año estaría disponible. La junta directiva no tiene sitio para reunirse en nuestra actual sede; también tenemos tres unidades artísticas que, para ensayar, tienen que ir a otros espacios, como el Palau, mientras que en la Alquería habrá un sitio para ensayar, reunirse, hacer jornadas... La imagen de la federación va a cambiar.
-La pasada semana presentaron el proyecto 'Music Immersion travel', ¿en qué consiste?
-Desde hace dos años vamos a la feria internacional de música de Chicago, un proyecto que ha evolucionado en hacer paquetes para que turistas del resto del mundo puedan venir aquí a compartir sus experiencias con las bandas de música. Para el turista que viene de fuera, la forma de integrarse más rápidamente es estar dentro de una banda de música. Ofrecemos cursos de dirección, asistir a ensayos, participar en un concierto... se ofrece a ese turista que viva lo que es estar en una banda de música y que, al mismo tiempo, descubra todo lo que rodea nuestra cultura. Para la sociedades supone una forma diferente de autofinanciación, además de nutrirse de la experiencia.