MADRID. A diferencia de los tipos estadounidenses, los mercados de valores y, en general, los mercados de assets vinculados al riesgo repuntaron con fuerza la semana pasada. El resultado fue una previsible caída del dólar de la que se beneficiaron principalmente las divisas europeas y latinoamericanas, las primeras impulsadas por el cierre de los diferenciales de tipos a través del Atlántico, y las segundas por el retorno del apetito por el riesgo en general y por el fuerte repunte de las materias primas en particular. Mención especial para el zloty polaco, que terminó la semana con un rendimiento estelar, debido a que la economía polaca ha resistido al impacto de la guerra hasta ahora.
La publicación de los datos macroeconómicos de las principales zonas monetarias serán el foco de atención esta semana. El martes se publicará el informe adelantado de inflación de la eurozona correspondiente al mes de mayo, y el viernes se publicará el informe de nóminas de Estados Unidos. En cuanto al primero, los mercados esperan un nuevo aumento tanto del índice general como del subyacente, lo que debería sellar el acuerdo para una subida de tipos del BCE a más tardar en julio. A medida que aumenten las expectativas de subidas más rápidas y numerosas por parte del BCE, el euro debería recibir un impulso significativo y su reciente recuperación podría tener más recorrido.
Los índices PMI de actividad empresarial se mantuvieron mucho mejor en la eurozona que en Reino Unido o en EE.UU., lo que indica que la economía es más resistente de lo que se le atribuye. Las cifras claramente expansivas disiparon la idea de que una recesión está cerca, y lo que nos queda es una configuración de la política monetaria totalmente desajustada con el contexto inflacionista y económico.
Se espera que los datos de inflación de esta semana muestren un nuevo récord histórico. La cifra actual será clave para decidir la cuantía de la subida de julio, y probablemente una sorpresa adversa en la inflación aumentaría las probabilidades de una subida de 50 puntos básicos y sería un apoyo para la moneda común.
La semana pasada se publicaron algunos datos secundarios, y la mayoría resultaron por debajo de lo esperado. La debilidad del mercado de la vivienda, en particular, ayudó a que el mercado de bonos de EE.UU. siguiera subiendo, y el diferencial a 12 meses entre los tipos de EE.UU. y el euro es ahora más bajo que a finales de marzo, lo que sin duda explica gran parte del repunte del euro.
Esta semana se publicará el informe del mercado laboral de mayo, los últimos datos clave antes de la reunión de junio de la Reserva Federal. Los mercados esperan un retroceso de los salarios, que siguen yendo por detrás de los precios. Una sorpresa positiva en este sentido haría que los mercados empezarán a valorar tres subidas consecutivas de 50 puntos básicos por parte de la Fed.
Los índices PMI de actividad económica de mayo fueron más suaves en Reino Unido que en Europa continental, una divergencia desconcertante que merece ser observada. Aunque la libra esterlina se tomó los datos con calma, al igual que los mercados de tipos, cualquier previsión de subidas sostenidas del Banco de Inglaterra presupone lecturas positivas en este indicador clave, ciertamente no inferiores a la cifra de 51,8 que vimos en el índice compuesto.
Los datos de esta semana en Reino Unido serán en su mayoría de segundo nivel y/o desfasados, por lo que se espera que la fluctuación de la libra dependa de los acontecimientos en otros lugares.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury
El analista recopila lo más destacado de las últimas referencias macro e informes económicos publicados referentes al Viejo Continente