Mariano Rajoy vencedor de las elecciones y vencido en la moción; Pedro Sánchez vencido en las elecciones y vencedor de la moción. Pedro Arriola convenció al PP y lo llevó a su declive; Iván Redondo se fue vencido del PP y se ha coronado como vencedor junto al PSOE
VALÈNCIA. En esta última semana hemos vivido situaciones inéditas en nuestra democracia, la primera moción de censura que triunfaba, el presidente del gobierno no es diputado en el Congreso, el partido que gobierna no ganó las elecciones y tiene menos diputados –considerablemente menos– que el actual partido de la oposición, los apoyos recibidos para sacar adelante la moción provenían de partidos declarados como anti o contra el sistema [sí, ese sistema que da hipotecas de 600.000 €], nacionalista impulsores de todo lo que signifique romper y desestabilizar las estructuras del Estado y promotores de la subversión de la legislación vigente, en pro de una “voluntad popular” que no respeta ni la ley ni la justicia en algunos territorios.
Con este panorama podemos afirmar con total seguridad que se abre un tiempo de incertidumbre y probablemente de inestabilidad política que tendrá consecuencias tal vez en el plano económico, y ahí es donde a todos nos afectará. Cierto que los datos publicados sobre las cifras de paro son razonablemente positivos, y como opinan algunos economistas, la temporada estival será positiva y aun no se podrá valorar el impacto del nuevo ejecutivo. También hay que tener en cuenta que si este ejecutivo se consolida como el de Pedro el Breve y convoca elecciones en medio año más o menos, quizá no haya espacio de tiempo para aplicar nuevas políticas y evaluarlas.
El triunfo de quien obtuvo los peores resultados electorales y quien generó una histórica crisis interna en el socialismo español tiene un protagonista relativamente oculto, el consultor y asesor en comunicación política Iván Redondo, quien ha ido trabajando casi siempre con el PP y logró éxitos como la alcaldía de Badalona para Albiol o la presidencia de Extremadura para Monago. Uno de esos jóvenes asesores que el PP de Rajoy y Arriola, tanto monta, despreció y marginó porque lo veían con miedo y probablemente pensarían que sus teorías eran exageradas o poco factibles.
Desde la tribuna de invitados del Congreso y con un “nuevo look” que costaba reconocerlo, el consultor vasco cumplió su sueño de convertir a un candidato/cliente en presidente del gobierno y ahora se baraja si será designado alto cargo del nuevo ejecutivo. Imagino que si piensa en su carrera profesional, preferirá seguir viendo los toros desde la barrera. La realidad ha puesto sobre la mesa que la estrategia en el marketing y la comunicación política pueden derrocar un gobierno, siempre que se den una serie de condiciones, obviamente, como la imagen de Rajoy identificada con el PP de los grandes casos de corrupción o el hecho de que cada noticia sobre una sentencia resuene en unos altavoces mediáticos de primera magnitud, hechos ambos que impactarán emocionalmente en el electorado.
Me permitiré un apunte sobre algunas de las declaraciones de Redondo que me parecen un tanto peculiares, en una entrevista televisiva de una hora con Pablo Iglesias en el año 2016, el consultor afirmó: “utilizar el populismo como técnica electoral no es criticable bajo mi punto de vista, como ideología sí”. Me suena algo contradictorio, es algo así como decir, hay que decir en campaña lo que la gente quiere oír, necesita oír y cuando se alcanza el poder hacer lo que toque o lo que consideres, al margen de lo que hayas prometido. Llámenme malpensado.
La nueva situación en España parece importante y relevante para los valencianos y para la política nacional. Por un lado la posible –no las tengo todas conmigo– renovación real y profunda del PP, que pese a todo siempre será el blanco fácil, máxime según vayan juzgándose los casos de la última década y se vuelva a apelar a su endémica corrupción como partido. Y en cuanto a nuestro territorio deberíamos avanzar en un asunto tan capital como el Corredor Mediterráneo, pues ya sabemos que el Ministro de Fomento es José Luis Ábalos, valenciano y mano derecha del presidente del gobierno. Así que con él y quizá algún valenciano más en el ejecutivo central, ni Pixi ni Dixi podrán parar el desarrollo de nuestra tierra.