VALÈNCIA. Antes que la cerveza, la chicha o el vino, la hidromiel fue la primera bebida alcohólica que se disfrutaba en el mundo. Una bebida que ya embriagaba a los vikingos, que fue la favorita de Julio César y que incluso se ha colado en realidades fantásticas como El Señor de los Anillos, donde la bebían todos los viajeros que paraban en la posada del Pony Pisador de la Terra Media y en Juego de Tronos las copas de la familia Lannister se llenaban con ella. Siempre ha estado ahí, aunque es ahora cuando comienza a hacerse un hueco gracias a entusiastas de esta bebida que han decidido realizarla artesanalmente.
Uno de estos apasionados de la hidromiel es Tomás Pérez, quien desde su pequeña fábrica de València la elabora bajo la marca Hidromiel Odín. Una bebida que descubrió en 2013 gracias a un conocido, que en el marco del festival Viñarock le ofreció la que hacía en su casa. Aquello le cambió la vida y al año decidió crear su propia receta. Comenzó trabajando como nómada para una cervecera y en 2014 decidió emprender con Hidromiel Odín. “Los comienzos fueron muy difíciles, con algunas malas decisiones y desconocimiento —en su familia no hay empresarios—, pero fui aprendiendo a base de ensayo-error hasta crear mi propia empresa y mi propia hidromiel”, comenta Tomás con cierto orgullo y dando las gracias a su familia, quien siempre le apoyó.