ALICANTE. Cada vez más estamos viendo que los productos financieros que analizamos dentro de la entidad -para su inclusión en nuestro registro de productos aptos para nuestros clientes- incorporan criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo, ASG, o en inglés ESG. El enfoque de inversión sostenible es crucial en un mundo cambiante y cada vez más interconectado, donde las inversiones a largo plazo requieren atención especial para poder: identificar, entender y gestionar los riesgos y también las oportunidades que puedan surgir en un contexto variable.
Somos conscientes del impacto de los criterios ESG en los mercados financieros y, por ello, debemos tenerlos en cuenta a la hora de la asignación de activos, también en la construcción de carteras y en la gestión de riesgo para así poder corroborar la resistencia y la sostenibilidad de las inversiones a largo plazo. El cambio climático ya condiciona nuestras vidas. Y existe una urgencia a nivel global para mitigar los efectos de la actuación del ser humano en nuestro planeta.
En el proceso de transición a un mundo con niveles bajos de emisiones de carbono surgen nuevos riesgos y, sobretodo, oportunidades a la hora de seleccionar los activos para que alcanzar una mayor sostenibilidad a largo plazo. Por ejemplo, la presencia cada vez más alta de energías alternativas permite una menor dependencia de los combustibles fósiles y una reducción de las emisiones. Otra oportunidad estaría en la tecnología que es una pieza fundamental para atacar el problema de abastecimiento mundial de agua y de comida y así lograr un crecimiento sostenible con los recursos disponibles.
En las próximas décadas veremos que la introducción de criterios ESG impactarán fuertemente en la valoración de los activos y en el riesgo asociado, lo que obligará a una reasignación de activos a escala global para aprovechar estas nuevas oportunidades. Los que no se incorporen a esta tendencia deberán hacerlo paulatinamente para adecuar sus inversiones y así optimizar su rendimiento, debido a las nuevas exigencias de sostenibilidad.
Para alcanzar el objetivo de una economía neutra en carbón, el Parlamento Europeo en su Sustainable finance- EU Taxonomy propone una serie de criterios, muy estrictos, para determinar si una actividad económica es realmente sostenible. Dichos criterios evalúan la sostenibilidad de una inversión para que cumpla con la mitigación y adaptación al cambio climático, la prevención y control de la contaminación, la transición a una economía circular, la protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas, así como el uso sostenible y protección de los mares y recursos marinos.
La importancia de la inversión sostenible se ha visto reforzada por la proliferación de acuerdos, propuestas y resoluciones por parte de la Unión Europea, de la OECD, del MSCI y otros. Cada uno de ellos presenta su propio sistema de clasificación. Debido a la reciente incorporación de criterios ESG en nuestras inversiones, existe todavía una gran diversidad en los criterios aplicables, así como, en la interpretación final de si una inversión es sostenible o no. Esta situación dificulta la toma de decisión por parte del inversor a la hora de comparar productos financieros. La tendencia es lograr una rápida adopción de criterios comunes por parte de los diferentes organismos. Diseñando una metodología común que permita alcanzar los objetivos sostenibles.
¿Es rentable, para el inversor, adaptar su cartera de inversión a los criterios de sostenibilidad? Lo primero que puede pensarse es, que si restringimos el universo invertible a solamente inversiones que cumplen los criterios ESG, entonces las posibilidades de obtener rentabilidad disminuyen. Sin embargo, en un estudio realizado por Morningstar se ha concluido que 41 de sus 56 Índices ESG han batido a los índices homólogos que no cumplen dichos criterios en un 73%. Otro aspecto que surge de la lectura del estudio es que la volatilidad presentada por las empresas que siguen criterios ESG es menor dada las ventajas competitivas que adquieren a través de aplicar criterios de gobernanza.
Respondiendo a la pregunta inicial de si debe el inversor adaptar su cartera de inversión a los criterios ESG podemos concluir que el inversor va a ver por sí mismo cómo su cartera de inversión va a ir conformándose cada vez más de valores sostenibles para hacer frente a los nuevos escenarios de mercado.
René Bauch es asesor financiero de la EAF alicantina gCapital Wealth Management. Puede contactar con el autor para solventar cualquier duda en [email protected].