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patrimonio cultural

Un decálogo para salvar el Metropol

Foto: KIKE TABERNER

El colectivo Salvem el Metropol desmonta el informe de la Conselleria de Cultura y aporta argumentos para la conservación del cine. Su estudio será remitido al Síndic de Greuges

19/11/2018 - 

VALÈNCIA. La RAE define como decálogo a todo aquel listado de normas o consejos que permitan desarrollar cualquier actividad, y especifica que no son necesarios diez. En el caso del Metropol, el decálogo de razones para conservar el cine creado por Javier Goerlich para Carceller podrían ser diez, quince, veinte… A partir de un informe que ha realizado el colectivo Salvem el Metropol, que agrupa entidades como la Fundación Goerlich o el Círculo por la Defensa del Patrimonio, en el que ha colaborado la arquitecto Diana Sánchez Mustieles, se puede articular un argumentario que desmonta el informe remitido por la Conselleria de Cultura al Ayuntamiento de València que abrió la puerta al derribo.

Este estudio de Cultura, puesto en solfa por el colectivo ciudadano, es el que se ha esgrimido desde la Concejalía de Desarrollo Urbano como justificación a que dieran la autorización para la demolición. Argumento a argumento, Salvem el Metropol pone en evidencia la endeblez de las tesis de Cultura y del Ayuntamiento de València, y plantea la urgencia de recuperar el cine. El texto le será remitido al Síndic de Greuges para que emita las recomendaciones que considere. En su día el Síndic emplazó al Ayuntamiento de València y a la Conselleria de Cultura para que fuera declarado Bien de Relevancia Local, recomendación a la que ambas instituciones han hecho caso omiso.

1. Si autorizan el derribo infringirán la ley. Si al final el cine es demolido, ambas instituciones se saltarán la legislación autonómica. Concretamente la disposición adicional quinta de la Ley 4/1998 de Patrimonio. En ella, en el artículo 4, punto 3, se establece que se considerará como Bien de Relevancia Local a aquellos edificios que se utilizaron de sede del gobierno de la República. El Metropol fue embargado por el Comité Ejecutivo de Espectáculos Públicos en València (CEEP) para ser empleado como edificio gubernamental. Es el único edificio intacto que queda de aquella época.

Foto: KIKE TABERNER

2. Debería ser considerado ‘lugar de la memoria democrática’. “En su interior se informaba a los  ciudadanos  del curso de la guerra y se levantaba la moral de la retaguardia”, explica el contrainforme. A partir de este hecho, el estudio de Salvem el Metropol recuerda que el cine tendría que ser considerado Lugar de la Memoria Democrática “y por ello se debería incluir inmediatamente el edificio del Cine Metropol, íntegramente y en todo su conjunto, dentro del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos”. En este sentido, desde Salvem el Metropol se cita el título III de la Ley 14/2017, en concreto el artículo 20 de esta norma, que consideran que puede ser la ley clave para salvar al cine.

3. No hay estudios de estructura. Atendiendo a los comentarios vertidos desde el Ayuntamiento de València y el informe de la Conselleria de Cultura, el estado del cine es muy deficiente. Pero no se encuentran estudios de estructura, como constata el contrainforme. “Si el edificio se encontrara en tan mal estado y existiera una declaración o expediente de ruina, se debería justificar detalladamente por qué es considerado ruina. Para ello se deberían aportar estudios más precisos (como un estudio del estado de la estructura, por ejemplo). Y no se ha hecho”.

4. La mención a la incidencia del incendio es incongruente. Uno de los argumentos esgrimidos desde el Ayuntamiento y Cultura es que el incendio que sufrió el cine en el año 2001 afectó a su estructura. Ante esta afirmación, desde Salvem el Metropol, echando mano de lógica, se preguntan cómo puede ser posible que cinco años después se celebrara allí una edición de Casa Decor. “Si hay un informe de los bomberos tras el incendio de 2001”, reflexiona el contrainforme, “y algún informe más sobre el estado deficiente ¿cómo es que se permitió una actividad tan importante y concurrida como Casa Decor en 2006? Si ‘la estructura y los acabados quedaron dañados’ no se podría haber usado el cine para este evento. Hubiera sido una imprudencia y una irresponsabilidad inadmisibles haber puesto en riesgo la integridad de las personas, además de una ilegalidad por no cumplir el espacio los requisitos de seguridad, funcionalidad y uso efectivo marcados en la Ley. Además, cuando se incendió, la parte estructural del edificio no se dañó, sino que sería la cubierta del escenario o, como mucho, la platea. Una cubierta metálica de cuchillos, que es fácilmente reparable, no es la estructura (elementos de sujeción y cimientos)”.

Foto: KIKE TABERNER

5. La relación de daños es deficiente. Un detalle que resalta el contrainforme es que la relación de supuestos daños a la que se alude en el informe está plagada de inexactitudes y carencias. “En ningún caso se aportan fotografías y localización exacta y detallada de los daños señalados”. Igualmente, cuestionan algunas de las patologías señaladas en el texto de Cultura. “Si esta fachada se rehabilitó en 2012, hace solo 6 años, ¿cómo es posible que ya haya varias fisuras (sin determinar ni el número ni la situación) en sus revestimientos? ¿No ha pasado más inspecciones ni controles desde esa fecha?”, se preguntan.

6. Nadie firma el informe de Cultura. Una pregunta que se hacen desde el colectivo Salvem el Metropol es la autoría del informe de la conselleria de Vicent Marzà que ha utilizado la concejalía de Desarrollo Urbano para justificarse. “Cualquier informe técnico debe estar realizado por un técnico competente (cualificado con los estudios requeridos) y además debe estar firmado (y no lo está) ¿Quién es el técnico que lo ha realizado? ¿Cuál es su formación? ¿Por qué no aparece su nombre?”, se preguntan desde el colectivo.

7. La ley exige equipos pluridisciplinares. Este anonimato resulta asimismo un error que invalida el informe ya que, como recuerdan desde Salvem el Metropol, la ley obliga a equipos pluridisciplinares. En concreto en la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano indica en su artículo 47, referido a la formación de los Catálogos de Bienes y Espacios Protegido, punto 2, que estos deberán ser redactados por equipos multidisciplinares, especificando expresamente que deben ser “necesariamente” titulados en “Arquitectura, Arqueología, Historia del Arte y Etnología o Antropología”. “Lamentamos profundamente que ni en el informe encargado por el Ayuntamiento de Valencia, ni en el supuesto informe realizado por la Conselleria de Cultura se haya contado con un equipo pluridisciplinar a la hora de atender nuestra petición de declarar como BRL el edificio del antiguo Cine Metropol de Valencia”, aseguran en su escrito los miembros de Salvem el Metropol.

Foto: KIKE TABERNER

8. Sólo se valoró la decoración. Este autor o autores anónimos, explican desde el colectivo, analizó los posibles valores del cine a partir de una “inspección visual” que, detallan, “se centra únicamente en el hecho de que exista o no decoración”. “¿Respecto a qué época, si no se ha realizado tampoco ningún estudio previo del interior del cine?”, se preguntan.

9. No se contextualizó. Otro detalle de gran relevancia que omite el informe de Cultura es que, dicen, no se contextualiza el cine ya que no se ha dado importancia “ni a la autoría [Goerlich], ni a la tipología edificatoria, ni a la importancia de su historia, su repercusión en la historia de València, en el hecho de ser un edificio singular y único al transformarse de residencial a cine, y a su posible reutilización para un nuevo uso”.

10. El valor de la memoria colectiva. En el contrainforme los miembros de Salvem el Metropol señalan que “el patrimonio arquitectónico forma parte de la memoria colectiva”. “La destrucción de los edificios que por su actividad, decoración, significación, uso, etc. ya forman parte del ideario de una comunidad, supone una violación al derecho de la identidad y el ideario de un colectivo. El Cine Metropol forma parte del imaginario valenciano, hecho que se constata con los apoyos de diversas instituciones, colectivos y ciudadanía, y destruirlo sería vulnerar el derecho al mantenimiento de la historia y el legado cultural inherente”, concluyen.

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