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Dejar tu Huella: solidaridad que evita el hambre

Foto: EVA MÁÑEZ
31/05/2020 - 

VALÈNCIA. Las consecuencias que está dejando la mayor crisis sanitaria de la historia reciente van más allá de las físicas y emocionales que deja la enfermedad. Junto al dolor de la pérdida de seres humanos existe otra vertiente que también está provocando lágrimas entre los ciudadanos, y es la otra pandemia, la económica, la que ha provocado que miles de familias en toda España se hayan visto abocadas, de la noche a la mañana, a acudir a la beneficencia para dar de comer a sus hijos.

En València se ha creado una nueva ONG llamada Dejar tu huella. Carol es una de sus fundadoras, y cuando le preguntamos cómo comenzaron, la mujer nos cuenta que todo surgió a raíz del grupo de padres del colegio del barrio de Patraix al que lleva a sus hijos. En ese grupo vieron que algo no funcionaba como debía funcionar, que había padres que no lo estaban pasando nada bien, pero que no se atrevían a verbalizarlo en el grupo. 

Para conseguir saber la verdad, recurrieron a pedir ayuda de una de las profesoras, Leonor, que fue la persona que habló con los padres. A través de Leonor descubrieron una realidad horrible, algunos de ellos no tenían ni para dar de comer a sus hijos. Ninguna podía mirar hacia otro sitio e hicieron lo único que podían hacer: actuar.

Foto: EVA MÁÑEZ

María

Este es el caso de María. Con tres hijos a su cargo, tan solo tiene el cheque escolar de 60 euros que le da el colegio para pasar el mes. 60 euros para comer cuatro personas durante todo un mes. En su casa no hay ordenadores, solo su móvil y tiene la pantalla rota, así que sus hijos tampoco podían seguir el ritmo de las clases online. Sonsacarle la verdad a María costó lo suyo, la vergüenza estaba ahí, haciendo su trabajo e impidiendo que María solicitara ayuda.

Pero la firme convicción de una maestra, y la amistad de una madre, consiguieron que María hablara de lo que le estaba pasando. Como muchos, se ha quedado sin ingresos tras perder su trabajo por el confinamiento. Como muchos, no tiene dinero para dar de comer a los suyos. Ella fue la primera a la que ayudaron. De eso no hace ni dos meses. Ahora, este grupo atiende a 166 familias repartidas por toda València y su área metropolitana.

Además de comida, a María le han llevado una tablet de otra de las madres del grupo y le han pagado los datos para que sus hijos puedan estudiar. Las tablets de la Conselleria no han llegado a ese colegio de Patraix, así que ha sido la solidaridad de estas mujeres la que ha hecho posible que esos niños puedan seguir con normalidad sus clases. El caso de María es tan solo una gota en el inmenso océano de esta crisis sin precedentes.

Foto: EVA MÁÑEZ

Dejar tu Huella

Para poder realizar su trabajo desde Dejar tu Huella se han tenido que incluir dentro de otra ONG, la Plataforma Intercultural de España. Esa ONG pone el NIF para que las 15 personas formadas por madres, profesores y amigos puedan circular por la ciudad sin problemas. 

Pero salvado el primer escollo llegó el segundo, no tenían un lugar físico donde montar las bolsas de ayuda que preparan. Carol conocía a Carina de la Casa de Uruguay. Allí también se habían arremangado y estaban echando una mano a la gente del barrio. Ambas mujeres unieron esfuerzos y, así, las 15 personas de Dejar tu Huella se unieron a otras ocho de la Casa de Uruguay, lugar en el que actualmente trabajan todos juntos para conseguir mejorar un poco la vida de las personas.

Han revolucionado el barrio consiguiendo que los vecinos aporten, que los pequeños comercios entreguen productos de forma gratuita y que, la vida de este pequeño barrio gire un poco en torno al trabajo incansable de estas personas que, todos los días, preparan bolsas con lo necesarios para las familias que las necesitan. Nos dicen que "resulta muy llamativo que, los que menos tienen, son los que más colaboran. Por ejemplo, al horno de aquí al lado les pedimos si nos podían dar el pan que les sobrara y, cuando llegamos a recogerlo, nos habían hecho una hornada para nosotras, y eso que es un horno muy pequeñito".

Foto: EVA MÁÑEZ

Nos explican que las necesidades de las personas van más allá de la comida. "Hay familias que con lo poco que tienen pueden comprar la comida, sin embargo, sí tienen carencias de productos tan simples y necesarios como jabón de ducha, lejía para desinfectar o ropa para los niños", ahí también llegan desde esta ONG. Hacen un trabajo personalizado con las personas a las que atienden, que cada vez son más.

Los perfiles de sus usuarios son de lo más variado, al igual que a la hora de infectar, las consecuencias económicas del coronavirus no han discriminado entre clases sociales. Carol nos dice que "hay extranjeros, mujeres de la limpieza que les pagaban en negro y ahora no tienen un euro de ingresos, mujeres que cuidaban ancianos y han muerto por la epidemia y se han quedado sin trabajo, madres solteras, familias enteras, gente que no ha cobrado todavía los ERTE en los que sus empresas los han metido, en realidad hay de todos los perfiles".

Situaciones extremas

Entre estos perfiles está el de Lola. Ella trabajaba hasta que el pasado 14 de marzo se decretó el estado de alarma. Su empresa la metió en un ERTE. Han pasado más de dos meses y todavía no ha cobrado un euro. Su situación, con un bebé en casa era bastante límite cuando Dejar tu Huella llegó hasta ella. "Se le caían las lágrimas cuando vio que le llevábamos un paquete de pañales y un bote de leche para el bebé", nos dice Carol mientras nos explica que las situaciones con niños muy pequeños son especialmente dramáticas.

Las situaciones a las que se enfrentan cada día son muy duras, nos explican que "hay una familia que tiene un bebé enfermo cuya leche cuesta 30 euros cada bote. Nosotras tenemos leche para niños que nos regala la farmacia del barrio, pero esa es especial. La mujer hasta nos envió las fotos de su bebé en la UCI para que viéramos que no mentía. Al final, pusimos dinero entre todos para poder llevarle la leche que necesita su hijo".

Foto: EVA MÁÑEZ

"Pero esa es solo una de las muchas historias que vemos cada día. Ayer un chico me dijo, 'tengo ganas de tirarme del segundo piso' porque su mujer se ha quedado sin trabajo y, ahora, no pueden pagar ni los 200 euros del alquiler de su casa", dice Carol mientras comprueba que las bolsas que tienen que entregar ya están listas. 

También apostilla: "Las necesidades de la gente no van a terminar con el desconfinamiento, esto se va a agravar". Le preguntamos que qué van a hacer, Carol nos mira y sonríe mientras dice: "Pues seguir al pie del cañón".

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