Una crónica social es un muestrario de la sociedad humana, con sus prototipos, con sus modelos de generosidad y bajeza
VALENCIA. Aunque inagotables, reconozcamos que las crónicas de sociedad hastían: sacan rencores a aquellos cuyos nombres no salen entre los resaltados en negrita o molestan a los que sospechan que son el encargo de misteriosos patrocinadores o inexistentes marquesas.
Lo que el lector realmente espera es que en ellas se hable mal de los demás para encontrar sus defectos reflejados en las clases acomodadas; poder decirse que, aunque no posee una casa lujosa y una pareja envidiable, al menos no tiene esa celulitis, no se ha operado con resultados desastrosos o no roba o hace el vago, como ellos.
Los autores de estas crónicas suelen escribir con seudónimo o bien aparecer de manera llamativa dando gritos de indignación sobre la moral de los demás. Acostumbran a ser un señor o una señora que estudiaron que el periodismo debe ser veraz, independiente y respetar el derecho de la vida privada, o sea todo aquello que en periodismo no da dinero, pero se adecuaron a las circunstancias.
Una crónica social es un muestrario de la sociedad humana, con sus prototipos, con sus modelos de generosidad y bajeza. Se adapta perfectamente a la maledicencia porque si su autor dice que tal señora estaba en la reunión de una ONG en Madrid, muchos pensarán que luego pasó la noche en una conocida calle de la Villa. Cualquier cosa que cuente resultará cómica en la interpretación de los bien informados.
El que suscribe esta -o sea, yo- escribe sin seudónimo. Ninguna firma me regala objetos de lujo y las inclinaciones de las braguetas ajenas me parecen casi todas candorosas. Pero como también me parece extraordinario cómo una vida sexual empobrecida estimula el interés por las actividades culturales hasta el punto de llevarnos a la locura o a la ópera, me pasé por el Jardín Botánico a escuchar una conferencia.
Fotos (ARRIBA): Vicente A. Jiménez
Como espero que sabrán a estas alturas, Valencia va a convertir la seda en un reclamo para el turismo cultural y se ha marcado un plazo de cuatro años para conseguir unos objetivos mínimos, incluido el de la comercialización de este tejido. Para ser esa crisálida de Bombyx mori que albergará en Fallas dos encuentros auspiciados por la Unesco, esta semana la ciudad inició en el Jardín Botánico la serie de conferencias y exposiciones con la dedicada a las geografías de la ruta de la Ruta de la Seda. Fue impartida por el escritor, dibujante y alpinista Eduardo Martínez de Pisón y el conocido aventurero Sebastián Álvaro, director del programa «Al Filo de lo Imposible» y moderada por el atractivo geógrafo y conservador del Museu d´Etnologia, Jorge Cruz. Hubo lleno completo y faltaron sillas para albergar a una convocatoria muy correspondida por el público. Se constituyó un un público heterogéneo de interesados, curiosos, amantes de la historia, aventureros, una señora que pasaba por ahí y no quería volver a casa, mucho ambiente universitario y amigos de la librería Patagonia, especializada desde 1997 en guías de montaña, naturaleza, mapas y todos los complementos para sobrevivir cómodamente en viajes fuera del ámbito meramente turístico.
Acogieron a los invitados, la consultora internacional de Unesco comisionada en Valencia, la caribeña Annick Thebia; el presidente y vicepresidente del Centro Unesco Valencia-Mediterráneo, José Manuel Gironés y Alejandro Noguera, respectivamente, y el amable director de la Librería Patagonia, Fernando Sánchez-Heredero. Todos ellos hicieron un llamamiento a continuar con las redes de intercambio de la seda, a que la pasión por esta cultura siga viva y al enriquecimiento que supone, para la cultura.
Entre los asistentes se encontraban Rafael Cebrián, histórico de la montaña y el senderismo, el pionero del montañismo Pedro Notario, y compañeros de aventuras como Javier Botella, Aurora Espacio, Pedro Notario, Miquel Motes o Rosa Tudela.
Fotos: Ángela Valero
Después me materialicé en el Mercado, no de la seda sino el de Colón, para la presentación de la cerveza Zendra, cuyo nombre alude al ahumado aroma del centeno y malta con el que se elabora. Se celebró una fiesta de cerca de 200 personas, alrededor de la música y de esta bebida, a la que acudió mucha gente “in”, modernos del Ensanche y alguna gorrona inevitable, pero siempre simpática, de estas celebraciones.
Presentaron este producto de Bierwinkel Guillermo Lagardera, jefe de comunicación, Carlos Ramada, Manuel Fuentes, maestro cervecero, y Rafael Gaudiza, presidente de los Cerveceros Caseros Valencianos, junto al artífice de su receta, Juanjo Tur.
Estuvieron el Sotssecretari de la conselleria de transparència, responsabilitat social, participació i cooperació, Alfonso Puncel; el músico Perico Sambeat; el multifacético Santiago Nose; Ángela Plá, de Valencia City; Carmen Carrizo,del restaurante Fierro; Jesús Ortega, de Cerveza Lalola o el diseñador de la etiqueta de Zendra, Jorge Lawerta, entre muchos blogueros, gente que pasaba por ahí volviendo del bufete o des estomatólogo y almas solitarias en busca de compañía y momentos felices que tienen trabajo, son guapas, activas sexualmente y con trabajo pero que no encuentran fácilmente con quién compartirlo.
Fotos: Eva Mañez
Para buscar esos momentos de felicidad hay que moverse mucho, de modo que pensé que lo mejor era zambullirme en uno de los acontecimientos invisibles de esta ciudad aunque lleva cuatro años petando el local donde se celebra; en esta ocasión fue en el entrañable bar Tulsa de Benimaclet, en frente del recomendable bar El Carabasser. Se trata una experiencia emocional-empollona-lúdica que consiste en jugar al Trivial, en equipo y sin fichas. Los asistentes se inscriben y responden a las preguntas preparadas por el novelista Joanjo García, último galardonado con el Premio de Novela Ciudad de Alzira, novela que saldrá a la venta en febrero. No acerté las preguntas suficientes para conseguir el jugoso premio en metálico que se llevó el equipo ganador, pero la próxima vez iré mejor preparado porque allí la competencia de los participantes es feroz.
En la Rambleta estuvo esta semana el muy peculiar cómico aragonés Javier Coronas, dentro de la propuesta que lleva por nombre Factoría y está auspiciada por una de las grandes empresas inversoras en deporte y ocio televisivo por cable. El espacio se llenó hasta los topes del público que había descargado su invitación gratuita por las redes para asistir a este evento que quiere reunir a gente que se dedica al humor. La charla fue llevada por Mariola Cubells, directora de relaciones externas de este centro, que supo estar a la altura del humorista, al que cubrió previamente con un manto de elogios. Coronas salió con una camisa amarilla -pasando de supersticiones- y confesó que lo de las redes sociales le trae sin cuidado porque no tiene tiempo para dedicarle al Wassap, al Twitter ni al Facebook. Hubo videos de famosos interviniendo en la charla y mucha acción sobre el escenario con la presentadora. Pregunta: “¿Eso de usar el SMS no es como usar el Fax?”; respuesta: “No”. “Estás haciendo el programa Ilustres Ignorantes cada semana: ¿vas a seguir haciendo lo mismo?” Coronas arrastró la letra eme durante unos segundos y respondió: “Sí”. “Si el público envía twits y se hace trending topic, invitaremos a todos a una cerveza”, anunció Mariola, y Coronas la atajó: “Eso es chabacano. Voy a decir frases muy comprometidas para que público beba gratis”. Y se metió al público en el bolsillo con sus ocurrencias. Qué talento.