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Desaparecidos en la Dana: tres meses de paciente indignación

Foto: EFE/Manuel Bruque
26/01/2025 - 

VALÈNCIA (Jordi Ferrer/EFE). Los familiares de las tres personas que siguen desaparecidas desde las riadas del pasado 29 de octubre agotan de forma paciente pero también indignados el plazo legal de 90 días a partir del cual podrán solicitar la declaración oficial de fallecimiento.

Este miércoles 29 de enero se cumple el plazo exigido por el Código Civil en su artículo 193 para la declaración de fallecimiento de una persona ausente, y los familiares de dos de los tres desaparecidos han explicado a EFE que acudirán a los juzgados para tramitarla.

Francisco Ruiz, de 64 años, desapareció en Montserrat tras poner a salvo a sus dos nietos de 5 y 10 años en el techo de su coche; a Elisabeth Gil, de 37 y madre de dos niños, se le perdió el rastro cuando la riada arrolló el vehículo conducido por su madre en Cheste (el cuerpo de la madre ha sido encontrado), igual que le sucedió a José Javier Vicent cuando conducía por Pedralba junto a su hija (cuyo cuerpo fue hallado a más de 60 kilómetros).

La declaración de fallecimiento se puede solicitar legalmente transcurridos 10 años desde las últimas noticias del ausente, pasados cinco años si al expirar ese plazo el ausente hubiese cumplido al menos 75 años o en tres meses en caso de siniestro.

Saray Ruiz, hija del primer desaparecido, explica a EFE que acudirá a los juzgados de Picassent con la documentación necesaria para obtener el certificado de defunción de su padre.

"Es una situación muy dolorosa, no vemos que esto acabe, cada vez se pierden más las esperanzas de encontrar el cuerpo", lamenta en lo personal, pero inmediatamente después añade: "el enfrentamiento político constante, las mentiras, hacen daño también a las familias".

Aunque la búsqueda del cuerpo de su padre no cesa, Saray sabe que es una operación tremendamente compleja. "Su móvil se quedó en el coche, no tenemos ninguna referencia. Lo único que sabemos es la dirección que tomó el cuerpo, por la corriente y porque se encontró un zapato y su gorra, pero muy cerca del coche, la perdió nada más caer".

Los especialistas de la Guardia Civil creen que el cuerpo pudo llegar a un barranco cercano, de ahí al río Magro y posteriormente al Júcar, del que es afluente el anterior, y por ello se han realizado búsquedas en Llombai, Carlet, Alfarp, Alcudia y Guadassuar.

Esta madre explica que, pese a la tragedia de haber perdido a su padre, conserva el inmenso consuelo de que sus dos hijos, de 5 y 10 años, lograron salvarse de la riada. "La pequeña pregunta más, pero el niño apenas menciona lo sucedido, y cuando escucha a su hermana hablar de ello la corta, para la conversación".

"Aquí no ha llamado nadie para ofrecer ayuda psicológica -lamenta-. Solo nos llamó una asistente social para darle a mis hijos dos cajas de Lego. Visto todo lo que he visto, la verdad que no me sorprende nada, se habla mucho de la atención psicológica pero la verdad es que la gente, las víctimas, no están para ir a ningún sitio, es posible que no haya fuerzas, pero la atención debería estar más próxima", añade.

Y de nuevo, sale la indignación. "Espero que la justicia -en referencia a la querella que promueve SOS Desaparecidos- nos dé la razón, pero en el caso de que no podamos hacer nada seguiremos luchando para que lo que ha pasado no se olvide, que lo sucedido forme parte de la historia de Valencia".

Otro de los familiares que está en una situación similar, Ernesto Martínez, ha explicado a EFE que tratará cuanto antes de regularizar la situación de sus sobrinos, hijos de Elisabeth Gil, de 19 y 4 años, para que puedan acogerse a los derechos que les corresponda por ser huérfanos.

"Mi hermana -también fallecida- y mi sobrina trabajaban en un hotel pegado al circuito de Cheste. Cuando terminó la jornada, mi hermana fue a casa para traer a su hija al trabajo, pasó por un puente al ir a Cheste y al volver para el hotel ya no estaba en pie, por eso dio un rodeo por detrás del circuito. Toda su obsesión era que su hija llegase a tiempo al trabajo", relata.

"Pero igual que ella, decenas de conductores pensaron en el mismo trayecto, y su coche se quedó en la parte baja del barranco. A mi hermana -su cuerpo- la encontramos, se quitó el cinturón y salió despedida, pero yo creo que mi sobrina entró en pánico, no se quitó el cinturón y sigue en el coche -no hay rastro tampoco del vehículo-", explica.

Elisabeth grabó un vídeo con su móvil para enviarlo a su jefe y justificar su retraso. En esas imágenes se ve un tendido eléctrico. "Por eso sabemos el punto en el que desapareció", añade su tío.

Según explica a EFE, Ernesto también forma parte del grupo de familias adheridas a la querella de SOS Desaparecidos, que se presentará el próximo mes de febrero en la Audiencia Nacional con la esperanza de "llevar ante la justicia a los responsables de este desastre".

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