VALÈNCIA. Pues sí, todo sucede demasiado rápido y los ciclos cada vez son más cortos. Llevamos años a vueltas con la globalización y parecía que esto era un fenómeno imparable que comenzó tras la 'guerra fría' y que nadie vaticinaba que a fecha de hoy sea un término cuestionado y casi superado. Pero la globalización llegó a su punto máximo y parece que ahora viviremos años marcados por la desglobalización o un proceso de cierta localización.
A lo largo del año pasado, el comercio internacional solo creció un 1,2%, la cifra más baja de la ultima década y sin que haya habido recesión. Hay muchas fuerzas desglobalizadoras que han empezado a abrirse camino el los últimos años y que no se limitan solo al enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos
Sin entrar en casos particulares como el mencionado enfrentamiento entre americanos y chinos, el Brexit, los aranceles de Estados Unidos a la Unión Europea o de ésta a Rusia, la globalización también minimizó la capacidad de acción de muchos gobiernos y limitó su soberanía, aumentó la desigualdad, fomentó la evasión fiscal internacional y, entre otras cosas, la migración de capitales. Todos estos elementos generan efectos contrarios por lo que probablemente viviremos unos años donde navegaremos en una transición hacia vínculos económicos y políticos más locales y regionales.
Todo ello después de más de 30 años de crecimiento económico basado en los beneficios de la globalización como el tránsito libre entre países de mercancías, capital y personas, la deslocalización de la producción por la mano de obra barata y precios de consumo mas bajos .
Evolución Comercio mundial y PIB
Fuente : WTO
Pero esto no tiene porqué ser algo necesariamente peligroso. La globalización llego a su punto máximo antes de la 'guerra comercial' entre Estados Unidos y China. De hecho existen algunas razones para explicar este proceso de desglobalización o de localización.
- Hoy por hoy las principales economías se encuentran presentes en casi todos los países o regiones de interés están tan abiertas que apenas quedan zonas importantes donde integrarse
- La liberalización y expansión financiera ha generado una importante perdida de soberanía económica y politica en muchos países que ahora se cuestionan
- Las nuevas tecnologías han hecho que ya no sea tan relevante buscar mano de obra barata en cualquier parte del mundo, ni que las cadenas de suministros tan alejadas y complejas aportan hoy por hoy tanto valor.
- El consumidor también ha cambiado de manera radical en los últimos años, y los productos y servicios cada vez son menos estandarizados y tienen que ajustarse a necesidades cada vez mas personalizadas y ajustadas.
Visto lo visto aventurarse a vaticinar como puede ser esta nueva era desglobalizadora resulta arriesgado, pero parece que hay algunos puntos que parecen casi evidentes. Es importante apuntar que a pesar de lo dicho anteriormente, el retroceso globalizador viene dado más por razones políticas que económicas o tecnológicas. La 'guerra comercial' entre chinos y estadounidenses es importante pero no estructural para el sistema, dado que tan solo supone el 3% del comercio global. Detrás de ello hay una tensión política mucho más relevante entre China y Occidente que sí está afectando a como será el mundo los próximos años.
España, comercio internacional regionalizado
Podríamos ver dos grandes bloques 'enfrentados': uno liderado por China y otro por Estados Unidos. Esto no sería algo tan distinto a lo que tenemos actualmente aunque quizás de manera más agudizada. Es imposible -o al menos improbable-, que los flujos comerciales entre Estados Unidos y China se acaben como los años de la guerra fría, pero sí que se restrinjan de manera importante sobre todo en algunos sectores estratégicos.
La regionalización a la que hacía referencia antes tampoco es un fenómeno tan ajeno o novedoso. Hoy ya vemos como cada vez más la producción va regionalizándose en torno países vecinos donde además se centra gran parte del comercio entre ellos. España es un ejemplo claro de comercio internacional regionalizado por cuanto el 67% de nuestras exportaciones van a países de la Unión Europea. Este tipo de potenciales incidencias si que afectarían al crecimiento económico de manera negativa así como generaría una cierta inestabilidad geopolítica. Lo cual tampoco supondría un escenario muy distinto al que estamos viviendo estos últimos años.
Ignacio González Ochoa es socio director de AVD Consultores