La exposición muestra la trayectoria artística de Julio Romero de Torres, uno de los mayores pintores de retratos y escenas costumbristas de la época de entresiglos
VALÈNCIA. Sorprende la afirmación, pero, Julio Romero de Torres. Social, Modernista y sofisticado es la primera exposición monográfica del pintor cordobés en València. Pese a ser una figura imprescindible en el arte español durante el final del siglo XIX y XX, Julio Romero de Torres no había tenido ningún reconocimiento pictórico en la capital del Turia. Gracias al interés personal del comisario de la exposición, Francisco Javier Pérez Rojas, catedrático de historia del arte en la Universitat de València y director de la Cátedra Pinazo, en este artista en concreto y su tenacidad en la propuesta en la Fundación Bancaja, la vida artística del cordobés ya tiene su reconocimiento en València.
La exposición ha sido presentada esta mañana en la Fundación Bancaja con la participación del presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón; el director corporativo de la Territorial de Bankia en Valencia y Castellón, Jaime Casas; y el comisario de la muestra, Francisco Javier Pérez Rojas.
La exposición, que cuenta con la colaboración de Bankia, propone un recorrido cronológico y conceptual por la trayectoria del artista con obras datadas entre 1895 y 1929, un año antes de su muerte. Romero de Torres fue mal-encasillado en el folclore español. Es decir, de sus tres etapas pictóricas, es cierto que la que más le marcó y le llevó al reconocimiento internacional fue su expresión del tópico andaluz. No obstante, también ha dedicado su trayectoria artística al postromanticismo o al modernismo. Su etapa más relacionada a la tradición andaluza, es más bien una pintura social, marcada por la copla como denuncia de situaciones habituales y la violencia de género.
Romero de Torres fue un gran retratista y, ante todo, un artista de una enorme sensibilidad que supo expresar las tensiones psicológicas del ser humano, cuyas escenas costumbristas de la Andalucía de la época son en la actualidad un testimonio gráfico de la sociedad del periodo de entresiglos de gran valor.
La obra está compuesta por 55 obras de gran formato que proceden de más de una veintena de colecciones públicas y privadas como, el Congreso de los Diputados, la Junta de Andalucía, la Fundación La Caja de Canarias, el Museo de Bellas Artes de Castellón, el Museo de Bellas Artes de Oviedo. Colección Pedro Masaveu, la Fundación Santander, el Museo de Bellas Artes de Córdoba, el Museo Julio Romero de Torres de Córdoba, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), el Museo Carmen Thyssen de Málaga, la Fundación Prasa y la Colección Paco Peregrín, a las que se suman préstamos de otras colecciones privadas.
La exposición revisa su evolución desde sus obras de juventud hasta la consolidación de su estilo con un recorrido por su producción creativa, marcada por diferentes etapas diferenciadas: desde 1885 – con su matriculación en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba con tan solo 10 años- hasta 1897, etapa en la que se le considera un pintor del postromanticismo; el periodo desde 1900 a 1906, marcado por el estilo modernista; y, por último, su etapa más conocida que alcanza desde 1907 hasta su muerte en 1930 y en la que su arte desemboca en un estilo personal e inconfundible en el que va más allá del regionalismo en boga. Popularmente, es conocido por la aparición de su obra La Fuensanta en el billete de 100 pesetas, aunque no tuviera nada que ver con la política de la época.
Nada más entrar a la galería, se pueden ver completamente de frente dos obras del artista. Estas dos representan el principio y el final de su trayectoria, mostrando su evolución y su consagración como pintor, el cual se relacionaba con las más altas esferas de la época como Machado, Sorolla y Tórtola València. A la derecha, el Cartel para las Fiestas de 1902, un óleo y carboncillo sobre papel en la que se observa un estilo claramente modernista, con un trazo y una finalización totalmente diferente a la obra que está a su izquierda. En el otro lado, está Diana, 1924, un temple y óleo sobre lienzo que representa el máximo explendor del pintor, una obra de calidad que dista mucho de la anterior. Este preludio es una muestra de lo que el espectador se va a encontrar en el interior: Romero de Torres de principio a fin.
En el interior, cuadros como Mal de amores, A la amiga o Vividoras del amor son piezas maestras de la pintura de su tiempo. El modernismo Art Nouveau se manifiesta en su obra gráfica. Romero de Torres fue un magnífico pintor e ilustrador gráfico, un artista inquieto al corriente de lo que sucedía fuera de España, y los diferentes viajes que realiza a Francia, Bélgica e Italia le abren nuevas perspectivas sin renunciar a sus raíces.
La "desinhibición" siempre ha ido unido al nombre de Julio Romero de Torres, pero no en el sentido de dibujar desnudos, si no por ser un provocador. La mayor polémica asociada a su nombre vino con su cuadro Vividoras del amor, que junto con la obra El sátiro, del valenciano Antonio Fillol; Esperando, de Hidalgo; y Nana, de José Bermejo, fueron retirados de la Exposición Nacional de 1906 por inmorales. En la presente exposición se muestran de nuevo enfrentadas por primera vez desde 1906 la pintura de Romero de Torres y la de Antonio Fillol, dos piezas de la vanguardia del momento que denotan esa fuerza de lo social.
La obra de las dos últimas décadas de su producción artística se ha definido como regionalista, aunque llena de sofisticaciones del Art Déco. Destaca en esta fase el proceso de desacralización de lo sagrado y sacralización de lo profano a través de la copla. El arte de Romero de Torres no se entiende sin tener en cuenta el peso de la copla como una expresión en la que sigue teniendo cabida su preocupación por la cuestión social y la violencia de género.
El montaje expositivo se completa con una selección de fotografías que profundizan en su faceta más personal, mostrando detalles de su círculo familiar- su padre y hermanos también eran pintores-, su estudio, y de su ciudad, así como de su círculo social, pues se relacionaba tanto con la alta burguesía e intelectualidad del momento como con otras esferas de su entorno social.
Además, se incluye la proyección de la película Julio Romero de Torres, dirigida por Julián Torremocha, que incluye las únicas imágenes en movimiento que se conservan del pintor. Un documento esencial para conocer la vida de Romero de Torres, con escenas grabadas en la casa museo monográfica del artista.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con la reproducción de las obras instaladas en la exposición, que se completa con los textos críticos del comisario y de los expertos José María Palencia Cerezo y Fuensanta Garcia de la Torre, en los que además de analizar su trabajo se profundiza en su contexto familiar y social, clave en su producción artística.
La exposición se puede visitar hasta el 8 de diciembre en la sede de la Fundación Bancaja en Valencia (Plaza Tetuán, 23) de martes a domingo de 10 a 14 y de 16 a 20 horas, y los lunes de 10 a 14 horas.