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Digitalizar el tejido empresarial sin picar código: la nueva propuesta tecnológica

| 12/02/2022 | 7 min, 38 seg

VALÈNCIA.- Una de las principales barreras para arrancar un proyecto tecnológico es contar con programadores expertos. Los costes de contratar a estos perfiles profesionales o el temor a una curva de aprendizaje elevada han obstaculizado, en gran medida, la digitalización de los pequeños negocios. El no-code y el low-code se postulan como la tecnología emergente capaz de desatascar este cuello de botella. «El no-code es un conjunto de herramientas y metodologías que permiten desarrollar productos digitales sin necesidad de saber programar ni escribir una línea de código. La diferencia con el low-code es que, en este caso, sí que se requiere de unos conocimiento básicos». Esta es la sencilla definición que ofrece Bosco Soler, fundador de las comunidades virtuales de makers Sin Oficina y Sin Código, del no-code y el low-code.

Sergio Brihuega, CEO y fundador de la plataforma Low Code Sygris, va un poco más allá: «se puede definir como una tecnología emergente que implica un cambio de paradigma, una nueva forma de hacer las cosas y construir las soluciones tecnológicas que necesita una empresa. La misión de una plataforma de low-code es desarrollar una tecnología base o una aplicación, que permita a los usuarios construir otras aplicaciones que precisen sin necesidad de recurrir a un programador profesional». 

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En opinión de este emprendedor «tres de cada cuatro herramientas, en cuestión de cuatro o cinco años, van a estar construidas usando este tipo de plataformas. Para mí esa es la clave».

Expertos del sector apuntan algunos de los motivos que hacen del low-code una tecnología prometedora de cara al futuro. El primero de ellos es la necesidad de desarrollo tecnológico sin depender de programadores de software, con la consecuente eficiencia de costes. El segundo, porque permite solucionar problemas básicos de la pyme desde plataformas que no necesitan amplios conocimientos técnicos para su utilización. Además, favorece la transformación digital, en cuanto permite generar soluciones y plataformas operativas y resolutivas en la cadena de suministro, de relación con el cliente... Otro punto a favor es que son plataformas que, por lo general, cuentan con un coste bajo y un valor añadido en ocasiones muy alto. Pero, además, los plazos de entrega pueden ser gestionados internamente y ser independientes de agentes externos.

Que detrás del desarrollo de una plataforma low-code hay mucha ciencia y mucho esfuerzo lo corrobora el CEO de Sygris, quien asegura haber empleado seis años de trabajo previo antes de lanzar la plataforma al mercado.

Entonces, ¿quién programa?

Esta es la pregunta que cabe formularse una vez que sabemos que digitalizar una empresa con esta tecnología no requiere de la intervención de un programador profesional.

Para realizar sus funciones se crea un nuevo perfil laboral, el denominado citizen developer o desarrollador ciudadano, un profesional capaz de entender el lenguaje del negocio. Es decir, la necesidad que quiere satisfacer la empresa y resolverla él mismo técnicamente, haciendo uso de las herramientas low-code

Para verlo más claro, pueden entenderse estas como una caja de herramientas o un juego de lego donde los desarrolladores de la plataforma low-code proporcionan las piezas necesarias para que el desarrollador ciudadano construya y satisfaga una necesidad de la empresa, indistintamente del área de negocio en la que se quiere innovar.

Para realizar las funciones de un programador profesional, nace un nuevo perfil laboral, el desarrollador ciudadano

Así, el puesto podría ser atendido por cualquier persona en disposición de algunos conocimientos básicos de sistemas de información y cierto interés por la analítica y los números, dentro de los perfiles STEM por las siglas en inglés (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Por lo demás, nada de lenguajes de programación porque el low-code se postula como agnóstico a la tecnología.

Teniendo en cuenta que hablamos de un perfil profesional nuevo, lo recomendable es que sea la misma empresa la que se encargue de buscar dentro de la organización a la persona adecuada y formarle en las nuevas tareas, además de mantenerle, más cerca que lejos, de las áreas de negocio y la toma de decisiones.

Herramientas

Existen ya en el mercado global numerosas soluciones no-low code, la mayor parte de ellas de reciente creación. La forma de monetizar que tienen sus creadores suele ser a través de distintos planes y modelos de suscripción que empiezan con versiones gratuitas y, en algunos casos, bastante interesantes.

Entre las más populares en la comunidad destacan Airtable, un híbrido entre la hoja de cálculo y la base de datos que utiliza, por ejemplo, Bosco Soler incluyéndola más en la categoría low-code. Otra es Carrd, pensada para aquellos que necesitan una página web simple, visual y sin muchas opciones. 

Sin embargo, el caso de éxito más rotundo corresponde a Webflow, empresa estadounidense que consiguió levantar el año pasado una ronda de inversión de 140 millones de dólares. Se trata de una plataforma de alojamiento y desarrollo de sitios web sin código basada en la nube. Su plataforma de editor visual en línea permite a los usuarios diseñar, construir y lanzar sitios web desde cero. Una de las ventajas es que permite la opción de utilizar la herramienta de forma gratuita hasta estar seguro de que quieres efectuar el lanzamiento, en lugar de abonar por anticipado el uso de la solución.

¿Hasta dónde llega?

Si ya antes se ha dicho que no hay que relacionar esta tecnología con un código de mala calidad, menos aún hay que asociarla solo a proyectos pequeños o poco ambiciosos. Valga con citar algunos de los clientes de Sygris, entre los que se encuentran Bayer, La Caixa o BBVA. Se quiere con ello dar a entender la versatilidad de esta tecnología. No obstante, dependiendo de lo que se quiera construir, será suficiente o no.

Ángel Navarro es el director de Operaciones de Aunoa, empresa valenciana especializada en el diseño y entrenamiento de chatbots que utilizan inteligencia artificial para la automatización de procesos en diferentes canales. Aunque ellos se orientan al desarrollo de proyectos a medida tipo SaaS, en Aunoa han desarrollado una plataforma low-code para dar soporte a todos sus productos. 

«Utilizamos esta tecnología en nuestro día a día, pero no es una tecnología que vendamos a nuestros clientes; es una tecnología que nos ayuda a desarrollar aplicaciones de una forma más rápida, en la que pueden participar más personas con perfiles menos técnicos, pero sin olvidarnos del resto de tareas necesarias para que una aplicación funcione. Y es porque pensamos que nuestro cliente final demanda una solución completa, ya desarrollada, y no dispone del tiempo ni conocimientos necesarios para crear y mantener las aplicaciones de calidad que desarrolla Aunoa», aclara Navarro.

Las plataformas low-code pueden usarse sin necesidad de poseer amplios conocimientos técnicos y generan un alto valor añadido

En cuanto a las limitaciones que observa en torno al uso exclusivo de tecnologías no-code y low-code declara que «el problema reside en que, en el flujo de desarrollo de una aplicación, no todo es código fuente. De hecho, en muchas ocasiones, el desarrollo del código fuente no es la tarea que requiere más tiempo dentro del flujo de creación de una aplicación. La toma de requisitos, la definición de funcionalidades, el diseño gráfico de las pantallas, el diseño de la propia base de datos, las dependencias de todos los elementos de una aplicación, las conexiones con aplicaciones o servicios externos, las pruebas del sistema, los test de rendimiento, por nombrar las más comunes, todas estas tareas tampoco requieren de código fuente y son necesarias para que el desarrollo de una aplicación se realice correctamente. Además, todas estas tareas no se implementan con tecnologías no-code o low-code, y no son sustituibles».

En consecuencia, para Ángel Navarro habrá casos en los que bastará con una aplicación no-code o una aplicación low-code, sobre todo para aplicaciones sencillas y con requerimientos, especificaciones y presupuestos limitados. «Pero pensamos que una aplicación que requiera un cierto grado de profesionalidad no puede ser desarrollada ni mantenida con soluciones no-code, al menos de momento. Como la comida fast food, en ocasiones puedes consumirla y hasta apreciarla, pero si de verdad quieres disfrutar de una comida o una cena lo más seguro es que el fast food no sea una opción», concluye el director de operaciones de Aunoa

* Este artículo se publicó originalmente en el número 88 (febrero 2022) de la revista Plaza

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