Son distintas y únicas, pero se dedican profesionalmente a la música electrónica. En una ciudad que fue cuna del clubbing para España, su relato sigue en segundo plano. Hablamos sobre su momento en la industria y nos relatan la discriminación por género que han vivido y siguen viviendo en discotecas y grandes festivales
VALÈNCIA. Este jueves, 21 de junio, se celebra el Día Internacional de la Música y entre todas las compositoras e intérpretes valencianas destaca la invisibilidad que siempre ha acompañado a aquellas que trabajan en torno a la electrónica. Es curioso que, en una ciudad que durante mucho tiempo se ha dado golpes en el pecho por su movimiento de clubbing (con razón, por ser el más importante a finales de los 80 y principios de los 90), las mujeres pioneras tras los platos y las vocalistas de todas esas canciones capaces de sonar millones de veces en las discotecas apenas son reconocibles para el público general. Mujeres capaces de mover a masas con su trabajo en el estudio o la cabina, pero que tampoco se encuentran entre la fotografía habitual de los carteles de grandes festivales de electrónica. ¿Por qué?
El pasado 9 de marzo, como parte de la celebración del Día Internacional de la Mujer pero sin ocupar su fecha reivindicativa (el 8 de marzo), la Federación de Ocio, Turismo, Juego, Actividades Recreativas e Industrias Afines de la Comunitat (FOTUR), ProDJ y el Ayuntamiento de València organizaron el Dia de la Dona Festival. Un evento en el que actuaron sin interrupción las que han sido y son las principales representantes valencianas dentro de un mundo dominado por hombres. Desde las vocalistas Josephine Sweett, Lara Taylor, Rebeca Moss y Sandra Polop, a las dj's Tanya Bayo, Agata Angel, Alicia DC, Charo Campillos, Marien Baker, Miss Rose y Mónica X. Entre ellas, mujeres de primer nivel tras los platos o en ese anónimo entorno de las vocalistas para temas de música de baile. Varias de ellas, con tres décadas de trayectoria.
Los organizadores del festival las reunieron este miércoles en el Centre de Turisme de la Agència Valenciana de Turisme en València para confirmar que en 2019 volverá a celebrarse el Dia de la Dona Festival. Cultur Plaza aprovecha el encuentro distendido para hablar con cada una de ellas de sus proyectos, pero también de la brecha de género que existe en torno a la música electrónica.
Charo Campillos es, seguramente, la primera dj de música electrónica española. Y es valenciana. Con poco más de 50 años, inició su andadura por los clubes (incluso antes de alcanzar la mayoría de edad). Su relación con la música se acrecentó cuando pasó a trabajar en Disco Estudio, un despacho de discos de importación que sirvió de catalizador de la modernidad europea a través de los beats a mediados de los 80. "Es una suerte que fuera una de las primeras dj's... por no decir la primera. En 1984 vendía muchos discos y apenas tenía 18 años. Una vez fui a un local en Puerto de Sagunto que se llamaba Bogart. El dj no llegaba, no llegaba... y el dueño de la sala me dijo, <<venga, Charo, pon unos discos>>. En aquel momento ya sentí algo por dentro que me llamó demasiado".
"Que pinchase también fue culpa de Chimo que, mucho antes que nadie, me dijo <<tú vas a ser dj>>"
Campillos es coautora de la letra de la que, a buen seguro, es la canción más vendida y escuchada de las compuestas en València para la pista de baile: 'Así me gusta a mí'. El single del verano de 1991 junto a Chimo Bayo también delata la gran relación que mantenían y mantienen. "Que pinchase también fue culpa de Chimo que, mucho antes que nadie, me dijo <<tú vas a ser dj>>". Sin embargo, Campillos se resta importancia pese a que durante muchos años –finales de los 80, principios de los 90– era la única. "El público me miraba raro. Era como si dijeran, pero ésta qué hace. Además pinchar con platos siempre ha sido y es un show. Pinché funky, guitarras, house y makina. Pasé por todo, pero el estilo que me define y que más he trabajado ha sido el dance".
Campillos mantiene un buen humor desbordante desde entonces y hasta ahora: "voy a dar una primicia: soy camarera. Lo digo con orgullo, porque en realidad, después de más de 15 años como locutora (1992-2011, en Más Radio) tuve que reinventarme a partir de la crisis. Y sé que es ese trato con el público el que me hace feliz. Como dj y como camarera profesional ahora". Admite que le impresionó mucho ver por primera vez a una dj mujer. No era otra que Alaska: "tenia 14 años y no solo logré colarme en la discoteca, sino que llegué hasta el camerino para que me explicara cómo podía hacerme su pelo. Me dijo qué laca usaba y cómo hacerlo. A todos los niveles, siempre ha sido un poco referente para mí".
No promociona la nostalgia de la Ruta, aunque admite que le "encantaría que volviera. No por otra cosa que vaya más allá de lo bien que me lo pasé. De lo mucho que bailé". Pese a todo, Campillos solo tuvo una residencia estable entre 1999 y 2001. Fue en la discoteca Fontana, antigua Chivago River. Ahora se siente un poco "la mamá" de muchas de las jóvenes dj's. De Tanya Bayo lo fue en un sentido casi literal por la relación no interrumpida con sus padres: "además de ser insultantemente joven, va a sacar un pelotazo esta misma semana".
Mónica X es la dj más internacional que ha tenido València. Y, seguramente, de las más internacionales que ha dado España. A mediados de los 90 estaba pinchando para la Fura dels Baus en uno de sus espectáculos más grandilocuentes, en Berlín. Sus colaboraciones y sus viajes recorren medio mundo y, pese a la agenda imposible de aeropuertos y destinos, fue durante años residente en discotecas como Wonder (Lleida), Technopolis (la antigua Space de Madrid), Sonic (Madrid), Ocho (Barcelona) y Play (Hernani).
"hay dueños de clubs y promotores que intenta 'sacar sexo' a cambio de que actúes"
Desde su posición dentro del mercado es explícita a la hora de denunciar el trato denigrante a la mujer dentro de su profesión: "hay dueños de clubs y promotores que intenta 'sacar sexo' a cambio de que actúes. Esto sigue pasando. A mí, de hecho, me parece cada vez más habitual. Es así de explícito. Si quieres bolo, tal. En España pasa, que ya es grave, pero pasa sobre todo en países musulmanes o en India porque es como tratan a las mujeres. Como objetos. Yo quizá lo puedo decir, pero una chica más joven sé que no se atreve a contarlo. Y es habitual que lo hagan. En parte, esto se ha contagiado de la ola de dj's mujeres que pinchaban en topless, que no eran ni dj's, que venían de Rusia y ha generado una especie de cultura de la trata en muchos países que sigue establecida".
Habla así de claro y afirma que hay una brecha de género que se suma a otras: "luego, todos los que empiezan, a día de hoy tienen que trabajar gratis para tener presencia porque las oportunidades son las mismas o menos y el número de dj's es inabarcable. Igualmente, hay que cobrar siempre porque la discoteca está haciendo un negocio y tú tu trabajo". Celebra que el número de dj's valencianas haya crecido tanto "y a nivel mundial somos muchísimas. Entonces, ¿por qué no hay más mujeres en carteles de festival? Bueno. No tiene sentido".
En los últimos tiempos, además de haber sacado un disco del que llegará videoclip en cuestión de semanas, ha pinchado especialmente en clubs de Argelia y Orán. Su actividad sigue estando mucho más fuera de València que en casa. Su versatilidad y ser reclamada como dj de remember también le genera una agenda constante. El peso de los recopilatorios Women Dj's que impulsó con el cambio de milenio el programa Crónicas Marcianas de Telecinco sigue pesando en positivo en su marca.
Tanya Bayo publica este 21 de junio un single con el que reformula una carrera incipiente en la electrónica. Pone en valor el trabajo de su padre en torno a la música, pero pisa fuerte en busca de una carrera propia que empezó hace tiempo, a sus 21 años, y que ha pasado del house más inicial a su relación actual con la música urbana. Combinando tanto español como inglés en sus letras, su nueva canción "reivindica precisamente a la mujer para decir que nosotras también mandamos. Es algo que yo no he dudado nunca y soy consciente del poder que tengo como mujer y como persona".
"soy consciente del poder que tengo como mujer y como persona"
La mezcla de estilos por los que ha ido transitando la convierten en poseedora de un sello propio, aunque todo aquello que se viene denominado urbano va cogiendo peso en Tanya Bayo. También en sus sesiones. "La no presencia de mujeres en festivales, como norma general, es poco entendible. No como una reivindicación de género, por reivindicar a la mujer, sino porque hay mucho talento, mucha variedad y mucha profesionalidad. Creo que los festivales deberían demostrar más dinamismo al respecto y se conscientes de que igual que estamos en el público estamos al otro lado del escenario".
Todo actitud, Tanya Bayo asegura que "una vez estás en la cabina, quien transmite confianza eres tú. En todas direcciones. Tienes que estar segura de ti misma y cuando lo demuestras te empiezan a respetar. Mirar a la pista y que la gente no deje de bailar nunca". Ahora inicia una serie de publicaciones propias en las que también canta, algo que ha hecho "desde pequeñita. He recibido clases, toco instrumentos y, finalmente, si me hago valer como dj también es por la ilusión que gira a este mundo. Sé que el público también nota lo mucho que disfruto pinchando". Entre otras fechas, estará en el próximo Medusa Sunbeach Festival.
Hasta la fecha, el camino de Marien Baker ha sido de ida y vuelta. De la electrónica de club y de unas raíces más bien underground pasó a algún punto entre el EDM y el radio edit. Ser la ganadora de un concurso y firmar por EMI-Warner le abrió un camino comercial que ha ido abandonando. Desde hace aproximadamente un año y medio ha vuelto a la casilla de salida y, después de que dos de sus singles sonaran en los40, MáximaFM o EuropaFM, ha empezado a pinchar constantemente en clubs y a enfocarse en un ámbito menos mediático.
"Aproveché la oportunidad, pero sentía que aquello no me llenaba. También sentía que el circo que hay alrededor y la gran inversión en marketing que se hace no tenía mucho que ver conmigo. Por eso he vuelto a mis raíces y un estilo entre el house y el techno-house muy de club", comenta a Cultur Plaza. Son dos mundos "antagonistas" según ella, pero que ha vivido con ambición como dj. Es curioso que ahora esté pinchando en València y cerca "más que nunca, pero es normal porque ahora he vuelto a empezar en muchos sentidos".
"a veces las mujeres tenemos una oportunidad más fácil por pensamientos como <<qué guapa es, tiene buena imagen>>. Es un punto de salida machista"
Un cambio radical por el cual no se planteó cambiar de nombre y en el que pintan mucho las listas de Beatport y el trabajo diario como dj. "Las masas se gestionan y guían por reproducciones de Spotify o YouTube. Eso y seguidores en redes. A mí me gusta más el otro lado porque me siento bien llegando a sitios por la música que hago o por la música que pincho". Sobre la brecha de género, aporta una perspectiva: "aunque no seamos conscientes, a veces las mujeres tenemos una oportunidad más fácil por pensamientos como <<qué guapa es, tiene buena imagen>>. Es un punto de salida machista, pero también nos pasa. Ahora, lo de la no presencia en festivales, no lo puedo entender. Si tuviera un festival no me permitiría no tener una headliner y una representación femenina en cada tramo del cartel".
De la interacción con las otras dj's valencianas y vocalistas destaca que "la conversación es muy parecida: faltan mujeres, faltan mujeres, faltan mujeres. Lo hacemos igual de bien y no entiendo la distinción". Además, añade que "algo que llevo realmente mal es cuando se critica a una mujer porque ha tenido una mala sesión. Es mucho más fácil oír comentarios como que la dj no está inventando nada o no pincha a cuatro platos frente a que a ellos, si tienen un mal día o si no están haciendo nada del otro mundo, nadie les critica exactamente por eso".
Por el bagaje internacional, cuesta creer que Lara Taylor tenga 24 años. Pero los tiene. Con 18 ya había definido las bases de su estilo, aunque cantaba desde niña y los referentes siempre fueron más bien extranjeros y más bien pop (Whitney Houston, Céline Dion, Christina Aguilera...). De ellas tomó los aires de R and B hasta dar con la electrónica: "no me lo había planteado, pero cuando empecé, fenómenos como Rebeka Brown o Aliyah estaban ya decayendo. Indagué y me convertí en la oveja negra de las vocalistas. Deportivas, sin maquillar y haciendo dubstep y EDM. En las dudas encontré mi forma de ser musicalmente".
"me convertí en la oveja negra de las vocalistas. Deportivas, sin maquillar y haciendo dubstep y EDM"
Ha actuado varias veces en Doha o Dubai, en varias ciudades de India. Hay ciudades en España donde tiene cartel suficiente como para ir y hacer caja (Murcia, Jaén...), pero asegura que donde más aprendió fue en su temporada como residente en Amnesia, en Ibiza. "Trabajar diariamente con dj's y artistas internacionales te curte. También me llevó a decidir que no iba a ser una intérprete sin más. Compongo mis letras y participo de la música porque quiero que sea todo mío".
Como Tanya Bayo, cada vez está más cerca de los estilos de música urbana y es consciente del impacto de masas que tienen. "Me gustan sus referentes porque también busca independencia discográfica. Voy a hacer electrónica, pero no como una vocalista de la vieja escuela. Participo de esa visión actual y de la fusión de muchos estilos que nos han llevado hasta aquí". Es igual de crítica que sus compañeras con la ausencia de mujeres en festivales, aunque su nombre está presente en algunos encuentros como el Animal Sound del pasado fin de semana.
La voz de Josephine Swett está detrás de millones de movimientos de baile. Es una historia anónima y no por ello menos interesante, pero formó parte de la extensísima producción valenciana de música de baile durante toda la década de los 90. Suya es la voz en una parte de la producción de Spanic, pero es solo una de las muchísimas marcas que se superponían al trabajo vocal de Pepa Dolz quien no ha dejado de trabajar como intérprete de soul, funky y house, "aunque también interpreto jazz, que para mí la madre de cualquier música moderna".
Techno y house dominaron sus primeros años de grabaciones, aunque no solo ha trabajado como vocalista durante estas décadas: "he supervisado grabaciones de otros cantantes y realizado grabaciones junto a ellos". Admite que de aquel pasado boyante para un empresariado sin background (ni musical ni empresarial) "hubo mucho de inocencia. Sí, era joven e inocente y funcionar funcionaba todo. Había una altísima dosis de ilusión. Cuando hay tanto de eso, no cuidas o no te preocupas de qué negocio se está haciendo con tu trabajo. Fue algo mágico, pero con el tiempo he aprendido a saber qué pasaba con el trabajo que estaba haciendo y cómo debía valorarlo".
Dolz es de las que mantiene una constante de trabajo tanto de estudio como de directo. Ha participado en una infinita cantidad de grabaciones y tiene alergia al playback, que como vocalista nunca ha practicado ("no se me da bien", se sonríe). "Siempre he intentado ser yo misma, pese a los distintos estilos. Por eso también encontré este nombre artístico". Su voz llegó a ser tan omnipresente durante los años de la Ruta en esa gran cantidad de producciones licenciadas especialmente a Europa "que llegué a oírme en hilos musicales. La primera vez que me pasó tenía ganas de gritar, <<¡eh, que soy yo!>>". Tiene directos "constantemente", asegura que su trabajo actual está "bien remunerado" y que en València actúa "prácticamente nunca".
Rebeca Moss es, junto a Sandra Polop, la más televisiva de sus compañeras. De hecho, la vertiente de su carrera que la conectó con la música electrónica sucedió después de su paso por La Voz (Telecinco). Para entonces ya llevaba años de formación y carrera y tras el programa empezó a encontrar camino "en el pop electrónico y la música más ligada a la discoteca".
"Tenemos que trabajar 100 veces más para tener visibilidad y el caso de los festivales es flagrante"
Es una de las mujeres de este reportaje con el discurso de género más estructurado: "lo primero que me gusta de reunirme aquí con ellas es que somos mujeres y que de nuestra conversación se desprenden enseguida los mismos retos e inquietudes. Nos cuesta muchísimo que se nos reconozca. Tenemos que trabajar 100 veces más para tener visibilidad y el caso de los festivales es flagrante. Que haya carteles de festivales de electrónica sin la presencia de una sola mujer... ¡pero ya está bien de tanto machismo!".
En este sentido, Rebeca Moss apunta a que es muy importante que "haya mujeres en el negocio, donde se mueven los hilos. Afortunadamente, el público es cada vez más sensible y reclama que haya mujeres, pero en el negocio, o hay más mujeres en posiciones importantes, o los hombres van a seguir repitiendo el patrón una y otra vez".
Admite que en la mayoría de los casos y en el suyo propio "se nos reconoce más fuera de València que en casa. Es habitual que aquí intenten pagarte menos, por desgracia". Como Tanya Bayo o Lara Taylor está muy tentada por "el trap y todo lo que está sucediendo alrededor". Cree que "la música cantada en español vive un momento muy dulce. Yo hace cinco años pasé a tener más repertorio en español y cada vez tengo mucho más. Que haya estadounidenses cantando en español es sintomático, así que hay que aprovechar este momento".
Miss Rose empezó más o menos en las mismas variables que Marien Baker, en torno al año 2006. En su caso haciendo un paso del house al tech-house en el que ha ido combinando progresivamente algunas licencias más comerciales hasta definirse. Como muchas compañeras más allá de València –o el propio caso de Mónica X– pasó de ser camarera a ponerse frente a los platos: "empecé tonteando en la cabina, comprándome unos platos y pudiendo pinchar un poquito cada fin de semana. Pasé de los nervios a notar que me gustaba de verdad... y que ser camarera ya no me gustaba tanto (ríe)".
"El panorama es muy complicado porque hay mucha competencia, sin distinción de géneros"
Rose dice que la crisis de consumo se notó mucho desde sus años iniciales a la actualidad. "El panorama es muy complicado porque hay mucha competencia, sin distinción de géneros. Al principio notaba que sí éramos menos chicas, pero eso se ha ido compensando. Igualmente, todos los que empiezan o pinchan gratis o lo hacen por cuatro duros y eso sí es nuevo. A ti te fastidia porque tú estás trabajando e invirtiendo, pero el panorama actual tiene mucho que ver con eso".
Rose, como Rebeca Moss, apunta a que la industria que les rodea sigue siendo "un mundo de hombres" donde "la primera oportunidad nos cuesta más. Una vez la tenemos, creo que ya sí depende de nuestro trabajo". Intuye que hay "menos machismo que hace unos años, que hay más oportunidades en este sentido". Tampoco entiende por qué "hay carteles de festivales de música electrónica sin mujeres. Es evidente que hay demasiadas dj's buenas solo en España para meterlas en cualquier cartel, además de las internacionales". Por eso también espera cambios en este sentido.
Agata Angel, en apenas tres años, ha pinchado en Kapital Madrid, Ramses, Arts Club y restaurantes de Estrella Michelin. Con un marcado carácter entre deep house y house comercial (y alguna licencia a la música latina), cree que su carrera "está notando una progresión en poco tiempo. Estoy contenta".
"nos apoyamos entre nosotros sin la menor competencia aquí. Lo que más admiro de ellas es cómo creen en sí mismas"
La brecha de género la nota "especialmente en discotecas grandes. Es mucho más difícil que puedan confiar en una mujer dj que e un chico con una trayectoria o bagaje parecido". Es algo que también destaca que surge de manera natural en la conversación con sus compañeras: "me gusta que nos juntemos porque hablamos sobre todo de cosas profesionales, casi nunca personales. Tenemos mucho que contarnos al respecto. Y me gusta que nos apoyamos entre nosotros sin la menor competencia aquí. Lo que más admiro de ellas es cómo creen en sí mismas y creo que eso es lo que hace que nos tratemos sin ningún espíritu competitivo entre nosotras".
Tony Vidal Batiste, o como popularmente se le conoce: Tony ‘el Gitano’, publica su biografía No es fácil ser dios, de la mano de NPQ editores. El libro se publica al mismo tiempo que ‘el Gitano’ anuncia su adiós definitivo de las cabinas, de las que se despide con una fiesta por todo lo alto (como no puede ser de otra manera)