VALÈNCIA. DocsValència presentó ayer su cuarta edición, marcada (cómo no) por la situación sanitaria. La solución que han propuesto es la de no cancelar pero tampoco celebrarlo de manera presencial, por lo que los documentales se podrán ver de manera gratuita y online a través de una plataforma propia durante 24 horas. Esta reinvención es la cuarta del propio festival, que cada año se encuentra con un muro que hace más complicado esa aspiración con la que nació de ser uno de los festivales de referencia de la ciudad, por lo que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de València y el Institut Valencià de Cultura.
La solución propuesta por DocsValència contrasta con la tendencia del resto de festivales de otoño, que han peleado por su presencialidad y la gran mayoría se han celebrado. En la misma ciudad de València, en las últimas semanas se ha podido disfrutar de las programaciones de La Mostra, La Cabina, Cinema Ciutadà Compromés y en breves se hará lo propio con las de Cinema Jove (en versión reducida) o Mostra la ploma. València no es un oasis, Valladolid, Málaga, San Sebastián o Sitges también han podido celebrarse, siendo Gijón la única cita cinematográfica afectada de lleno.
Por otra parte, si el año pasado las dificultades burocráticas hicieron que el festival tuviera que desprenderse de su sección internacional, ahora se recupera siendo los únicos estrenos absolutos que se proponen. Global Docs es la muestra de documental internacional, que trae a València en primicia Curando el odio. La batalla por el alma de una nación, de Peter Hutchison, cinta que nos cuenta el trabajo realizado por ex skinheads para ayudar a otros jóvenes a salir de las garras del fascismo y del odio; Línea 137, de Lucía Vasallo (Argentina), película con la que acompañamos al servicio de atención inmediata a víctimas de la violencia machista en Buenos Aires; y El profeta y los extraterrestres, de Yoav Shamir (Austria, Israel), un retrato ágil e hilarante de Rael, que tras un encuentro con los extraterrestres fundó la religión OVNI más grande del mundo.
La sección Mirades será de sobra conocida por el público valenciano, ya que todos los títulos se han podido ver en otros festivales o iniciativas. Es el caso de Lobster Soup, de Rafa Molés y Pepe Andreu, documental estrenado en San Sebastián; Per molt que bufe el vent, de David Segarra, que traza una crónica de las más recientes batallas por salvar la huerta valenciana, y Resistencia Trans, de Claudia Reig, un maravilloso retrato de la vida de las personas transgénero en València.
En cuanto a Panorama, las películas en competición son El drogas, de Natxo Leuza, que también se pudo ver en San Sebastián. Un sorprendente relato de la vida del líder de Barricada que pasó por el DocsLab, el laboratorio de proyectos del festival. El escritor de un país sin librerías, de Marc Serena, proyectado ya en la Seminci Valladolid, L'Alternativa Barcelona, Rizoma Madrid. Un retrato de la situación de Guinea Ecuatorial a través de su escritor más prolífico y traducido, Juan Tomás Ávila Laurel. Este documental es el primer largometraje documental crítico con el régimen filmado en este país bajo la dictadura de Teodoro Obiang. La tercera película de esta sección nacional es El secreto del doctor Grinberg, de Ida Cuellar, un sorprendente thriller sobre la desaparición del Dr. Jacobo Grinberg, conocido como el “Einstein de la conciencia”, hecho que dio lugar a múltiples teorías y suspicacias. Este documental se hizo acreedor del Premio del Público de la última edición de DocsMX, Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México y ya se proyectó en el pasado festival de Málaga.
La programación se completa recuperando Amando a Maradona, aprovechando los homenajes tras su fallecimiento; una clase magistral de Hubert Sauper, director del aclamado Darwin’s Nightmare, que además presentará su último trabajo, Epicentro.
El festival cuenta con financiación pública, a través de distintas entidades y organismos de las administraciones autonómica y local, y privada. En el caso de la Generalitat, el año pasado se firmó con los organizadores de DocsValència un convenio que permitió destinar a esta iniciativa 70.000 euros desde el Institut Valencià de Cultura a los que se sumaron gastos asumidos por la Dirección General de Cultura y Patrimonio por unos 15.000 euros. A ello se le tiene que sumar una subvención nominativa del Ayuntamiento de València, que este 2020 se ha presupuestado en 30.000 euros.
El festival se ha tenido que reinventar cada año para encontrar su hueco en el mapa de festivales. Tras varios bailes de fechas, parece ser que final de año será su fecha definitiva. El año pasado las trabas burocráticas pusieron de manifiesto que al festival aún le quedaba recorrido para asentarse, y la falta de presencialidad de esta cuarta edición lo confirma.
El festival DocsValència estrena el documental Equipo Crónica. Arte de trinchera, en el que reconstruye la historia del colectivo