Quizás me meto en camisa de once varas. ¿Quién me mandaría a mí ponerme a hablar del plato emblema de la terreta en la capital? Partamos de la base de que en Madrid nunca va a ser igual. No hay arrocerías en mitad de L'Horta, ni puedes comer acompañado del murmullo del mar y con la playa como telón de fondo. Pero salvando las distancias, los hosteleros madrileños se han puesto las pilas para poder brindar una experiencia, muchas veces memorable.
Y ojo que hablamos de arroces, no de paella. No se nos echen a la yugular los más puristas, porque esta es una lista de recomendaciones para cuando estás desficiós y aquí no hay pólvora que valga. Aquí las ganas de casa y el fervor del domingo alrededor de un arroz, se cura con algunos restaurantes.
Empezamos con uno que se ha ganado el puesto por derecho propio. Vicente y Carmen, valencianos de pura cepa, llegaron directos de Manises a la capital y en 1973 abrieron las puertas de su arrocería, a la que llamaron Samm. Hoy ya son sus hijos los que han tomado las riendas, sin perder un ápice de la esencia que le dotaron sus padres. Sin cambios y casi medio siglo después, su restaurante sigue siendo un referente en la materia. La paella valenciana de siempre, con su pollo, conejo, caracoles y garrofó, el a banda, un caldoso de caza o un arroz al horno tradicional, son solo algunas de las opciones que tienen a diario en su carta.