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IMPLICA A LOS RECINTOS DEPORTIVOS DE LA CIUDAD

Dos proyectos millonarios pulsan al Ayuntamiento para que València tenga un gran recinto de conciertos cubierto

2/11/2017 - 

VALÈNCIA. La ciudad mantiene una tensión no resuelta desde que Arena Auditorium cerró sus puertas en 1999. En la tercera ciudad de España por población y en la primera por número de músicos federados, bandas y grupos amateur, València no posee ningún recinto cerrado para grandes conciertos a diferencia del resto de grandes urbes del Estado. Casi 20 años después de aquel cierre (en cuyo emplazamiento está proyectado un supermercado), después de varias reconversiones de la industria musical y de un escenario en el que el directo se ha convertido en la fuente capital de ingresos para todo el sector, dos proyectos han empezado a pulsar al Ayuntamiento sobre la posibilidad de dotar de ese espacio a la ciudad. Mientras que desde Alcaldía se muestran inquietos y proclives a facilitar la llegada del esperado 'arena', ambos planes no poseen soluciones a corto plazo.

Desde el regreso del verano, una multinacional estadounidense dedicada a la promoción internacional de conciertos ha mantenido reuniones informales con Alcaldía, tal y como ha podido saber Valencia Plaza. Después de haber estudiado las posibilidades para que una ciudad en España recoja las giras internacionales de otoño e invierno de los grandes artistas –más allá de Madrid o Barcelona–, València es la opción deseada para su inversión. También porque esa multinacional americana ha encontrado el que considera "el espacio idóneo" para ser reconvertido en el 'arena' de la ciudad: el Velódromo Lluís Puig situado junto a las instalaciones de Feria Valencia, en el barrio de Benimàmet. Un edificio similar por tamaño y posibilidades a los que manejan en otras ciudades del mundo, capaz de albergar grandes producciones bajo techo, con comodidades y en un enclave de accesos interesante.

El Velódromo Lluís Puig está dominado por la pista utilizada por los ciclistas de velocidad. Aunque su actividad está adecuada al número de deportistas vinculados a esta disciplina, es ese suelo el que limita las actualmente  las posibilidades del recinto, ya que no puede ser pisado por una multitud. Además, el calendario deportivo amateur y profesional es el que marca las posibilidades de su arrendamiento ocasional. No obstante, como ya han comentado en diversas ocasiones muy distintos promotores de la Comunitat, el Velódromo, tal y como se puede usar, es frío y extraño como escenario precisamente por el "espacio muerto" de la pista. La idea de la multinacional sería la de reconvertir por completo el lugar a partir de una inversión de entre 10 y 12 millones de euros, según han informado a este diario. Una reconstrucción para una fórmula multiusos que daría cabida a posibilidades de directo de distintas capacidades, pero siempre como punto de atracción de conciertos no solo para la Comunitat Valenciana, sino para una parte del Estado y activo durante todo el año.

La negativa de la concejala de Deportes a contemplar la pérdida de los usos actuales del velódromo

La proximidad del aeropuerto, las conexiones por carretera del espacio, la conexión con Metrovalencia, el amplio espacio de parking en superficie y hasta la forma del recinto coincide con los planes de esta empresa que se ha sentado al menos en dos ocasiones en el Ayuntamiento de València durante las últimas semanas, tal y como ha tenido conocimiento este diario. Reuniones de cortesía e informes a través de los que la multinacional –involucrada como promotora, pero también como representante, en marketing e incluso del ticketing– ha querido conocer la predisposición del Consistorio por una inversión de estas características y los planes sobre el recinto deportivo. 

Ese espacio pertenece a la gestión de la Fundación Deportiva Municipal, cuya presidenta, la también edil Maite Girau, admitió este jueves desconocer "por completo" el proyecto. Fuentes de la concejalía de Deportes aseguraron a este diario que "no existe ninguna voluntad de que un operador privado pase a gestionar un espacio público. De ninguna manera. Al contrario, lo que se busca es dotarlo mejor y mantenerlo como un servicio público de los valencianos". Esa fue la respuesta que, de alguna manera, parecía ya tener en cuenta la multinacional tras sus reuniones. No parece la misma posición que la de otros socios de gobierno en el Consistorio que sí ven con buenos ojos la llegada del capital extranjero y una cartera de conciertos internacionales que resituarían a València en el calendario habitual de conciertos internacionales fuera del verano. Un complemento de financiación privada que aportaría un rédito anual a las arcas, pero que sobre todo serviría para ejercer una inversión en la agenda cultural de la ciudad con otra trascendencia.

Desde la concejalía recuerdan que el Velódromo sigue abierto "a la cesión temporal, como una posibilidad puntual" que ya sucede en régimen de alquiler y a partir de una solicitud de licencia extraordinaria. Sin embargo, la compañía estadounidense, como hace en otras ciudades especialmente de su país, quiere explotar un único recinto y tener libertad de movimientos para grandes montajes y desmontajes y una explotación alternativa. Una propuesta de concesión remunerada por un número de años que, en cualquier caso, dejarían sin una dotación de estas características a la ciudad, además de algunos servicios deportivos abiertos al propio barrio donde se encuentra.

El otro 'arena' que se avecina

La inquietud entre algunos de los ediles durante esas últimas semanas se amplió con un mensaje por parte de Paco Raga, consejero delegado de Valencia Basket Club, en la presentación de l'Alqueria del Basket: "Si seguimos esta línea deportiva y mantenemos las expectativas este año podríamos haber metido 4.000 abonados más. Pensamos que habría que hacer un pabellón nuevo en consonancia con la capital". Ese mensaje resonó en los estamentos deportivos, pero también entre los promotores de grandes conciertos en España.

La Fonteta es uno de los grandes espacios para conciertos más deseados de València. Con capacidad para unas 6.200 personas para conciertos, su calendario está sujeto a la actividad deportiva del actual campeón de la Liga Endesa. Aunque pertenece a la Fundación Deportiva Municipal, la asunción de su remodelación y el mantenimiento por parte del club privado propiedad de Juan Roig extendió una concesión para su actividad habitual. Pero la entidad privada ya piensa en un nuevo emplazamiento que, según ha confirmado a Valencia Plaza, "siempre sería de nueva construcción". Eso sí, un proyecto "no antes de dos, tres o cuatro años y siempre manteniendo el actual nivel deportivo".

Escoció que durante la brillante pasada campaña el club no pudiera superar los algo más de 8.000 espectadores porque no había más localidades. La presente temporada pinta igual de bien en lo deportivo y sus responsables parecen animados a pensar en un lugar más grande y propio a medio plazo. Ese proyecto abriría dos grandes posibilidades para la llegada del 'arena' para conciertos y grandes espectáculos a la ciudad: de un lado, la liberación de la Fonteta para otro tipo de actividades con un calendario mucho más relajado y una pista menos hostil que la del Velódromo; la segunda, que el pabellón de nueva construcción y privado, al estilo de los recintos deportivos de los clubes de baloncesto en Europa o Estados Unidos, sea mucho más versátil y ágil para acoger conciertos de gran producción.

No obstante, desde el club de baloncesto valenciano admiten que ni siquiera han iniciado el proyecto. Está en el horizonte y los promotores se han empezado a mover. El Ayuntamiento reconoce que es "una situación anómala" que València no posea un espacio de conciertos indoor para más de 1.500 personas. El Palau de la Música o el de Les Arts, por concepto y disponibilidad, tampoco dan salida a esa posibilidad. Feria Valencia no ofrece soluciones sencillas a partir de conflictos de licencia, según los propios promotores. En verano sí existe la posibilidad medida de la Plaza de Toros (8.000 espectadores) –donde los espacios son cada vez más codiciados– y el mes de la Gran Fira (3.500 espectadores). Sin embargo, de agosto a mayo, la tercera ciudad del país, la que según las estadísticas –y las instituciones– mayor relación tiene con la música popular, adolece de un espacio de este tipo. Algo que ha dejado ya fuera a toda una generación de directos de talla internacional inviables técnicamente durante los últimos 20 años.

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