VALÈNCIA. Las intensas lluvias del 29 de octubre cambiaron para siempre la vida de 85 municipios en la provincia de Valencia. El desbordamiento del Barranco del Poyo los sumergió en una crisis sin precedentes: casas anegadas, negocios destruidos y pérdidas que, a simple vista, parecen irreparables. Entre las localidades más golpeadas por la catástrofe, se encuentra Albal, en la comarca de l'Horta Sud. Aunque el pueblo ha recuperado parte de su aspecto habitual, con la mayoría de comercios abiertos y el barro eliminado de la vía pública, todavía dos negocios mantienen sus puertas cerradas. Don Pa y Pastelería Galán, pilares de la tradición repostera de Albal, intentan reconstruirse en un escenario marcado por la "incertidumbre" y la "frustración".
Ambas pastelerías, que suman más de cuatro décadas de historia, han resultado ser mucho más que un negocio: forman parte del alma del pueblo. Pero, en la actualidad, con sus obradores devastados y su maquinaria inutilizada, luchan por sobrevivir en un contexto en el que las ayudas públicas, según aseguran sus responsables a Valencia Plaza, son insuficientes y tardías. "No tenemos ni para empezar una obra", denuncian desde Don Pa, mientras José Vicente Galán, jefe del obrador de la pastelería homónima, admite que el peso de la reconstrucción lo dejará "injustamente endeudado". Los comercios, arropados por la solidaridad de los vecinos y las empresas privadas, se resisten a desaparecer.
"Las ayudas públicas no nos alcanzan ni para empezar"
Con casi 40 años de recorrido, Don Pa ha logrado consolidarse en el sector con nueve puntos de venta distribuidos en la provincia de Valencia. En ese sentido, la empresa representa el sustento de alrededor de 50 familias que dependen de su actividad de forma directa. Según explican a este diario, siete de sus tiendas se han visto gravemente afectadas al estar ubicadas en la 'zona cero' de la Dana. Así, el temporal destruyó los puntos de venta de Catarroja -donde el agua alcanzó los dos metros de altura-, Paiporta, Alfafar y Albal. "Hemos perdido más de dos millones de euros en maquinaria. De hecho, nuestra última adquisición, valorada en 150.000 euros, quedó completamente inoperativa", lamentan desde Don Pa.