VALÈNCIA (EFE). El mal estado de los humedales en España es la causa por la que los flamencos, una especie acuática de mucha movilidad, se están multiplicando en espacios como la Albufera de Valencia, con miles de ellos en búsca de agua y alimento.
"Es normal que estén ahí por el mal estado de otros humedales", ha asegurado a EFE el delegado de SEO/Birdlife en la Comunidad Valenciana, Mario Giménez, tras las denuncias de asociaciones agrarias que reclaman a las administraciones medidas de control de esas poblaciones que ocasionan graves daños en sus cultivos.
El flamenco común (Phoenicopterus roseus) es una ave acuática de larguísimas patas y cuello, cola corta y plumajes entre blanquecinos y rojizos, cuyo peculiar pico (romo y muy curvado hacia abajo, con una mandíbula ancha) es utilizado por el animal para filtrar del agua los pequeños elementos que componen su alimento.
Su distribución abarca los lagos salobres y salinos de amplias zonas del mundo, así como lagunas costeras y marismas de África, sur de Europa (incluida España, Cerdeña, Sicilia y Chipre), el sudoeste de Asia -zonas de Turquía- e incluso la India.
Según el dirigente de SEO/Birdlife, "no es anormal" la congregación de tantos flamencos como se está viendo estos días en el paraje natural de la Albufera de Valencia porque necesitan alimento y recursos hídricos que no tienen en otras zonas.
"Lo que no debería ser normal es que el resto de humedales esté en tan mal estado de conservación", como por ejemplo, Doñana, ha lamentado.
Ha explicado que es "normal" que los agricultores estén preocupados por el impacto de tantas aves, aunque es pronto para saber cómo evolucionará la situación y si llegará a ser un problema de peso.
En un principio, no están siendo de importante calado los daños que están sufriendo los arroceros, ha dicho. Los problemas podrían darse en primavera, si se mantuvieran cifras tan elevadas, pero es pronto para hacer predicciones.
"A finales de abril seguramente que habrá menos" flamencos, ha declarado el ecologista.
"De hecho, será difícil que haya más flamencos porque en la Albufera no caben más", añade categórico.
En otros entornos con presencia masiva de este tipo de aves se suelen aplicar "medidas disuasorias" para espantarlas, explica Giménez quien detalla, por ejemplo, el uso de cañones que hacen ruido o espantapájaros.
Sin embargo, se trata de medidas que de aplicarse, tendrían un éxito "relativo" y de escasa efectividad en el caso de la Albufera por las propias condiciones del entorno.
"En zonas como Doñana y el Delta del Ebro los flamencos tienen zonas amplias para huir si son espantados" pero no ocurre igual en la Albufera de Valencia.
De este entorno "es más complicado" echarlos, porque acceder al mismo no les resulta atractivo dado que no es su hábitat y por otra parte, tienen pocas zonas distintas donde establecerse si se fueran de allí.
"Es más difícil espantar a un ave si no se le da una alternativa, y por eso tienden a no irse tan fácilmente", ha asegurado.
"No tienen muchas otras opciones; por tanto, habrá que ver qué pasa finalmente con ellas", según el ecologista.
Otra de las medidas que habría de implantarse desde la Administración para compensar a los agricultores serían acciones de carácter económico, comenta.