Edu Galán y Darío Adanti (Mongolia): “Sentirte orgulloso del lugar de donde eres es un problema terrible”

VALÈNCIA. Puede que le gusten; puede que no, pero parece innegable que los protagonistas de la actualidad política española vivían mucho más tranquilos antes de que los sátiros de Mongolia aparecieran en escena. Edu Galán (Oviedo, 1980) y Darío Adanti (Buenos Aires, 1971) siguen siendo las cabezas visibles de un proyecto humorístico-periodístico que comenzó como revista en papel y ha terminado alargando sus tentáculos hacia todo tipo de soportes: han sacado a la venta libros, disco-libros y cuadernos de pasatiempos; han creado un espectáculo teatral itinerante que ya han visto 10.000 personas en España, y ahora han dado el salto a la televisión por streaming con la serie Mongolia te lo explica, cuyo primer capítulo se estrenó ayer mismo en la plataforma online Flooxer, perteneciente al grupo Atresmedia (propietaria a su vez de Antena 3 y la Sexta). 

Fundada en 2012 por Adanti y Galán junto a Fernando Rapa, los periodistas Pere Rusiñol y Eduardo Bravo, y el abogado y editor Gonzalo Boye (aunque los dos últimos ya no continúan en la familia), Mongolia siempre ha tenido algo de empresa suicida. En esencia, su ideario consiste en hacer reír repartiendo a diestro y siniestro. Desde un posicionamiento de izquierdas, pero sin amigos claros en las bancadas. Pasándose por el arco del triunfo los tabús que protegen habitualmente a los representantes de la monarquía, la banca o la Iglesia, ya estén vivos o muertos. Su particular andanada contra la corrección política –que va un poco más allá que otras publicaciones satíricas como la veterana El Jueves- incluye chistes sobre tragedias, terrorismo o víctimas de cualquier clase y condición. “No debemos olvidarnos de que en la sociedad actual no hay nada más privilegiado que ser víctima. Por eso hay que aprovecharse”, insiste Galán. También lo dejó claro Darío Adanti en el ensayo gráfico Disparen al humorista (Astiberri, 2017). Para el dibujante bonaerense, el humor no puede tener límites cuando se utiliza en un contexto profesional, “porque es una ficción, un invento, una mentira”. Por el contrario, concede, en las relaciones cotidianas, el humor tiene el límite de la buena educación. 

Idilio con València

Ya desde sus inicios, Mongolia encontró en València un bastión. Es una de las regiones de España donde se venden más ejemplares de la revista, y sus espectáculos teatrales agotan las localidades. Tanto es así, que en su próxima visita a la capital del Turia han decidido doblar la apuesta. El Espai Rambleta acogerá mañana viernes y el sábado una versión actualizada de Mongolia, el Musical 2.0. Es decir, 1.400 localidades en dos días. “No es que seamos atrevidos, es que somos gilipollas. Jugamos con el fracaso porque hemos fracasado mucho y no nos importa. Quienes vieron Mongolia, el Musical, verán un show nuevo. Quienes vieron Mongolia, el Musical 2.0. verán cambios: haremos una sección dedicada a València; regresará la puerta giratoria con Darío; tendremos una visita del ISIS y muchas sorpresas más que, como buenos hispanosargentos, prepararemos hasta el último momento”, nos adelanta el dúo desde su sede en Madrid.

Pasarse por el forro la corrección política, incluso la de la progresía, no suele salir gratis, y ninguno de los dos humoristas niega que para sobrevivir estos años han debido contener presiones externas y varias amenazas penales. De las derivadas de algunas portadas, como aquella protagonizada por la Infanta Cristina, se han salvado por los pelos. “Jamás pensamos llegar tan lejos, y la pena es que no nos han empapelado, aunque lo han intentado. En España se estila más el veto con el disidente que la denuncia. Aunque pronto anunciaremos la denuncia de un homicida imprudente muy conocido en este país”, responden enigmáticamente. 

Ahora, también una serie

La última aventura de Mongolia viene con formato audiovisual. La plataforma Flooxer de Atresmedia, especializada en videos de formato corto orientados a las franjas más jóvenes de público, estrenó ayer el primer capítulo de Mongolia te lo explica, una nueva serie escrita, dirigida y protagonizada por Adanti y Galán y situada “a medio camino entre la ficción, el monólogo, la animación y los tutoriales de internet”. Acostumbrados a los shows teatrales, basados en gran parte en las digresiones y la improvisación, este nuevo soporte les obliga a adaptarse a las limitaciones del sketch puro y duro. “Quizás el formato audiovisual corto sea más difícil, pero porque a nosotros nos gusta dar la vara”. Y, ¿es más o menos efectivo? “Como no creemos que la sátira tenga que servir para algo más que reírse, pensar o captar la ética de los que la hacen, lo de efectividad no tiene mucho sentido para nosotros”.

De lo que no cabe duda es de que las mayores cotas de salvajismo mongol se alcanzan en sus musicales, donde los humoristas están amparados por la evanescencia intrínseca del hecho teatral. “Sin duda alguna, porque allí existe un acuerdo tácito y legal con quien compra la entrada, cosa que no pasa ni con la revista, ni con la televisión (que puede ver cualquiera y juega en otras legalidades). Hay que decir que en Flooxer no nos han puesto limitaciones a nada, lo cual se agradece muchísimo, pero también creemos que es imposible ficharnos sin saber quién somos, salvo que tengas limitaciones cognitivas derivadas de la endogamia”, apuntan.

Aquí puedes ver el capítulo primero de la nueva serie de Flooxer “Mongolia te lo explica”

 Como analistas de actualidad que son, pedimos terminar la entrevista con un pronóstico. ¿Qué creen en Mongolia que pasará el 1 de octubre en Cataluña? “Creemos que se sacarán las urnas a la calle, pero que solo servirá para complicar la situación más. Tenemos la sensación de que, siendo todo esto responsabilidad del Gobierno del PP, ha sido aprovechado por muchísimos arribistas en Cataluña, tanto en la izquierda como en la derecha. Lo más que podemos esperar es que no vaya a más por culpa de estos irresponsables, y que la gente, tanto los de unos como los de otros, piense críticamente y no les muevan como borregos”, contestan. “A los catalanes –añaden- les pasa lo mismo que a muchos habitantes de otras regiones, aunque más exacerbado porque están en un momento de exaltación de la identidad. Se sienten orgullosos de ser de donde son, y esto es un problema terrible, porque no se puede bromear sobre ello. Si construyes tu persona sobre el único valor de ser de donde eres, con todos los trapos que van asociados, te vas a enfadar muchísimo cuando un satírico te diga que eres imbécil porque das valor máximo a algo que es una circunstancia”. Ahí lo dejan.