VALÈNCIA. Catarroja no contará con un aula de Comunicación y Lenguaje (CyL) este año. Así lo trasladó este jueves el departamento que dirige Vicent Marzà a Yolanda López, madre de un niño de cinco años con Trastorno del Espectro Autista (TEA), que en febrero inició una campaña que finalizó con más de 6.900 firmas en favor de que se habilitara uno de estos espacios para los alumnos con necesidades especiales en el municipio.
La Conselleria basó su decisión en la falta de expedientes para la instauración de un aula CyL en la localidad, pues el hijo de Yolanda es el único en estos momentos, aunque hay otros tres escolarizados en centros de los alrededores. Educación le ofreció la posibilidad de llevar al pequeño a otras escuelas de Alfafar, Paiporta o Albal -en los que hay plazas vacantes- pero López renunció. “Cambiarlo de un entorno seguro para él puede ser muy perjudicial y puede cambiar su personalidad”, explica la madre a Valencia Plaza.
A ello se suma el riesgo de que el menor abandone el centro, ya que "perdería su plaza en el colegio en el caso de que salga un aula CyL aquí", añade la precursora del proyecto. Por su parte, desde la administración explican que "la ratio mínima para abrir un aula específica es de cinco alumnos" y, en ese caso, se crearía "siempre que no hubiesen unidades específicas con plazas libres en municipios próximos".
A su vez, añaden que "el estudiantado que se tiene que desplazar a otro municipio o a un centro educativo fuera de su área de escolarización tiene garantizada la ayuda individual de transporte y de beca de comedor", aunque, ante la negativa de la familia, aseguran que "el alumno no dejará de recibir la atención especializada que necesita en su colegio".
Con todo, la iniciativa estuvo cerca de materializarse, pues contó con el apoyo de las familias del Ampa, del consejo escolar, de la Concejalía de Educación e incluso de dos centros del pueblo, que se prestaron a abrir una de estas aulas. De hecho, solo faltó el visto bueno del gobierno autonómico, pues hace una semana se aprobó en el pleno del Ayuntamiento de Catarroja, donde surgió como una moción del PSPV y se convirtió en una declaración institucional respaldada por todos los partidos.
Aun así, Yolanda no pierde la esperanza. “Realmente pensaba que sí se iba a conseguir, pero no voy a parar”, declara a este periódico. A través de las redes sociales muestra su agradecimiento a "todo el mundo que de una forma u otra les apoya" y, en vistas a la próxima semana, movilizará una concentración "con distancia y medidas higiénicas de seguridad a las puertas de la conselleria".
Por ahora, el menor pasará a primaria con la garantía de que "tendrá todo lo que necesite en una clase ordinaria", pues así se lo comunicó inspección educativa. En este sentido, Yolanda indica que "lo mejor para la inclusión sería que tuvieran los apoyos necesarios en el aula", pese a que considera que no es una realidad. “Si los sacas de clase para hacer logopedia o psicopedagogía terapéutica está perdiendo clases”, apunta.
En la misma línea, Sacha Sánchez-Pardíñez, profesora de lengua y literatura diagnosticada con TEA -al igual que sus dos hijos- coincide con que “lo mejor sería que pudieran estar en el aula ordinaria, por muchas dificultades que tengan”, porque explica que “en la vida van a tener que relacionarse con todo tipo de personas”.
Además, pone el acento en la “disparidad de necesidades de los alumnos con dificultades de comunicación”, que se encuentran en una misma aula, ya que “cada uno tiene unas diferentes, semánticas pragmáticas, fonéticas”. Sin embargo, no cree que “en este momento el aula ordinaria esté preparada para atenderles” por la “falta de personal específico” y “material adaptado”.
Así pues, todavía hoy las aulas CyL se encuentran en fase experimental, pues se implementaron por primera vez en el curso 2004-2005 -la Comunidad Valenciana fue pionera- con el objetivo de “ofrecer una respuesta educativa especializada, intensiva y personalizada a las necesidades educativas especiales del alumnado", según establece la resolución de Educación del 29 de julio para el curso 2020-2021.
Asimismo, la finalidad de este servicio es que los estudiantes con necesidades especiales pasen el mayor tiempo posible en el aula ordinaria, aunque estén escolarizados en unidades específicas que, de acuerdo con el documento, “han ido evolucionando en los últimos años, hasta adoptar un carácter más abierto e integrado en el centro de los cuales forman parte”.