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antropología industrial / OPINIÓN

Efemeralización

Fuller es uno de esos héroes anónimos de la historia. Inventor de las cúpulas geodésicas, su filosofía de obtener lo máximo de cada material lo aplicó a áreas como la arquitectura, la economía circular o el ambientalismo. Y a él, por ejemplo, le debemos el principio de las 3R

10/01/2023 - 

En el discurrir histórico aparecen nombres y personajes, reales o mitológicos, que marcan momentos, épocas e incluso eras. No en vano, nuestro año viene referido a uno de ellos. Más allá de batallas e imperios, los héroes de la humanidad suelen ser casi siempre anónimos, ligados a innovaciones trascendentales o a descubrimientos que han reportado importantes beneficios para el género humano. 

Entre estos desconocidos se encuentran los autores de los inventos que más están cambiando hoy el mundo, como la aeronaútica, internet, los teléfonos móviles o la biotecnología. Todos ellos con fichas discretas en la historia. 

A algunos les suena el nombre de Tesla más por ser una empresa de otro personaje icónico, Elon Musk, que por recordarnos al auténtico Nikola Tesla, inventor más allá de cualquier medida y genio no reconocido en su época. Tesla, curiosamente, se convirtió en un mito inspirador de las startups tecnológicas de California y Nueva Inglaterra en los años noventa. Como Tesla, muchos genios disruptores quedan olvidados en la historia, así que, quizás, convenga recordar a algunos cuya influencia se mantiene más viva que su recuerdo.

Es el caso de Richard Buckminster Fuller (1895-1983), arquitecto estadounidense, diseñador, inventor y pensador. A él le debemos diseños tan conocidos como la cúpula geodésica y conceptos como la noción de sinergia en el diseño o el de la nave espacial Tierra. Investigador de las formas, la geometría en la construcción, la ecología, la eficiencia, el ambientalismo y lo que hoy conoceríamos como el principio de las 3R (reducir, reutilizar, reciclar). Muchas de sus reflexiones inspiran los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), impulsados por las Naciones Unidas.

Para Fuller, la evolución de la naturaleza y, por ende, la propia evolución humana, avanza en la línea de la eficiencia, en obtener cada vez más con cada vez menos. Esta regla de eficiencia evolutiva él la denominó efemeralización (del inglés ephemeral, efímero), puesto que la tecnología sirve para superar los diseños y el modo productivo anterior y originar uno nuevo más eficiente, hasta que uno mejor es descubierto y puesto en práctica.

«Para Fuller, la evolución de la naturaleza y, por ende, la propia evolución humana, avanza en la línea de la eficiencia, en obtener cada vez más con cada vez menos»

El ejemplo perfecto del ‘más con menos’ es el sistema de construcción de la cúpula geodésica, donde se consiguen espacios cubiertos con un máximo de volumen y resistencia estructural y un mínimo de recursos empleados, tanto en materiales como en tiempo. Igualmente, divulgó el concepto de sinergia en el diseño, resaltando que la conjunción de múltiples enfoques hace surgir funciones nuevas, distintas y únicas, que permiten solucionar problemas de manera más eficiente.

Fuller fue un humanista, preocupado por las condiciones de las personas, y dedicó su trabajo a conseguir mejorar dichas condiciones. Como sus diseños Dymaxion, aplicados a automóviles, casas o electrodomésticos y pensados con la misma filosofía de maximizar resultados con mínimos recursos. Incluso diseñó un revolucionario sistema de descanso mediante el cual aseguraba que era suficiente dormir dos horas al día y que se aplicó a sí mismo durante años.

Aunque poco recordado hoy, obtuvo reconocimientos en vida y sus creaciones siguen siendo un referente en el ámbito de la arquitectura y el diseño, además de en el ambientalismo y la economía circular. Para él la contaminación y los residuos son recursos desperdiciados, cuyo valor derrochamos por no saberlos aún aprovechar.

Como pensador, dejó algunas frases para el futuro que resumen su visión optimista. Como la que afirma que «el amor es una gravedad metafísica» o que la palabra ‘realidad’ siempre debe ir entre comillas. Una mezcla de Leonardo y física cuántica.  

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