VALÈNCIA. (EP). El 37 por ciento de los niños y adolescentes españoles padece dolor crónico, una "auténtica enfermedad olvidada", según ha avisado el doctor de la Unidad de Dolor Infantil del Hospital Universitario La Paz en Madrid, Francisco Reinoso, en el marco del XV Congreso de la Sociedad Española del Dolor (SED), celebrado recientemente en Palma de Mallorca.
"El dolor es una auténtica enfermedad olvidada y, a pesar de todos los avances que se han hecho en su diagnóstico y tratamiento, actualmente no se aplican a la clínica asistencial del día a día. Es tarea de todos conseguir que las administraciones públicas sanitarias pongan fin a esta injusticia sobre una población tan especialmente vulnerable, como son los niños", ha declarado.
En este sentido, el experto ha advertido de que en España se está aún "muy lejos" de poder ofrecer un tratamiento óptimo basado en una atención integral en unidades multidisciplinares de dolor infantil, informando de que sólo hay una Unidad de Dolor Infantil acreditada (la del Hospital Universitario La Paz de Madrid) cuando deberían existir al menos ocho unidades específicas de dolor crónico infantil para atender a los ocho millones de niños de menos de 14 años.
"Salvo contadas excepciones, la mayoría de los pacientes con dolor crónico infantil tienen que seguir un largo peregrinaje a Unidades de Dolor de adultos o por las consultas de otras especialidades como pediatras, traumatólogos, reumatólogos y un largo etcétera", ha detallado, para lamentar la actual situación de "orfandad terapéutica" en cuanto a fármacos que en su ficha técnica tengan indicación pediátrica o en cuanto a los ensayos clínicos terapéuticos de nuevos agentes analgésicos.
Por su parte, el coordinador del Grupo de Dolor en el anciano de la SED, Emilio Blanco, ha destacado la necesidad de realizar una valoración adecuada del dolor desde una perspectiva biopsicosocial y en el contexto de una valoración geriátrica integral.
Y es que, tal y como ha recordado, en el paciente geriátrico el manejo del dolor crónico debe ser multidisciplinar y hay que tener especial énfasis en las modalidades de intervención no farmacológicas, si bien, y al igual que en los pacientes pediátricos, los dolores en esta población están mal reconocidos e "insuficientemente" tratados.
"Hay barreras como son las actitudes y creencias de los mayores, que van desde el estoicismo hasta la banalización del dolor, cambios fisiopatológicos en la absorción, metabolismo y eliminación de los fármacos y limitaciones en la comunicación, deterioro cognitivo, polifarmacia, comorbilidad y pluripatología, limitaciones físicas o dependencia", ha apuntado este experto.
Por ello, ha destacado la importancia de la valoración del dolor en pacientes con deterioro cognitivo grave y déficit sensoriales y comunicación, la cual debe realizarse por escalas conductuales basadas en la observación de la expresión facial, los movimientos corporales, verbalizaciones y el comportamiento.
"Es necesario atender la cronicidad, la dependencia, considerar la desprescripción y los criterios de prescripción inadecuada, evitar pruebas diagnósticas y hospitalizaciones innecesarias, como objetivos no solo se plantea reducir la intensidad del dolor, también mejorar la funcionalidad", ha subrayado.
Finalmente, el doctor ha señalado que la intervención farmacológica en ancianos debe ser "prudente", los analgésicos tópicos pueden ser de elección y los analgésicos simples útiles de manera pautada en dolor de intensidad leve o leve moderada. "Los AINE tienen efectos adversos importantes y si el dolor es de intensidad severa o muy severa pueden estar indicados los opioides potentes, pero muy especialmente en ancianos hay que respetar criterios de utilización y elección y anticiparse a los efectos adversos", ha zanjado.