VALENCIA. Todos hemos vivido la situación. Un coche antiguo que circula más lento que el resto y que recibe las reprimendas de los demás conductores. Al adelantarlo, las frases de rigor: “qué peligro tienen los mayores”, “no están ya para conducir” o “siempre causando atascos”. Pero… ¿Son realmente tan peligrosos los mayores de 65 años cuando se ponen al volante o es un prejuicio injustificado del resto de automovilistas? La cuestión no es intrascendente, teniendo en cuenta el gran cambio demográfico experimentado por España en las últimas décadas. No en vano, actualmente el 18% de la población de nuestro país es mayor de 65 años; un porcentaje que se elevará hasta más del 30% en 2050.
Por eso, el estudio “Mayores de 65 años al volante: ¿peligro real o mito social?”, presentado hoy en Madrid por la Fundación Línea Directa y realizado en colaboración con FESVIAL y Centro Zaragoza, trata de analizar a fondo los principales problemas que plantea la conducción en los mayores de 65 años.
La principal conclusión del informe, que analiza todos los accidentes e infracciones registrados entre 2009 y 2014 por grupos de edad, es tajante: los conductores mayores son mucho mejores automovilistas de lo que pensamos. De hecho, registran 4 veces menos accidentalidad que los jóvenes menores de 25 años y menos de la mitad que los conductores de 35 a 44 años. ¿Las razones? Respetan más los límites de velocidad, no son agresivos en la conducción y aceptan mucho mejor sus propias limitaciones (auditivas y visuales, sobre todo), lo que, entre otras cosas, les hace recorrer menos kilómetros y conducir menos por la noche.
Sin embargo, no todo son buenas noticias para este colectivo, ya que, en caso de accidente, la mortalidad y la lesividad grave de los conductores más veteranos son muy superiores a la media. De hecho, la mortalidad de los mayores de 65 años multiplica por 2,5 la del resto de conductores y tienen un 9% más de probabilidades de resultar heridos graves tras una colisión. Los motivos son claros: mayor debilidad física y la propia naturaleza de su accidentalidad, generalmente golpes más severos.
Además, la tendencia no parece favorecerles, ya que mientras que el número de conductores muertos en accidente de tráfico entre 2009 y 2014 se redujo en un 62% entre el colectivo de 25 a 34 años y en un 67% en los menores de 25 años, el número de mayores de 65 años muertos en accidente de tráfico se mantuvo estable, aumentando un 5% en el mismo periodo.
Además de analizar la accidentalidad registrada en España por cada grupo de edad, la Fundación Línea Directa ha estudiado la mortalidad por tipo de usuario. Su principal conclusión es llamativa, ya que mientras que los mayores de 65 años sólo representan el 15% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico entre 2009 y 2014, sin embargo, representan más de la mitad de los peatones muertos (52%) en ese mismos periodo.
Como pasajeros también constituyen un grupo de riesgo, ya que suponen un 22% del total de pasajeros fallecidos en accidente de tráfico durante los últimos 5 años, una cifra que únicamente superan los menores de 25 años, con un 31%.
La Fundación Línea Directa también ha elaborado una radiografía con los accidentes más habituales que sufren los mayores de 65 años. En este sentido, los incidentes de estos automovilistas suelen producirse con turismos (73%), en carreteras convencionales (44,7%) y con coches más envejecidos (más de 10 años) que la media. En cuanto al género, los hombres presentan el doble de accidentalidad que las mujeres, una constante que parece habitual independientemente de la edad de los conductores.
En cuanto a las maniobras, las intersecciones, las incorporaciones y los giros a la izquierda suelen ser más críticas para los mayores. Respecto a la temporalidad, los viernes, el mes de julio y la franja horaria que va desde las 10 a las 14 horas, son los momentos con más riesgo para estos automovilistas.
Asimismo, la Fundación Línea Directa ha realizado un mapa en el que compara la accidentalidad general de cada Comunidad Autónoma con la de los mayores de los 65 años en ese mismo territorio. En este sentido, Galicia, Castilla y León y Comunidad Valenciana son los territorios donde, comparativamente, los mayores superan ampliamente la accidentalidad del resto de conductores. En el extremo opuesto se encuentran Madrid y Andalucía, donde los mayores de 65 años tienen menor proporción de accidentes que los demás automovilistas.
La Fundación Línea Directa también ha querido testar la opinión de los españoles sobre la conducción en los mayores de 65 años, para lo que ha realizado 1.700 entrevistas por toda la geografía nacional. Las conclusiones son rotundas: los españoles siguen demostrando una gran desconfianza hacia los automovilistas más veteranos. De hecho, casi 10,4 millones, de ellos 1,1 millones de valencianos, aseguran haber vivido situaciones de riesgo en la carretera que atribuyen a los mayores y casi 8 millones, 907.000 en la Comunidad Valenciana, los califican de “peligrosos”. De hecho, 4,4 millones de personas (769.000 de ellos valencianos) retirarían el carné a sus propios familiares mayores.
Quizás por todo ello, muchos conductores serían partidarios de endurecer la normativa vigente: 860.000 automovilistas (125.000 valencianos) retirarían automáticamente el carné a los 65 años, 2,8 millones (241.000 en la Comunidad Valenciana) prohibirían a los mayores conducir por la noche y casi 19 millones (2,2 millones de valencianos) les obligarían a hacer exámenes psicotécnicos anuales.
El estudio también ha servido para constatar que los conductores españoles desconfían de los exámenes psicotécnicos actuales como medio de testar las aptitudes psicofísicas de los automovilistas, ya que 13 millones de conductores exigen “más controles” a la Administración, 1,7 millones de ellos sólo en la Comunidad Valenciana, y casi el 60% de los encuestados piensa que los exámenes psicotécnicos son “poco rigurosos”, dato que sube hasta el 62% en el caso de los valencianos.
En este sentido, el 98% de los conductores españoles afirma no haber suspendido nunca uno, el mismo porcentaje que los valencianos, y 2,4 millones (183.000 de la Comunidad Valenciana) reconocen haber obtenido el “Apto” sin prácticamente hacerlo. Además, casi 1 millón de automovilistas con deficiencias psicofísicas (65.500 valencianos) asegura no haber visto reflejado su limitación en el informe final. Por todo ello, los conductores españoles lo tienen claro, ya que el 56% de los encuestados preferiría que fuese el médico de cabecera quien tuviese la potestad de revocar el carné de conducir por causas psicofísicas, un porcentaje que baja hasta el 56% en el caso de la Comunidad Valenciana.
Sin embargo, con el propósito de comprobar la eficacia de estos exámenes, la Fundación Línea Directa ha recabado información sobre 500 pruebas psicotécnicas realizada en 4 centros de reconocimiento de conductores a mayores y menores de 65 años aplicando la normativa vigente. Los resultados fueron interesantes, ya que el 10,5% de los conductores mayores de 65 años resultó “No Apto” para conducir y casi el 70% tuvo algún tipo de restricción, lo que apunta a que estas pruebas ayudan, en alguna medida, a tener un control efectivo en los conductores.