VALÈNCIA. Un abogado del caso Erial ha presentado un escrito de recusación contra uno de los magistrados que juzgará a exministro Eduardo Zaplana y a otras 18 personas. Se trata del letrado Vicente Grima, que ejerce la defensa del empresario Vicente Cotino –sobrino del exdirector general de la Policía Juan Cotino–.
El abogado fundamenta la petición en la necesidad de imparcialidad por parte de José Manuel Megía, integrante de la Sala y ponente de la sentencia del juicio del caso Erial, debido a dos motivos: enemistad y animadversión manifiesta del magistrado con el letrado y haberle denunciado. "El conflicto entre el magistrado y el letrado del acusado impide considerar que el primero pueda ser considerado juez imparcial para decidir sobre la culpabilidad o no culpabilidad del acusado", afirma Grima.
El abogado cita el origen del conflicto. En 1996, denunció al magistrado por un presunto delito de cohecho. El motivo era que había recibido presiones de una persona que hablaba en nombre del juez para que aceptara pagar una determinada cantidad de dinero a cambio de una rebaja de condena a uno de sus clientes.
A raíz de ello, se inició una investigación que acabó en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) al ser el competente en causas penales contra jueces, magistrados y fiscales por presuntos delitos cometidos en el ejercicio de su cargo. En 1999, archivó la causa al no considerar suficientes las pruebas.
En el escrito, el letrado enumera de nuevo hasta una veintena de procedimientos compartidos en los que el magistrado se abstuvo con anterioridad. También un antecedente de recusación de Megía en 2001.
Y añade manifestaciones del magistrado que considera que pueden ser causa para apartarle. Por ejemplo, que haya afirmado que el conflicto con el abogado "están marcando su vida personal y profesional desde el año 1996" y le está generando dolor a él y a su familia. También que cree que la conducta del letrado ha sido un intento de destrozar su honor. Grima asegura igualmente que Megía le ha llamado "repugnante", "despreciable" y "canalla" y que le acabó denunciando por una actuación procesal.
La situación que se ha generado en relación con el juicio del caso Erial lleva varias semanas coleando después de que ambos se hayan reecontrado en este procedimiento. Primero, el abogado pidió a la sección cuarta de la Audiencia, que se encargará de juzgar a Zaplana y al resto de acusados, que aclarara si el hecho de que Megía fuera integrante de la Sala y ponente de la sentencia se debía a un error.
La respuesta fue que no y que no procedía aclaración porque los antecedentes no eran vinculantes. Posteriormente, el magistrado pidió que se dejara sin efecto su nombramiento debido a la veintenta de causas compartidas en las que habían evitado coincidir. A continuación, Megía trasladó su abstención. "Podría llevar a que se entendiese que cualquiera que fuese mi decisión, sobre todo si es condenatoria, está tintada por esa enemistad, lo que no debe permitirse ni provocar sospecha, por lo que entiendo que me debo abstener", afirmó.
Pero sus compañeros de la Audiencia lo rechazaron. "La causa de abstención aducida por el magistrado no tiene cabida en la previsión que propugna, ni en ninguna de las restantes previstas legalmente en el precepto regulador de la Ley Orgánica del Poder Judicial", concluyeron. Así, consideraron que no se puede evidenciar la enemistad manifiesta y no considera justificado que se abstenga.
El siguiente paso era la solicitud de recusación, que es lo que ahora ha ocurrido como era esperable. De manera que ahora será un magistrado distinto de otra sección de la Audiencia de Valencia el que decida si la acepta o no.