VALÈNCIA. Juan Ramón Adsuara, de habitual rictus serio, sonríe cuando se explaya en datos y tecnología. Y no porque le haga gracia en el sentido hilarante la materia, sino porque le inspira la otra connotación, la de alegría, incluso pasión. A buen seguro que por ese motivo Vicent Mompó, el presidente de la Diputación de Valencia, le asignó las delegaciones provinciales de Administración Electrónica e Innovación.
"Crear datos e información que ayuden a los políticos a tomar decisiones inteligentes", repite en la presentación de la estrategia de gestión de territorios inteligentes (de nuevo el adjetivo que habitualmente se enlaza con el de tecnología, a un nivel ya superior a los de virtual o artificial…).
Digitalización, monitorización, son otros términos que forman parte del repertorio de términos usuales del también alcalde de Alfafar. ¿Y en qué se plasma en la práctica? "Con sensores se puede evitar vaciar contenedores de basura sin apenas residuos, lo que reduce la contaminación de los camiones y operarios que lo hacen. También rebaja hasta un 60% el gasto en agua de riego en jardines públicos si los aspersores no se utilizan después de lluvia. O te permite saber dónde hay más contaminación acústica a determinadas horas por acciones como botellón", desgrana.
"En mi municipio los sensores nos dicen qué lugares del centro comercial están colapsados por el tráfico en cada momento para dirigir hacia ellos los operativos de Policía Local”, continúa relatando en la explicación del proyecto Connecta Valencia de Diputación, que se basa en la colocación de más de 3.000 sensores por toda la provincia que permitirán consultar parámetros como temperatura, contaminación o tráfico en todos los municipios.
Después de ejercer de jefe de taller de la marca Renault y de responsable técnico y comercial de una empresa química, este padre de dos hijas encontró su vocación en la política y en la mercadotecnia (su formación se ha centrado en ambos campos).
Y aunque nacido en la pequeña localidad castellonense de Vilavella, halló su ámbito de desarrollo en Alfafar, el municipio que dirige con mayoría absoluta. Esta población de l´Horta Sud constituía uno de los feudos clásicos del socialismo dentro del denominado 'cinturón rojo' hasta la irrupción de Adsuara.
Que gobernara el PP resultaba una circunstancia insólita -de hecho, no lo hizo hasta 2011 con su actual primer edil-. Y más todavía que en esta comarca aguantara ese bastión, con mayoría absoluta, en el epicentro cronológico del periodo 'botánico'.
Ese hecho le valió convertir Alfafar en el municipio más populoso de la provincia dirigido por el PP en aquel mandato 2019-2023 que se caracterizó por ser una etapa de trinchera política y supervivencia institucional para su formación. Y, de rebote, la aupó a un cargo en el que no se le escapaba ni un atisbo de sonrisa: comandar a su grupo en la Diputación de Valencia y, peor todavía para un hombre de su municipio y de tecnología, presidir a su partido en la provincia.
En aquella época ese rol significa repartir migajas entre políticos venidos de épocas de abundancia, en decidir quién ocupaba tal o cual cargo con pocos a repartir o en renovar la formación después de resultados calamitosos.
Aquello ya pasó. Para su alivio, le relevó, ya mediante congreso, un Vicent Mompó que sí que disfruta cuando habla de política orgánica comarcal o local. Adsuara pudo dedicarse a lo suyo, a seguir ganando con mayoría absoluta en Alfafar y a capitanear la digitalización de la provincia.
Aspira a duplicar en 2025 los 2,5 millones que ha repartido la Diputación para ese menester entre ayuntamientos a lo largo de este año o ampliar los 8 millones destinados en destinos inteligentes.
O a trasladar al conjunto de la provincia medidas como la de Alfafar, que ofrece un certificado de lluvias abundantes sin cita previa a quien sufre un siniestro por ese motivo y ha de reclamar al seguro. "Tenemos 22.500 habitantes, más 8.000 de población flotante por el centro comercial entre compradores y vendedores", apunta con más datos al preguntarle.
"El 1 de enero éramos 22.222", responde al pedirle, a alguien baqueteado en la exactitud, más precisión en la cifra de pobladores. "En 2030 seremos 30.000 con el incremento de población que se producirá al terminarse las 1.600 nuevas viviendas previstas", apostilla. Lo hace de nuevo con una sonrisa. La que emerge de manera espontánea en la comisura de sus labios cuando habla de Alfafar o de tecnología y datos.