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las series y la vida

'El alienista', lo prescindible y lo entretenido

31/10/2020 - 

VALÈNCIA. Por mucho que se empeñen algunos, no hay obras maestras cada semana, ni todas las series pretenden cambiar el mundo. Y ni falta que hace. Sería bueno rebajar las expectativas y la intensidad porque lo encomiástico nos va a sepultar el gusto y la capacidad de discernimiento. Esta diatriba viene a cuento de dos cosas. 

A) Con la coincidencia de la emisión de varias relevantes producciones españolas y la concesión de los Ondas anda todo el mundo como loco buscando la mejor serie española y enzarzándose en disputas inútiles. Como si “la mejor” existiera. Como si hubiera que competir. Y como si la existencia de una buena serie, incluso buenísima, fuera incompatible con la existencia de otra buena serie, incluso buenísima. Por favor, un poquito de sensatez y déjennos disfrutar sin necesidad de comparar, qué cansinos. Es una muy buena noticia que haya tantas obras de calidad y tan diferentes entre sí. Keep calm and enjoy! 

B) Buscando información sobre El alienista, que es la serie de la que he venido aquí a hablar, me he encontrado con varios titulares que, resumiendo, vienen a decir: “entretenida y prescindible”. Y me he quedado perpleja, claro. ¿Algo entretenido es prescindible? ¿Si una serie no es The wire o Los Soprano (lo digo por imprescindibles) no vale? ¿Qué es una serie imprescindible? ¿La que pasa a la historia de las series? ¿La que abre nuevas vías y marca un antes y un después? ¿Qué hacemos con las que nos proporcionan placer y distracción durante x horas, o nos arreglan un mal día, aunque no estén en los anales de la historia del audiovisual? ¿Tenemos acaso que prescindir del entretenimiento? Tengo muchas más preguntas, pero no quiero aburrirles y así pueden añadir ustedes las suyas. 

Tal vez es que la palabra no es prescindible. El jueves pasado, en una muy interesante mesa redonda sobre las plataformas organizada por VLC Pitch Forum, el cofundador de Filmin, Jaume Ripoll, decía, entre otras cosas muy interesantes, que utilizamos casi siempre las mismas palabras para hablar de series (y de casi todo). A ver si va a ser eso. 

El alienista es narrativa y visualmente convencional, principalmente porque no está en sus objetivos ser original. No es su vocación. Me da a mí que es a esto a lo que llaman prescindible. Se trata de construir un relato sólido y resultón, donde la intriga policiaca y la excelente recreación histórica atrapen nuestra atención, proporcionando unas horas de distracción. Y sí, es muy entretenida. Se trata de la adaptación de los famosos best sellers de Caleb Carr, publicados en los 90 y protagonizados por un alienista que investiga crímenes en el Nueva York de finales del siglo XIX. Acaba de llegar a Netflix la temporada dos, basada en el segundo libro, El ángel de la oscuridad

"Alienista”, como recuerda al inicio cada capítulo de la primera temporada, era el término que recibían en el siglo XIX los expertos que estudiaban las enfermedades mentales. En las novelas y en la serie, el interés del protagonista por la psique humana se une a las dotes detectivescas de un periodista y de la muy inteligente secretaria de Roosevelt, que deviene detective en la segunda temporada, para resolver dos casos muy complejos que suponen un descenso a los abismos del alma humana. 

El trío protagonista lucha no solo por descubrir la verdad, sino por hacer prevalecer la razón y los nuevos métodos científicos en la investigación y por aplicar las nuevas teorías sobre la mente humana en el nacimiento de la psicología como ciencia. Por la serie también desfilan la lucha de clases, el movimiento obrero, el feminismo y la batalla por los derechos de las mujeres, el higienismo que caracterizó gran parte del debate social del siglo XIX, la aparición del psicópata como figura criminal, la situación de la infancia y las muchas contradicciones y conflictos sociales que la Revolución Industrial y las nuevas formas del capitalismo impusieron durante la época. 

Tanto las novelas como la serie ofrecen un retrato de Nueva York en el final del siglo XIX como una ciudad fascinante, en profundo cambio y desarrollo, marcada por la desigualdad social. De hecho, este es uno de los temas centrales, tanto de los relatos literarios como del serial, vinculando la enfermedad física o mental con la enfermedad social. Una clase trabajadora precaria y una multitud de personas sin recursos malviven junto a una elite insensible a esa realidad, muy en la línea del Londres de Dickens. Por supuesto, los asesinatos que se investigan están íntimamente relacionados con esa desigualdad y las situaciones de miseria e injusticia que provoca y la investigación lo irá revelando. 

El trabajo de recreación de la ciudad es uno de los valores de la serie. Rodada en Budapest, la dirección artística, los decorados y el vestuario brillan en la pantalla, ofreciendo una verosimilitud histórica muy notable. La serie no escatima en la representación del horror, como viene siendo norma en las muchas series ambientadas en el siglo XIX y que se recrean en la visión de cuerpos mutilados, cadáveres, sangre y vísceras (Penny Dreadful, Jeckyll, The Knick, Taboo). Y viene a formar parte de ese conjunto de obras audiovisuales que intentan explicar la mente del psicópata, tan representativas (el psicópata y las obras) de nuestro tiempo. 

El alienista del título está interpretado por el muy versátil actor catalán Daniel Brühl, capaz de actuar bien en cuatro idiomas (catalán, alemán, inglés y castellano) y con una carrera internacional imponente que incluye desde cine de autor de aquí y de allá hasta superproducciones de Hollywood. Le acompañan Dakota Fanning, como la secretaria que acaba fundando una agencia de detectives y que centra la segunda temporada, y Luke Evans, el periodista que elige la independencia en vez del rancio abolengo de la rica familia a la que pertenece. ¡Ah! Y en la segunda temporada es un placer descubrir en el reparto a Bruna Cusí y Diego Martín

Así pues, tenemos una serie que no pretende inventar nada, ni cambiar el curso de la historia del audiovisual. Una serie fundamentalmente de género, que asume con gusto convenciones del thriller y, a veces, del terror, con sus buenas dosis de suspense y emoción y que plantea varios apuntes históricos de interés. Con algún altibajo, en ocasiones con cierto efectismo y otras con más mesura, ofrece varias horas de entretenimiento eficaz. ¿Imprescindible? No. ¿Va a cambiar su vida? Tampoco. ¿Entretenida? Pues sí. Lo suficiente para llenar nuestro tiempo y pasar un buen rato. Que eso, pasar un buen rato, no es una tontería prescindible.

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