VALÈNCIA (EFE/Mónica Collado). El ingenio y el arte de casi 770 monumentos falleros han tomado ya una València inmersa en su frenética semana de las Fallas y dominada por un ambiente primaveral, y encandilan ya con su sátira voraz y reivindicativa a los miles de turistas y visitantes que abarrotan la ciudad.
En el segundo día grande de las fiestas valencianas, la ciudad ha vivido una nueva noche de insomnio y trabajo a contrarreloj de artistas y falleros para tener todos los detalles listos para que los monumentos estuvieran ya plantados a primera hora, a la espera de convencer a los jurados de que son las mejores de cada categoría.
El fin de semana fallero se ha iniciado con previsiones de hasta el 85 % de ocupación hotelera, similar al año pasado, lo que ha quedado reflejado en los miles de visitantes y turistas que inundan la ciudad, todo ello en un clima de buen tiempo y viendo cómo se aleja el riesgo de lluvia para la recta final de la fiesta.
Inmersas en este ambiente, las comisiones falleras han recibido este sábado la visita de los jurados que deben otorgar los premios en cada categoría y que son especialmente valorados en la sección de Especial, cuyos presupuestos este año oscilan entre los 95.000 euros de la falla Reino de Valencia-Duque de Calabria a los 230.000 de Convento Jerusalén-Matemático Marzal.
Precisamente en esta falla, ganadora de 2018, ya se arremolinaban los turistas y visitantes antes las nueve de la mañana, cámara o móvil en mano para inmortalizar las escenas más satíricas y críticas de su monumento "El Musical", dominado por la figura del busto de una cantante con un micrófono.
Rodeándola encontramos escenas de musicales protagonizados por políticos como Inés Arrimadas y los independentistas (la Bella y la Bestia), los expresidentes al ritmo que marca Rajoy (Grease), el rey y la reina (El rey león) o Pablo Iglesias alanceado por los romanos Rivera y Abascal (Jesucristo Superstar).
A esa hora, el jurado visitaba la falla de El Pilar, otra histórica de esta sección con el mayor número de primeros premios (16) y cuyos integrantes creen que "ya toca" ganar tras tres años en blanco.
"Quién mueve los hilos" es el lema de este monumento, encajado con la espectacularidad que dan sus 20 metros de altura y 30 figuras en una pequeña plaza de la ciudad y con un coste de 165.000 euros, donde se ironiza sobre quién mueve los hilos de la independencia, de la tradición o los de Satanás.
Pese a estar en una zona más alejada del centro neurálgico fallero, la comisión L'Antiga de Campanar también concentra público en sus alrededores, algunos alrededor de las vallas del perímetro y otros que pagan para ver el monumento desde más cerca, como en todas las de esta sección.
Su monumento fallero "Juga, juga.. y vorás" (Juega, juega y verás), que ha costado 170.000 euros, esperaba con impaciencia la llegada del jurado a las seis de la tarde, con las "expectativas" de triunfo "muy alta", según sus falleros.
En esta sección, los monumentos también hacen críticas satíricas y voraces sobre la transformación de la trama urbana de París (Na Jordana), el movimiento sufragista que revolucionó el papel de la mujer (Almirante Cadarso-Conde Altea) y la cultura que simboliza el Mediterráneo (Exposición-Micer Mascó).
Los artistas también se atreven con los sueños (Cuba-Literato Azorín), cincelan cómo nos morimos de risa, aburrimiento o amor (Sueca-Literato Azorín) y materializan la batalla diaria contra la intolerancia, la desesperanza o la corrupción (Reino de Valencia-Duque de Calabria).
Estos monumentos comparten protagonismo con la falla municipal fuera de concurso ubicada en la plaza del Ayuntamiento y que, bajo el título "El proceso creativo" y con un presupuesto de 205.000 euros, ha sido diseñada por el dúo artístico urbano PichiAvo y hecha por los artistas falleros José Latorre y Gabriel Sanz.
El monumento recrea la evolución de la creación artística desde que es ideada hasta su ejecución, y gracias a la participación colaborativa, algunas de sus piezas han sido pintadas por ciudadanos, algo que según el alcalde, Joan Ribó, "conjuga elementos clásicos con cosas muy modernas" y "busca elementos estéticos nuevos y nuevos estilos".
Entre tanta alegría, el día también ha tenido su lado negro, con la denuncia de los comerciantes del centro histórico de la presencia de orines y restos de basura de una verbena en los alrededores de la Lonja, monumento declarado Patrimonio de la Humanidad.
Una situación contra la que, según el alcalde, se está luchando pero que suele pasar en fiestas con grandes multitudes. El alcalde ha apostado por evitar latas y plásticos y usar materiales reciclados.