VALÈNCIA. Este lunes se representó un acto de conciliación. El escenario elegido fue el salón de Cristal del Ayuntamiento de València, el mismo que sirvió de decorado para la serie que Luis García Berlanga rodó para TVE sobre Blasco Ibáñez. El momento: la presentación del primer número de la nueva etapa de la revista Prometeo que ha elaborado la Casa-Museo Blasco y la publicación de Aventura veneciana, un volumen de cuentos del novelista y periodista valenciano, algunos de ellos inéditos. Los protagonistas del acto de conciliación: el alcalde de València, Joan Ribó, y el presidente de la Fundación Centro de Estudios Blasco Ibáñez, Ignacio Soler. El resultado: que el legado Blasco está más cerca de quedarse en su ciudad.
Media hora antes el alcalde había mantenido una reunión en su despacho con los representantes de la Fundación Blasco para perfilar los principales puntos sobre los que se quiere debatir en cuanto al futuro del legado, una vez vencido el convenio que existía entre la fundación y el consistorio el 31 de diciembre pasado.
El objetivo de las conversaciones, que este legado no abandone la ciudad, es una meta que Ribó ve ahora más factible, y posiblemente lo sea, pero que, como advirtió, aún tardará un tiempo en concretarse porque “no es una cuestión que se resuelva en dos días”. ¿Por qué? Porque hay voluntad por ambas partes de llegar a un acuerdo que cierre definitivamente todas las heridas y que suponga un antes y un después. Así que ahora, y a la espera del final, pidió “prudencia y paciencia”.
Lo más importante, quizás, ya está hecho. Básicamente se trata de aproximar posturas para determinar cuestiones como la relación de objetos que forman parte del legado y a quien corresponde su salvaguarda. Por eso fue muy importante el encuentro de esta misma mañana del lunes, porque se debían comenzar a acercar posturas, y se hizo.
Así lo consideraba Soler, quien en declaraciones a los medios, tras la presentación de la nueva etapa de Prometeo y del volumen de relatos, calificaba el encuentro con el alcalde de València como “muy positivo”. “Estamos buscando vías, soluciones, alternativas, que salven los obstáculos que hay. Pero los acuerdos se tienen que comunicar una vez se alcanzan. Ahora estamos en el camino”, añadió.
“Por nuestra parte estamos abiertos a encontrar una solución”, incidía Ribó. Su premisa principal, señalaba, es que “el legado de Blasco se divulgue, se potencie y se desarrolle en València”. El alcalde se mostró optimista al respecto e incluso lanzó una invocación al futuro. “Estoy seguro de que en cuanto lleguemos a un acuerdo lo podremos presentar muy orgullosos y satisfechos”, dijo.
El encuentro no soslayó el acto de presentación de la revista de la Casa-Museo Blasco Ibáñez Prometeo y del libro de Vicente Blasco Ibáñez Aventura veneciana y otros cuentos. Según explicó el director de la Casa Museo Blasco Ibáñez, Emilio Sales, “todos los relatos que aparecen en estas publicaciones proceden de diarios y revistas de la época, y algunos de ellos son inéditos”.
Así, se pueden encontrar relatos como 'Los talismanes', inspirado en una leyenda árabe y publicado por El Mercantil Valenciano en 1884; 'Aventura veneciana', que da nombre al volumen y que apareció publicado en el Almanaque de Las Provincias en 1886; 'Episodio maternal', que se pudo leer en La Ilustración ibérica en 1887; o 'La hija', que vio la luz el 31 de diciembre de 1910 en Caras y caretas.
Por su parte, la nueva etapa de la revista Prometeo, como explicó su codirector Francisco Fuster, “tiene un carácter académico, pero también está diseñada para que llegue a todos los públicos”. Entre los que colaboran en este nuevo número, el Premio Nacional Carlos Marzal o el crítico José Vicente Peiró.
El hecho de que Ribó estuviera en la presentación por deseo expreso evidencia hasta que punto el alcalde está implicado en reivindicar la memoria del escritor. Así por ejemplo recordó la importante y valiente postura adoptada por el autor valenciano en defensa de las libertades durante la I Guerra Mundial, que se plasmó en su clásico Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, la obra que le convirtió en un autor internacional.
Fue aquí cuando Ribó subrayó la importancia que desde el consistorio se daba al legado del novelista, “imprescindible para la ciudad y toda la Comunitat Valenciana”, dijo.