Cada vez son más las voces que ven a la autoridad monetaria nipona respondiendo a las sinergias generadas por sus homólogos de Estados Unidos (FED) y Europa (BCE)
MADRID. Son cada vez más las voces de analistas que ven un estímulo adicional como el próximo paso del Banco de Japón (BoJ), a la vez que también se mostraban unánimes en pronosticar que no habría cambios en la reunión que ha tenido lugar pocos días atrás. En términos generales, el mercado descuenta un alivio ante la presión ejercida sobre los cambios en política monetaria. Por tanto, el siguiente movimiento esperado del Banco de Japón responde a las sinergias generadas por sus homólogos americano y europeo.
Tal y como dijo el economista jefe del Centro de Investigación de Tokio, Hiroaki Muto, "el BOJ no puede ignorar los giros moderados de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo", en relación a los cambios en las previsiones de apreciación de sus correspondientes tipos de interés a lo largo de este mes. Muto también dijo que es probable que el BOJ se vea obligado a actuar para evitar que el yen se fortalezca a mediados del año a medida que las nubes se acumulen sobre la economía mundial. Por ende, la gran mayoría de economistas no esperan que el BOJ endurezca su política monetaria, optando más bien por retrasar las futuras fechas para los cambios previstos en sus tipos de interés.
Lo que sí que le ha quedado claro al BOJ es que tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo se lo van a tomar con mucha tranquilidad a la hora de adoptar una posición más contractiva en su política monetaria. Así lo hicieron saber hace algunos días el presidente de la FED, Jerome Powell, mediante su discurso y del BCE, Mario Draghi, a través de una nueva ronda de préstamos a los bancos y prometiendo que las tasas de interés no se moverán de sus mínimos históricos hasta 2020.
Ahora bien, si el mercado vuelve a percibir nuevos síntomas o señales por parte de los principales bancos centrales -mostrando posiciones débiles o moderadas en sus intenciones de depreciar todavía más sus tipos de interés-, el resultado podría intensificar la presión alcista sobre el yen, cosa que no quiere el presidente del BOJ Haruhiko Kuroda, el cual dijo el mes pasado que "el BOJ tendría que considerar nuevos estímulo si un yen más fuerte amenazase el camino hacia su objetivo de inflación del 2%".
Antonio Sales es analista de XTB