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crónicas por los otros / OPINIÓN

El cambio de hora

Aprender a vivir con las horas de luz solar es una de las cosas que he aprendido en mi tiempo en África. Aprovechar las energías renovables y vivir con energía solar es uno de los mejores aprendizajes que he podido adquirir. En África no hay cambio de hora.

4/11/2017 - 

Hace ahora una semana que cambiamos la hora. Una evidencia de la dependencia que tenemos a las energías creadas y una evidencia de los atrasados que estamos con respecto a la tendencia global de conseguir volver a vivir con las energías naturales, las energías que vienen del sol.

En África hay muchas horas de sol y de luz lo que hace relativamente fácil vivir con energías renovables y ecológicas. Las placas solares están más extendidas de lo que pensamos y viven en función de la luz solar.

El uso de la energía solar está muy extendido en el continente africano. Gran parte de la población porque no puede pagar un suministro eléctrico y otra gran mayoría porque está concienciada.

Vivir con la energía solar es un tema de costumbre que “allí” se puede hacer, pero que “aquí” resulta de lo más complicado porque el sistema no está preparado para ello. La solución pasaría por las placas solares, algo que encarece bastante la opción energética más sostenible, ecológica y natural. En cualquier caso allí no hay cambio de hora.

El invento de los 70

En los países menos desarrollados no ha llegado ese invento de la década de los 70. Ese invento creado por los países desarrollados y que aún persiste y es de obligado cumplimiento en toda la Unión. El cambio de hora.

Una medida que comenzó a generalizarse a partir de 1974, cuando por la primera gran crisis del petróleo, algunos gobiernos decidieron adelantar el inicio del día durante los meses de más luz para reducir el consumo de electricidad.

El cambio de hora se trata de una decisión que se adquirió en su momento para reducir costes. Una medida inventada por el hombre que va contra natura.

Llevamos una semana desde que el sábado pasado cambiamos la hora. Cada seis meses lo hacemos y nos cuesta una media de 2 o tres días en adaptarnos, a los niños y niñas y a los ancianos algo más. Una medida que podría volverse a plantear sobre todo cuando la tendencia mundial es crear nuestra propia energía.

Además no existen en la actualidad estudios que sigan defendiendo que el cambio de hora es beneficioso en algunos aspectos tal y como aseguran expertos como Bruno Sauer, profesor escuela de arquitectura y experto en sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Valencia.

Recuerdo en este asunto al científico Manuel Toharia que nunca ha sido un gran defensor tampoco de este invento de cambio de horas porque decía que lo que se ahorraba por un lado, se gastaba por otro. Y que no se puede equiparar a toda la Unión Europea donde hay países y ciudades con mucha luz y otros con menos.

La solución podría pasar por adaptar cada ciudad a su climatología y a sus horas de luz y así se podría ahorra de una manera real y no sólo intencionada. Según los expertos la tendencia es volver hacia lo natural, hacia las energías naturales y renovables. Volver a vivir con la luz y la energía natural como se suele vivir en continentes como África, lo que supone menos gastos y ser más independiente.

La tendencia sería llegar a producir lo que consumimos. Consumir energías renovables nos haría ser más independientes.

Este cambio de consumo va lento y el paso para producir la energía que se consuma no es tarea fácil sobre todo cuando prestamos atención a la cantidad de intereses económicos que hay en las grandes distribuidoras de energía.

Los grandes intereses

Anular o dejar de cambiar la hora es una decisión que se debería someter a consenso si queremos cambiar las dinámicas de dependencia creadas hasta la fecha. Pero se trata de decisiones y de una regulación a escala internacional y marcadas por las políticas de producción energética del país y por los intereses de las grandes empresas.

Existen voces que defienden y reclaman una transición energética enfocada a conseguir sociedades más autónomas. Esa autonomía es necesaria para el futuro y así el cambio de hora no sería necesario si nos adaptamos al ciclo natural y no forzar el ritmo humano.

La tendencia debería ser adaptarnos a lo natural y a las horas de sol. Y es que vivir con la luz solar tiene inmunerables ventajas para el ser humano.

Vivir con las horas de luz natural hace que empecemos el día antes y lo acabemos antes, así podemos tener más horas de sueño y que las horas de las comidas las adaptemos al horario solar. Comer y cenar antes es más saludable.

La Unión europea va en ese camino, las actuales grandes distribuidores de energía en vez de bloquear esta tendencia, se han de unir a ella y prueba de ello también es que muchas empresas que abren mercado en el continente africano están dentro del sector de energías renovables. Como asegura Sauer, en el mercado energético es complicado y ningún cambio de modelo pasa por la producción sino por la evolución.

Hay que sentarse con las grandes distribuidoras y caminar juntas. Adaptarse y no enfrentarse.

Las grandes compañías como asegura eléctricas están buscando y diseñando modelos acorde al empuje que viene desde Europa. Buscan una diversificación en sus modelos para asegurar su posición en los mercados. Se trata de una evolución y no una revolución.

Hace falta una transición energética a nivel local. Autonomías con producción energética. Es un momento difícil para apostar por las renovables pero poco a poco y a largo plazo la tendencia pasa por el camino de las renovables.

La semana que viene… ¡más!

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