VALÈNCIA. La alfombra roja que el Festival Internacional de Cine de Mar de Plata (uno de los más importantes de Argentina) ha puesto al cine español tiene acento valenciano. El certamen propone en su programación una sección no competitiva llamada España en movimiento, en el que se podrá ver una decena de películas recientes producidas en el país. De ellas, tres son valencianas: Lo carga el diablo, La casa y Valenciana.
Esta muestra representativa se completa con otros títulos como Volveréis, de Jonás Trueba; Tratamos demasiado bien a las mujeres, de Clara Bilbao; o Los Tortuga, de Belén Funés. El peso del audiovisual valenciano en la selección se suma a una serie de gestos que permite afirmar que este ha sido un gran año para los creadores y creadoras locales.
Dirigida por el cineasta Jordi Núñez, Valenciana es la evolución de la historia planteada por Jordi Casanovas en formato teatral, en el que se diseccionaban los locos años de la Ruta del Bakalao, la subida de Zaplana al poder y el traumático caso de la niñas de Alcàsser. Sucesos que siguen resonando en 2024 en la sociedad valenciana La historia sigue a tres jóvenes en busca de su lugar en una “España del progreso”, mientras enfrentan a las sombras de una época que se supone luminosa. El machismo, el abuso de poder, el miedo y la corrupción son aquello que quedaba detrás de la máscara de laca y las galas de Canal 9.
Valenciana conectó, ya desde su estreno en Cinema Jove (donde se alzó con el Premio del Público), por su acierto diseccionando las prácticas políticas y mediáticas de los noventa, revelando las contradicciones y dilemas de una València que se refleja en su pasado. La película se estrenó hace apenas unas semanas en varios cines de España.
Por su parte, La casa, de Álex Montoya, llega con un aval incontestable: es la película valenciana más taquillera de la historia y ha conseguido marcar la agenda del cine independiente español durante varios meses, primero en su estreno en cines, y ahora en su recorrido en plataformas. La adaptación del cómic de Paco Roca, protagonizada por David Verdaguer, mantiene intactos los sentimientos de la novela gráfica donde el protagonista debe enfrentarse a la venta de la casa familiar, un lugar lleno de recuerdos y significados personales.
Desde su primer pase, en el pasado Festival de Málaga, ya demostró su potencial sumando seis galardones: Biznagas de Plata al Mejor Guion, Mejor Música y Premio del público; Premio Feroz Cámara Oscura, Premio Jurado Joven y Mención Especial del Premio Signis. A partir de entonces, se ha podido en otras secciones no competitivas, pero suena sin duda como una de las posibles grandes triunfadoras de los Premios Lola Gaos, y por qué no, llegar a la carrera de los Goya.
Lo carga el diablo, dirigida por Guillermo Polo, es otra de las películas valencianas que ha despertado grandes expectativas. Se pudo ver en la Gala de Inauguración de Cinema Jove, aunque tuvo su estreno internacional en el Festival de Cine de Miami. A la espera de saber cuál será su recorrido en salas comerciales (en enero), esta road movie en la que un escritor frustrado tiene que transportar el cuerpo congelado de su hermano desde Asturias hasta Benidorm mantiene el potencial visual y narrativo kitsch y divertido de los Hermanos Polo, donde el patetismo y la excentricidad de los personajes forman el eje central de la trama. Pablo Molinero, Antonia San Juan e Isak Férriz encabezan el reparto coral.
El paso de estas tres producciones valencianas, a pesar de ser en una sección no competitiva, suponen un hito, no por sus recorridos individuales, sino por lo que suponen como sector regional. En todo caso, tal y como recordaban fuentes profesionales para un reportaje reciente en este mismo diario, esto no es casualidad, sino el fruto de una política cultural que ha ido dando sus frutos a medio-largo plazo, y con la que, en todo caso, se debe mantener una actitud autocrítica y poner en contexto con otros cines regionales mucho más establecidos.