VALENCIA (EFE). La rehabilitación integral del Colegio de Arte Mayor de la Seda ha permitido que el edificio del siglo XV que lo alberga renazca como museo para recuperar "un pedazo de la historia de Valencia en su época de esplendor" sedero y contribuir a potenciar la oferta de turismo cultural en la ciudad.
Gracias al mecenazgo de la Fundación Hortensia Herrero, que ha invertido dos millones de euros, se han dedicado 68.000 horas de trabajo en la restauración de 7.500 baldosas para el suelo del salón de la fama, rehabilitar la capilla y la fachada barroca, así como al archivo gremial histórico, el más importante de Europa, con 48 pergaminos y 660 libros, algunos de ellos incunables.
El president de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, han asistido a la inauguración, junto al presidente del Colegio, Vicente Genovés; la presidenta de la Fundación Horentensia Herrero, Hortensia Herrero; su marido, Juan Roig, y el "último velluter" (sedero), Vicente Enguídanos, entre otras personalidades.
"Con esta intervención recuperamos un pedazo de la historia de Valencia en su época de esplendor, en que era ciudad pionera en el comercio de telas, sedas y terciopelo", ha valorado Herrero, quien ha asegurado que el fin de las obras ha supuesto que se le ha "independizado" un hijo, que solo le ha "dado alegrías".
Puig y Ribó han coincidido en señalar que la rehabilitación de este edificio, en pleno centro histórico, es una "aportación indudable" para la recuperación del patrimonio de los valencianos y un "punto de referencia" para el turismo cultural, además de un ejemplo de los beneficios de la colaboración público-privada.
Genovés ha agradecido a Hortensia Herrero haber evitado "la más que previsible desaparición" del edificio y ha asegurado que la recuperación de este monumento histórico-artístico nacional desde 1981 "ha despertado la conciencia sedera" de Valencia y la "acredita más que nunca como referencia de la seda en el mundo".
"Recuperamos un símbolo de esplendor de Valencia", ha asegurado y se ha comprometido al reto de "gestionar bien" la cultura de la seda para generar riqueza "tanto espiritual como material".
El último artesano de la seda (velluter), Vicente Enguídanos, ha mostrado su "alegría" y "emoción" por una "magnífica restauración" que pensaba que a sus "48 al revés (84)" años ya no iba a vivir y ha regalado a Herrero un doble espolín (una tela de seda de especial calidad) San Felipe rojo, bordado en oro y plata, al que ha dedicado cuatro horas para cada centímetro.
El arquitecto Fernando Aranda ha asegurado que la rehabilitación ha sido "realmente una odisea" hasta la llegada de la Fundación Hortensia Herrero y ha explicado que el edificio era "complejo" con elementos artísticos y arquitectónicos, pavimentos y pinturas de "gran valor" y han realizado tanto obra nueva como reparaciones.
Como cronista de Valencia, Francisco Pérez Puche, ha ejercido de presentador del acto, en el que ha valorado la "lección de tradición e innovación" que refleja la obra y ha relatado que los gusanos de seda, origen de este material, fueron "el ganado más pequeño que aprendieron a pastorear los valencianos".
La estancia principal del colegio, el salón de la fama, tiene un fresco de San Jerónimo en el techo y un suelo de cerámica valenciana que quiere destacar la fama y representa los continentes existentes en la época con una mujer subida en sendos carros tirados por caballos (Europa), elefantes (Asia), leones (África) y caimanes (América).
La capilla está decorada con pavimento de azulejo blanco y azul en diagonal y está comunicada con una escalera de caracol gótica, que permaneció durante siglos oculta tras una pared, mientras que se ha recuperado la luminosidad de la fachada barroca, con una escultura de San Jerónimo.
El archivo histórico contiene innumerables documentos acumulados durante cinco siglos con la historia del gremio sedero, que dio empleo casi a la mitad de la población de Valencia en su época de mayor esplendor en el siglo XVIII, y que son clave para estudiar la evolución de la economía valenciana hasta finales del siglo pasado.