VALÈNCIA. La crisis provocada por la pandemia del coronavirus ha obligado a replantear la vuelta a los espacios físicos comunes y a tomar las medidas oportunas que permitan evitar, a toda costa, una propagación del virus entre la población. Unas actuaciones que también deben ser asumidas por la administración en sus áreas más concurridas, como la Ciudad Administrativa 9 d'octubre, en la que trabajan 2.400 funcionarios.
El principal complejo administrativo de la Generalitat, dependiente de la Conselleria de Hacienda y ubicado en València, se prepara para el regreso de parte del personal funcionario durante el proceso de desescalada y, una de las medidas planeadas para evitar la propagación del virus, es la de instalar cámaras termográficas que permitan controlar la temperatura de los asistentes para evitar focos de contagio.
Según apuntan fuentes de Patrimonio, estas cámaras se instalarían en el acceso de los edificios para detectar posibles casos de fiebre, un síntoma que no es determinante de coronavirus pero sí facilita una criba rápida de posibles contagiados. Una tecnología que permitiría informar al implicado, limitar su acceso al puesto de trabajo, transmitirle recomendaciones y evitar la infección de compañeros e instalaciones en el caso de ser portador. Esta medida fue expuesta este jueves en la comisión interdepartamental de Coordinación de la CA90, donde también se abordaron otras cuestiones de protección.
La idea es instalar las cámaras entre la puerta de acceso y previo al paso de los tornos. Por lo tanto, el control se haría conforme la gente fuera entrando, sin colas ni agrupaciones. Las cámaras termográficas serían monitorizadas por el Servicio de Vigilancia, no tendrían grabación alguna y permitiría limitar el acceso a la persona sospechosa de tener fiebre. También podría optarse por reforzar la información aportada por la cámara volviendo a comprobar la temperatura al afectado con un termómetro de infrarrojos, de los que el Gobierno valenciano compró 20.000 unidades.
Una medida para la que han solicitado opinión al Institut Valencià de Seguretat i Salut en el Treball (Invassat), quien ya menciona esta posibilidad en su 'Guía Técnica para la Elaboración del plan de contingencia y continuidad del trabajo durante la Covid-19'. En ésta, se menciona la posibilidad de instalar equipos de control de temperatura corporal mediante sensores sin contacto físico en centros de gran afluencia de personal.
Estas cámaras, que pueden no retener las imágenes sino simplemente ser un visor alternativo con la finalidad de detección, poseen un rango de acción entre 1,5 y 9 metros según los modelos, lo que convierte a estos sistemas de detección en la solución más adecuada para flujos de multitudes de movimiento como estaciones, aeropuertos, hospitales, fábricas u oficinas.
Cabe recordar que el complejo aglutina a una decena de organismos públicos, entre consellerias - como Economía, Agricultura, Justicia, Infraestructura o Igualdad- y otros entes de la Generalitat Valenciana, lo que supone la vuelta de un número importante de funcionarios. Según la normativa que aprobó Función Pública hace unos días, en la Fase 1 podría volver hasta el 40% de la plantilla, un porcentaje que supondría casi un millar de trabajadores.
Aunque la instalación de cámaras termográficas es una medida que está pendiente de ponerse en marcha, desde Patrimonio ya han remitido a las consellerias que se encuentran en el complejo un plan de medidas de contingencia que se llevarán a cabo en los espacios comunes mientras dure la pandemia. Entre éstas, se encuentra, por ejemplo, el cierre de la sala multiusos y la cancelación de reservas o la remisión de paquetería de índole personal.
El documento de medidas también contempla el favorecer los medios de transporte individual y sostenible, por lo que se va a proceder a instalar más parking de bicicletas y patinetes, además de dos tipos de puntos de carga destinados a bicicletas y patinetes eléctricos. Éstos estarán directamente conectados al suministro eléctrico y alimentados con placas solares.
En el acceso al edificio, se levantarán los tornos para que haya paso libre, sin esperas, ni grupos y avitando que la gente los toque. Los funcionarios tendrán que mostrar la tarjeta de torno al vigilante mientras que las visitas han de enseñar el DNI a distancia y dictar el nombre, apellidos y el número del documento. Además, se ha puesto cinta gris para marcar las distancias, además de incorporar dispensadores de gel hidroalcohólico en todos los baños y junto a los accesos.
Al personal se le propone abrir las ventanas al menos 15 minutos cada hora y se estudiará la posibilidad de programar los ascensores para dar preferencia a los usuarios con problemas de movilidad. Además, en las torres donde sea posible identificarán una escalera de subida y otra de bajada para evitar en la medida de lo posible el contacto personal.