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 ‘El papel de las Políticas Ambientales y de Bienestar Social en la lucha contra la despoblación’

El cuidado del medio ambiente, una solución para la despoblación del interior

El Consorcio Valencia Interior organiza una jornada sobre ‘El papel de las Políticas Ambientales y de Bienestar Social en la lucha contra la despoblación’ para exponer sus aportaciones a la lucha contra el cambio climático

26/02/2019 - 

VALÈNCIA. “Nos comparan con Laponia, pero Laponia tiene la población fija mientras que algunos de nuestros municipios siguen perdiendo población”. Un problema, el de la despoblación, que para Manuel Civera, presidente del Consorcio Valencia Interior y alcalde de Llíria, solo se puede solucionar con la implicación de todas las administraciones, locales, provinciales, autonómicas y nacionales. 

El Consorcio Valencia Interior está compuesto por 61 municipios de cinco comarcas del interior de la provincia, algunos de ellos con unas tasas de densidad de población de menos de 25 habitantes por kilómetro cuadrado (en las comarcas de Serranos, la Plana de Utiel, el Rincón de Ademuz y la Hoya de Buñol).  Estas cifras se sitúan muy lejos de la media de la provincia (239 h/km2);  de España, (93/km2) o de la Unión Europea (113h/km2). Por eso, incentivar la llegada de personas a estos municipios se ha convertido en una necesidad. Y desde el Consorcio consideran que ese incentivo llega de la mano del medio ambiente. “A los jóvenes les interesa mucho los temas medioambientales e innovadores. Por ello nosotros hemos apostado por esos aspectos, a través de una gestión de residuos eficaz y una planta de tratamiento modélica. Ahora es el momento de ponerlo en valor”, afirma Manuel Civera. 

Para ello ha organizado unas jornadas sobre ‘El papel de las Políticas Ambientales y de Bienestar Social en la lucha contra la despoblación’, el miércoles 27 de febrero en Marines, para exponer su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible contra el cambio climático y analizar el papel de esas políticas en la lucha contra el fenómeno de la despoblación en las zonas de interior de la provincia de Valencia. 

La pérdida de población de las zonas de interior, además de provocar un grave problema de desequilibrio socioterritorial, compromete también las cuentas públicas –encarecimiento de los costes de prestación de servicios públicos y sostenimiento de infraestructuras-, y supone una pérdida de potenciales activos de riqueza por el desaprovechamiento de recursos endógenos. “El que hayan conformado asistencia representación al mas alto nivel autonómico y nacional es una buena noticia, porque necesitamos la implicación del resto de administraciones para mitigar el problema de la despoblación y para que nos apoyen en este compromiso con el medio ambiente”. 

Además, también contarán con la presencia de expertos como Francisco Burillo, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza y promotor de Serranía Celtiberia, Lucía Martínez, del grupo GESINN de la Universitat de València, Federico Buyolo, director de la Oficina del Alto Comisionado para la Agenda 2030 o Francisco Boya, presidente de la Asociación Española de Municipios de Montaña (Es Montañas), entre otros.

Planta de valorización de Lliría

Ese compromiso se sustenta en un principio, quién contamina paga, y en una realidad, el mundo rural es quién con más rigor aplica los objetivos contra el cambio climático. Como resultado, se ha puesto en marcha la planta de valorización de Lliría, que gestiona los residuos de estos 61 municipios, que suponen el 50% de la provincia de Valencia y que generan cerca de 120.000 toneladas de residuos urbanos al año. “Son unas instalaciones modélicas, que se han puesto en marcha con la aportación de los vecinos, sin subvenciones, donde se lleva a cabo una gestión transparente y donde cada municipio paga según las toneladas de residuos que genera”, explica el presidente del Consorcio.

Unas instalaciones donde se ha conseguido valorizar y reciclar el 90% del material reciclable que reciben, “además convive perfectamente con la agricultura, no genera malos olores, el 100% del agua limpia se reutiliza y casi no generamos emisiones a la atmósfera. Con ello hemos conseguido anticiparnos a los objetivos de la Directiva europea 20-20-20 de eficiencia energética y estamos encaminándonos al objetivo de residuos cero y de energía asequible y no contaminante de la Agenda 2030”.

Objetivo, ser sumideros de carbono

Durante la jornada se analizará lo que se ha conseguido y las pautas y medidas que se pueden tomar para continuar reduciendo emisiones “y convertirnos en sumideros de carbono, es decir, una zona que absorbe y captura el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, reduciendo así su concentración en el aire. Con esta planta y una mejor gestión de nuestros bosques podemos conseguirlo y así atraer las inversiones de empresas en proyectos de compensación a nuestro territorio”. 

Manuel Civera resalta un dato. Uno de los riesgos de emisiones más importantes son los incendios forestales, ya que un incendio genera más emisiones que la actividad humana de un año. “Hay que minimizar el riesgo”. Para ello están trabajando en aprovechar el biocombustible que se obtiene de los bosques de estas comarcas. Así, se reduce la dependencia de los combustibles fósiles y se apuesta por el biocombustible, mucho más ecológico y además se consigue un ahorro económico que se puede invertir en otros proyectos. “Por ejemplo, en la planta de Lliría se tratan 20.000 toneladas de podas de jardinería. La décima parte de ese residuo podría servir para climatizar todas las instalaciones públicas de un municipio como Lliría. Estamos estudiando como aprovecharlo y el dinero que genere el ahorro se invertiría en empleo verde para la gestión de los bosques”.

Además de la planta de Lliría, desde los municipios que conforman el Consorcio se está apostando por la innovación en medio ambiente. Sobre todo para dotar a las localidades más pequeñas de herramientas para dimensionar bien y reducir las principales emisiones fósiles, así como para gestionar con los recursos a su alcance y hacer una labor de concienciación para que cambien los hábitos ciudadanos. “Pero acompañado de esa apuesta tiene que mejorar los servicios y las políticas de bienestar, con una red de asistencia adecuada, reducir la brecha tecnología… y ese es el segundo eje de las jornadas, las políticas de bienestar social”, apunta Manuel Civera.

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