VALÈNCIA. El cierre de inscripciones para participar en las primarias para elegir al próximo líder del PPCV concluyó este viernes por la tarde con un registro sensiblemente inferior al proceso de 2017 en el que Isabel Bonig salió reelegida como presidenta regional.
Así, y pese a que en esta ocasión existen dos candidatos proclamados para la cita -Bonig llegó en solitario-, las personas apuntadas solo alcanzan la cifra de 7.680, mil menos que en el proceso anteriormente citado. Una evidencia que manifiesta la dificultad, pese a la implicación de los candidatos y el aparato de regularizar la situación de los afiliados que, recordemos, deben de estar con los pagos actualizados -25 euros anuales- para participar en la votación.
Es más, estos datos indican que más de un tercio de los simpatizantes que avalaron a Mazón -casi 12.000 firmas- no se han animado a ponerse al corriente de sus obligaciones para depositar su voto en las urnas por el candidato.
Por otro lado, la cifra sigue mostrando las vergüenzas de un PP que presumía de tener hasta 150.000 afiliados en sus épocas de gobierno. Tras cuatro años y dos procesos de primarias, la cordura invita a que la formación popular realice un proceso de reflexión realista para dar un paso al frente que aclare cuántos militantes reales tiene en la Comunitat Valenciana, aunque estos no lleguen a la mitad de los en torno a 18.000 con los que cuenta el PSPV-PSOE.
Al margen de esta cuestión, la victoria del favorito Carlos Mazón no parece correr ningún peligro, puesto que su opositor, el alcalde de Ayora, José Vicente Anaya, entregó en su día 235 avales y, según distintas fuentes del partido, estaría respaldado por alrededor de 800 inscritos. Algo más de un 10% de apoyos que no daría lugar a la sorpresa salvo un tremendo grueso de voto oculto.
Pese a todo, los ánimos del partido están tensos. Una carta enviada por Anaya a todos los afiliados ha generado un fuerte malestar entre los círculos de Carlos Mazón, María José Catalá y Vicente Mompó y lo que supone quemar los pocos puentes que quedaban para la integración.
También en la propia dirección nacional, adonde ha llegado el escrito remitido el mismo día que se conocía el número de inscritos para la votación. En él expresa lo que ha afirmado durante los últimos días en declaraciones a los medios de comunicación –incluyendo Valencia Plaza–: "El aparato del partido no se ha mantenido neutro. Sobre todo, en la provincia de Valencia. Este es un proceso en el que todo el mundo debería de haber sido libre para poder avalar al candidato que considerara oportuno. No jugamos con las mismas cartas y la igualdad de oportunidades es un pilar sobre el que se sustenta el proyecto de mi partido, el nuestro. Sin libertad no se entiende el PPCV".
Anaya explica que se presenta para liderar a los populares valencianos "respaldado por centenares de afiliados anónimos, de base, de los que sienten la pasión de la política desde el más profundo sentimiento altruista, del que no depende de un puesto político para ganarse la vida". Durante la primera fase, recuerda, recogieron los avales necesarios "sin pruebas de fuerza, solo con la bandera del PP y la Comunitat Valenciana". "Hablando, no reclamando. Mirando a los ojos. Escuchando para aprender, no pidiendo. Ilusionando, no advirtiendo. Sumando, sin restar ni dividir", añade.
"Me hubiera gustado que tú, como afiliado de base, hubieras tenido la oportunidad de poder avalar a quien hubieras considerado. Algunos así lo habéis hecho, pero os puedo asegurar que muchos otros no han podido hacerlo. Nunca pedí privilegios, pero tampoco desprecio por parte de algunas personas", señala, mientras asegura que sigue adelante con su candidatura hasta la votación del día 4 de junio.