VALÈNCIA. El ex responsable económico del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) Juan Carlos Lledó declaró este jueves, a petición propia, como investigado en el caso IVAM. Concretamente Lledó está imputado dentro de la pieza separada que investiga la compra de esculturas, presuntamente falsas, del escultor Gerardo Rueda con dinero público.
Durante su declaración, Juan Carlos Lledó explicó que no tenía competencias en la compra de obras y que la autorización para el pago "lo dieron Consuelo Císcar (imputada) y Amparo Martí", de administración. Martí no está investigada en esta causa, de hecho, ni tan solo ha prestado declaración como testigo.
Lledó dijo que "las obras las compraba Císcar", exdirectora del museo valenciano, y que él es licenciado en Derecho y no tiene ningún conocimiento artístico, por lo que cuando se adquiría una obra "no podía comprobar si lo que el museo compraba era lo que realmente se había pedido". Preguntado por quién era la persona o personas que realizaban dicha comprobación, señaló que era la Dirección Técnica Artística la encargada de comprobar que todo estaba correcto.
De hecho, a este respecto explicó que las facturas "venían con el OK de la Dirección Técnica", y matizó que su trabajo consistía en comprobar que la factura era buena y había presupuesto para pagarla, que después otro autorizaba ese pago.
Obras fabricadas tras la muerte del escultor
La acusación de esta pieza separada se centra en el hijo del escultor y la exdirectora del museo valenciano Consuelo Císcar. Las instructoras se basan en un informe de la Abogacía de la Generalitat y un perito en el que se aseguraba que las obras eran falsas porque se habían fabricado varios años después de la muerte del escultor.
Sin embargo, el exdirector del museo Reina Sofia y afamado crítico de arte Tomás Llorens declaró como testigo en el juzgado de Instrucción número 21 de València y aseveró que "el valor y la autenticidad de una obra de arte se basa en la idea original y en los derechos de autor de la misma" y, por tanto, el hecho de que el hijo de Rueda, José Luis Rueda, realizara esculturas después del fallecimiento de su padre con los moldes y dibujos originales no supone que las esculturas sean falsas.
Para exponer dicha afirmación hizo hincapié en que "hay que descartar la palabra 'original' porque todas son auténticas, aunque no sean las originales". Y sobre el precio al que fueron vendidas, que el informe pericial decía que estaba muy por encima del precio real al ser copias, Llorens manifestó que "al ser auténticas, el precio de cada escultura lo marca el mercado".
"A sabiendas"
Sin embargo, y por el momento, la jueza cree que de acuerdo a los argumentos de la Abogacía de la Generalitat, Consuelo Ciscar, con la "concomitancia" de Lledó destinaron "a sabiendas" caudales públicos a adquirir obras de arte falsas haciéndolas pasar por originales de su padre, el autor Gerardo Rueda -fallecido en 1996-, y produciendo así una desviación de los fondos presupuestarios hacia el patrimonio de José Luis Rueda.
De ese modo, el IVAM habría adquirido obras de arte no originales como si lo fueran, enriqueciendo a José Luis Rueda. Entre 2004 y 2006 el museo compró mediante dos contratos mixtos de compraventa y donación una serie de obras cuyo supuesto autor era el escultor desaparecido.
En los dos contratos se condicionó la donación de determinadas esculturas a la adquisición onerosa de otras. Por consiguiente, el IVAM pagó un total de 2.944.325 euros, más 512.524 que costó que la Fundición CAPA manufacturara gran parte de las obras que, bien habían sido donadas, bien habían sido vendidas al museo por el heredero. De este modo las arcas públicas pagaron por obras supuestamente atribuidas a Gerardo Rueda el montante total de 3.456.876 euros.
A esta cantidad, según la Abogacía, hay que sumar los 719.987,80 euros que se pagaron para promocionar las obras y con el objeto de blanquearlas a través de varias actividades y exposiciones.
En un auto de mayo de 2018 de fijación de fianza, la jueza encargada del caso recordaba los correos e informes policiales que obran en la causa y que apuntan a que las obras que vendió el hijo adoptivo de Gerardo rueda "no pueden ser consideradas originales". Agregaba que "existen fundados motivos para pensar que José Luis Rueda creó nuevas obras de arte a nombre de Gerardo Rueda tras su fallecimiento, reproduciendo obras del mismo con otros materiales y de mayores dimensiones, todo ello a través de la Fundación CAPA, que fueron transmitidas al IVAM como si fueran originales y de la autoría de su padre".