El futuro de Sona la Dipu, en el aire

VALÈNCIA. El futuro de Sona la Dipu está sobre la mesa. El proyecto musical impulsado por la Diputación de València podría no continuar celebrándose tal y como lo conocemos. Actualmente la administración tiene bajo lupa el certamen, según ha podido saber este diario, que desde hace meses está en el ojo del huracán tras la denuncia pública de distintos grupos por impagos. Tras más de una década celebrándose, el proyecto dirigido por Quique Borrás está actualmente en stand-by a la espera de que la Diputación tome una decisión sobre el futuro del mismo, una decisión que llegará más pronto que tarde, admiten fuentes oficiales a Culturplaza. Si bien, confirman que se cumplirá con todos los compromisos adquiridos hasta el momento, mientras en los despachos de la Diputación se estudian distintas opciones para concretar la viabilidad que tiene Sona la Dipu en el futuro próximo. Sobre la mesa están todas las opciones.

Por lo pronto, los preparativos de cara a la próxima edición están más bien congelados y no se han adquirido nuevos compromisos, a pesar de que, de acuerdo con el calendario habitual que manejan, la nueva convocatoria debería estar al caer. Por estas fechas el pasado año la administración provincial ya había publicitado algunas de las novedades del certamen y la maquinaría estaba en marcha para la celebración de los conciertos. Los plazos previstos, en cualquier caso, no se cumplieron finalmente, una edición con un retraso excepcional que llevó a concentrar los recitales en un mes, entre finales de agosto y septiembre. En cualquier caso, ha sido el mes de mayo, históricamente, el preferido para iniciar el ciclo de conciertos de Sona la Dipu, que en otras ocasiones ha celebrado los primeros recitales en junio o el mismo mes de abril. 

Hace algunas semanas semanas el director del certamen, Quique Borrás, expresaba sobre los trabajos de cara a la próxima edición: "Estamos trabajando pero no sé cuáles serán los plazos este año”. Este diario ha intentado contactar con Borrás sin éxito. Con todo, la Diputación tiene sobre la mesa un certamen que está revisando de manera activa, una marca que se había convertido en uno de los pilares culturales de la administración provincial (a pesar de que está gestionado por el área de Juventud y no Cultura) y que ahora está en entredicho.    

Esta revisión del certamen se da tras un año complicado para el certamen. Numerosas bandas se unieron para crear la plataforma Debe la Dipu con el objetivo de denunciar los impagos de la administración. Tras distintos encuentros rascaron la promesa por la que se pondrían al día de los pagos, un compromiso que calmó los ánimos tras calificar los grupos de “pesadilla” la experiencia. Sin embargo, cumplido el plazo acordado (este mismo mes) y con pagos todavía pendientes, la plataforma emitió un nuevo comunicado en el que atacaba duramente al festival. “Dejadez, falsedad y chapucería son las palabras más suaves que se nos ocurren desde aquí pues ahora mismo las bandas se sienten totalmente engañadas y menospreciadas”, rezaba el texto. A pesar de que apuntaban a “algunas inexactitudes” en el texto, desde el certamen admitían el retraso y no ponían nueva fecha para solventar la cuestión. 

El frente de las bandas de música tuvo, además, efectos colaterales. El propio jurado del certamen, tras la polémica suscitada, emitió con comunicado en el que demandaban un pronta solución, texto en el que aseguraban que “por respeto a las bandas participantes” continuarían ejerciendo su papel. De igual forma, las impulsoras del Truenorrayo Fest decidieron desvincularse de Sona la Dipu, “debido a la falta de transparencia y saber hacer por parte del concurso y la institución”.