VALÈNCIA. Este 2019 ha sido uno de los más prodigiosos del cine de animación hecho en España. Acostumbrados a tener en los Goya una categoría a Mejor Película de Animación con una sola (o ninguna) producción competitiva, este año dos producciones han roto la baraja: Buñuel en el laberinto de las tortugas y Klaus. Los dos films han destacado más allá de las fronteras nacionales, y la segunda, ha llegado hasta el penúltimo peldaño: está nominada a Mejor Película de Animación en los premios Oscar, que se celebrarán el próximo 10 de febrero.
La categoría de los premios más mediáticos del cine a nivel mundial ha quedado especialmente plural este año. Toy Story 4 es la gran favorita y la nominación más "normativa", Cómo entrenar a tu dragón 3 es la culminación de una exitosa saga, Mr. Link. El origen perdido
es la nueva producción de Laika, un estudio reconocido por su particular técnica de animación en stop motion, y ¿Dónde está mi cuerpo? y Klaus son dos excepciones que han tirado al suelo todas las quinielas. Frozen 2, que era una de las favoritas para ganar, no ha entrado en el grupo de las nominadas finalmente. También se quedó fuera Buñuel en el laberinto de las tortugas, a pesar de gozar de un gran reconocimiento entre la crítica y recoger varios premios como el de Mejor Película de Animación Europea.
Klaus está producida por SPA Studios, un estudio de animación con sede en Madrid. Y entre todas las personas que han participado en este film de Sergio Pablos, también hay una huella valenciana: la de Ximo Romero, que ejerció como Associate Editor, una especie de segundo de a bordo en el departamento de montaje del film, crucial para armar la narrativa del proyecto. "En animación los procesos son diferentes, y un editor tiene que estar presente casi desde la preproducción hasta el final", comenta el montador.
La película cuenta la historia de Jesper un cartero (más de herencia que de vocación), que a modo de remedio contra su pereza, le envía cubrir el puesto de cartero en el pueblo aislado de Smeerensburg, un lugar que vive del enfrentamiento continuo de dos familias y sin ningún interés por enviar cartas. Para salir de ahí necesita sellar miles de correspondencias, y mientras intenta hacerlo lo más rápido posible, Jesper se encuentra con nuevas amistades y amores que le cambiarán la vida. Una de ellas, un ermitaño con un almacén gigante con juguetes llamado Klaus.
La experiencia en animación de Ximo Romero en realidad no cuenta con un gran número de films. En realidad, cuenta él que siempre ha sido "un hombre de tele", aunque en esa reinvención a la que se vieron forzados muchos profesionales tras el cierre de RTVV, el valenciano acabó dentro del equipo de Animal Crackers de Jaime Maestro. Entró en el mundo del cine de animación y Klaus ha sido un segundo paso que suena a paso de gigante.
La oportunidad laboral le llegó ya hace algún año, con su mujer embarazada, y tuvo que dejarlo todo para alquilar un piso en Lavapiés y estar durante un año y medio ejerciendo su papel en la película. La experiencia no ha podido ser más gratificante, y aunque el film tenía el apoyo de un gigante como es Netflix, la realidad ha superado todas las expectativas. Compite con cuatro gigantes y una rareza, y se sitúa en medio de ellas: Klaus es una película comercial y navideña pero que no cae en el A-B-C del cine de animación de los grandes estudios. El próximo 10 de febrero se decidirá por cuál de los tres caminos han optado seguir los y las académicas.
Por qué Klaus merece estar nominada (y, tal vez, ganar el premio)
Ya que Ximo Romero atiende a la llamada de Culturplaza para explicar su participación en el film, cabe preguntarle algunas cuestiones que rodean a la película. Por ejemplo, por qué cree que Klaus ha conseguido llegar donde ahora se encuentra. "La película es comercial y navideña, pero no tiene la ñoñería de otras muchas. Nadie había contado la historia así, y eso que el personaje de Santa Claus está muy manido", opina.
También destaca el trabajo del departamento de diseño de arte, y el hecho de que Klaus esté hecho con una técnica diferente a la habitual. En realidad, el film se construye en 2D, como antaño, aunque varias técnicas han añadido volumen a los personajes, creando una sensación híbrida entre las dos técnicas. Una de las responsables de llevar esto a cabo ha sido la artista de Benicàssim Raquel Villanueva, que ha estado encargándose de la iluminación del film durante diez meses. La oportunidad le llegó mientras estudiaba Concept art en la Escola Joso de Barcelona.
La tercera pata es el propio mensaje del film: "te sientas en el cine esperando encontrarte otra película navideña sobre Santa Claus, y de repente te encuentras la historia de un cartero y de la amistad con ese hombre que no cumple los clichés de siempre. En realidad, es una buddy-movie con un mensaje muy potente: un acto de bondad siempre lleva a otro".